Hacia las siete de la noche del 3 de julio de 2018, Ana María Cortés terminaba una reunión de interés comunal en una cafetería cercana a la notaría de Cáseres, en Antioquia, cuando dos encapuchados en moto le dispararon frente al pueblo. Ella es uno de los casi 500 líderes sociales asesinados desde enero de 2016 hasta agosto de este año. A menos de dos años de firmarse la paz con las FARC, Colombia atraviesa una matanza récord de defensores de derechos humanos en la que ni siquiera se tiene una cifra oficial que abarque la tragedia.
La líder de 46 años era reconocida en la región del Bajo Cauca Antioquieño por su trabajo en defensa de los desplazados de Hidroituango, la hidroeléctrica que casi ocasiona una catástrofe por el desbordamiento del río Cauca. Pocos meses antes de su asesinato había asumido la coordinación política de Colombia Humana, fue entonces cuando empezó a recibir amenazas de paramilitares y hostigamientos de la Fuerza Pública.
De esa forma describen la ilustración de Ana María Cortés en 'Postales para la Memoria', una iniciativa social que busca recopilar las historias de los activistas asesinados a través de sus retratos pintados y escritos. La idea surgió, precisamente, la semana de su muerte, en la que también perecieron los líderes Luis Barrios Machado, en Atlántico, y Santa Felicinda Santamaría, en Chocó. Una situación que se ha repetido todo el año.
"Veíamos impotentes cómo se recrudecían las amenazas y asesinatos contra líderes sociales sin que se les brindara la protección debida, y sus muertes quedaban impunes. Queríamos que sus rostros y luchas no quedaran en el olvido, y decidimos usar las postales como un vehículo de comunicación para capturar sus historias y visibilizarlas en todo el mundo", contó a Infobae John Sanabria, uno de los cinco gestores del proyecto que nació en Medellín.
Para ello, abrieron una convocatoria pública en toda Colombia para que ilustradores y redactores voluntarios diseñaran las postales y sus pasajes, como una forma de vincular a la ciudadanía en lo que consideran un exterminio, y crear conciencia para presionar a las autoridades por soluciones. "Sus vidas hacen parte de las nuestras, y sus muertes nos alejan de la paz en la que estamos todos esperanzados", expresó Sanabria.
Sin embargo, se encontraron con un obstáculo. No existe información de muchos de los defensores de derechos humanos asesinados, en algunos casos ni siquiera existen fotografías. De hecho, uno de los mayores problemas de esta situación es que ni siquiera hay una cifra definitiva de cuántos homicidios contra líderes se han perpetrado. El Gobierno, organizaciones sociales y entidades internacionales difieren en la cantidad.
El pasado 9 de septiembre, Día Nacional de los Derechos Humanos, la Defensoría del Pueblo entregó un informe en el que revela que de enero de 2016 al 22 de agosto de 2018 han sido asesinados 343 líderes sociales. En el último año (de marzo de 2017 a junio de 2018), iban 155. La ONU, por su parte, registró del 1 de enero al 1 de septiembre de 2018, 53 homicidios y 57 más que están en proceso de verificación.
Pero el panorama que da el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) es mucho peor. De acuerdo a sus estudios, la tasa de homicidios registrada en el primer semestre de 2018 es de un líder cada 35 horas; es decir, se registraron 123 muertes los primeros meses de este año. Un crecimiento desalentador si se tiene en cuenta que en 2002 el total de asesinatos fue de tres. La estadística aumenta en 2016 con 116, y en 2017 con 191.
Es decir que, según Indepaz, de 2016 a junio de 2018 se han presentado 430 asesinatos de líderes y defensores de derechos humanos en Colombia. "Han pasado casi tres meses desde entonces, podemos llegar pronto a los 500. Y no existe información de muchos. Entonces, pedimos a los ilustradores usar su creatividad para darle rostro a estos líderes mediante el contexto de sus territorios y del trabajo por el que peleaban", explicó Sanabria.
