Así se rehabilitan animales rescatados del tráfico ilegal en el primer hospital público para fauna silvestre

En Boyacá, 574 especies han podido recuperar sus hábitos naturales para regresar al lugar del que en algún momento fueron raptadas para vivir en casas y fincas. Así se combate el tráfico de fauna, uno de los negocios más lucrativos del mundo

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Un nasua fue rehabilitado durante año y medio, luego de ser rescatado de una finca donde era maltratado físicamente, y la próxima semana serpa liberado en su medio silvestre.
Un nasua fue rehabilitado durante año y medio, luego de ser rescatado de una finca donde era maltratado físicamente, y la próxima semana serpa liberado en su medio silvestre.

Después de año y medio de un arduo proceso de recuperación, una nasua (coatí) aprendió otra vez a ser un animal salvaje. Tras sufrir maltratos en una finca, espera la salida a su medio natural la próxima semana, mientras deja a 40 especies más en el que fue su hogar ese tiempo: el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR), algo así como un hospital público para animales rescatados del tráfico. Con ella, serán 575 liberados desde 2011.

Atendiendo una llamada anónima, la autoridad ambiental de Boyacá realizó una inspección de control en una vivienda de una de las zonas rurales del departamento, donde denunciaron maltrato animal. Encontraron atada a un árbol a la nasua, en medio de un campo. Las cadenas en sus patas habían pasado ahí el suficiente tiempo para dejar su piel sin pelo, y los músculos corroídos al punto de que sus huesos ya estaban expuestos.

Tras una valoración química, física y biológica, los especialistas del CAVR la encontraron baja de peso y sin los nutrientes que requiere su especie; además de las heridas obvias de sus patas y otras partes del cuerpo. Pudieron determinar que duró mínimo un año en cautiverio, tiempo en el que lograron domesticarla como a un perro. "Pedía que le hicieran cosquillas en la barriga y le daban la comida en la boca", contó a Infobae el biólogo Mauricio Otálora, coordinador del centro.

El CAVR nació luego del rescate de dos crías de osos de anteojos (animal en vía de extinción) a quienes bautizaron como Mamapacha y Garabato, que fueron abandonadas por su madre que fue obligada a huir por la persecución de cazadores. (Fotos cortesía CAVR)
El CAVR nació luego del rescate de dos crías de osos de anteojos (animal en vía de extinción) a quienes bautizaron como Mamapacha y Garabato, que fueron abandonadas por su madre que fue obligada a huir por la persecución de cazadores. (Fotos cortesía CAVR)

El proceso no fue nada fácil. Debió estar unas semanas en cuarentena para comprobar que no padeciera una enfermedad que pudiera contagiar a los otros inquilinos del resguardo, mientras se iba curando de sus heridas físicas. Luego, los especialistas debieron enseñarle a comer los alimentos de su dieta natural, que aborrecía al principio. Fue necesario obligarla a ingerirlos triturados, con el fin de que se adaptara a su sabor.

Solo después de seis meses cumplieron el cometido, aun pedía la comida, pero se alimentaba con sus propias garras. Lo siguiente fue enseñarle que esas garras eran para cavar la tierra para encontrar los gusanos que comía, o para abrir las frutas que debía buscar en los árboles. Además, la ejercitaron para recuperar la fuerza de sus músculos.

"No sabía escalar un árbol. Pero después de muchos meses de trabajo constante e individual, de un equipo solo a su cargo, aprendió a conseguir su propio alimento que nosotros ubicábamos para tal fin. Esa fue la mayor evolución, porque ya no dependía de