Las postales, con todo y esas dificultades, ya han viajado por el mundo. El 7 de agosto de este año, el movimiento político Colombia Humana del senador de oposición Gustavo Petro, convocó a una manifestación masiva en todo el país al tiempo que se realizaba la posesión del nuevo presidente Iván Duque, con el fin de llamar la atención del Gobierno sobre la sistematización de los homicidios contra líderes.
A esta convocatoria, que sucedió a la 'velatón' en la que cientos de personas se reunieron en las principales plazas de distintas ciudades del país para rechazar los homicidios, se unieron colombianos en el exterior. En embajadas de Buenos Aires, Nueva York, Manchester, Madrid, Australia, entre otros, los ciudadanos imprimieron postales para que el mundo conozca la situación de los líderes del país.
Causas
Luego de que el ex ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, afirmara que las muertes de líderes sociales se deben a "peleas de vecinos, líos de faldas y por rentas ilícitas", el nuevo director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Pablo Elías González, finalmente reconoció la grave situación de indefensión y ataques constantes que sufren estos activistas comunitarios.
"El país presenta una situación crítica por un ataque sistemático de bandas criminales, de organizaciones al margen de la ley, que desarrollan una política de exterminio", expresó. Y reveló que la UNP tiene más de 9.000 solicitudes en trámite.
El indudable crecimiento de estos homicidios coincide con la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC y el Gobierno. Esto se explica -según los expertos- porque la desmovilización de la guerrilla implicó que las estructuras criminales del país se reorganizaran para captar el control de los espacios abandonados por los farianos.
"Desde la firma de Acuerdo de Paz a la fecha, en Colombia cada cuatro días asesinan a un líder social (…) Los tres perfiles que concentran casi el 60 por ciento de la victimización son: líderes de restitución de tierras, líderes que querían participar en política y líderes que denuncian las necesidades de sus juntas comunales, y que protestan contra economías ilegales", expuso Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación.
Es decir, las muertes de los líderes tienen que ver con sus trabajos en contra de las intimidaciones y negocios ilegales de las organizaciones armadas. La Fundación Somos Defensores identificó varias motivaciones para perpetrar los homicidios: disputas de tierras (que normalmente están ubicadas en zonas de cultivos ilícitos), nuevos escenarios de participación política, explotación minera y de recursos naturales y tráfico de estupefacientes.
De hecho, la Defensoría del Pueblo reveló que el 70% de estos asesinatos se concentran en 8 departamentos: Cauca, Antioquia, Nariño, Norte de Santander, Valle del Cauca, Chocó, Córdoba y Putumayo; en los cuales se libran batallas entre grupos armados por el control del negocio del narcotráfico, y donde se encuentran la mayoría de hectáreas de cultivos ilícitos.
La mayoría de los líderes asesinados "están dedicados a labores de defensa del territorio en procesos de restitución de tierras y de retornos, a la promoción de derechos humanos, promoción del respeto del agua, y en especial a un tema: previniendo el reclutamiento de parte de ELN y de las Autodefensas Gaitanistas y del Clan del Golfo", describe la Defensoría en su investigación.
Como también lo explicó la ONU: "A ese vacío que dejó la desmovilización de las FARC, se le suma la falta de una presencia estatal integral y demoras en la implementación del Acuerdo, que permitieron el ingreso de grupos ilegales a las zonas, los cuales buscaban asumir el control de las economías ilegales aún existentes, provocando un aumento de la violencia".
La ex mandataria chilena Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, denunció la semana pasada que Colombia es el país de Latinoamérica con el mayor número de asesinatos de líderes sociales.
Así las cosas, la iniciativa de 'Postales para la memoria' busca darle mayor visibilidad a la tragedia, de forma que pongan "un grano de arena" para seguir la presión internacional que termine con el reforzamiento de las medidas casi inexistentes del Estado. Para eso, esperan hacer alianzas para realizar exposiciones en colegios y universidades, y en eventos fuera en otros países donde ya han empezado. E imprimir las postales para que sean divulgadas más fácilmente.
"Queremos compartir sus historias en lugares masivos, que afuera conozcan la situación que existe y que esa visibilidad sirva para que se tomen las medidas correctas para evitar más muertes. Estamos capitalizando toda la atención que se pueda", concluye Sanabria.
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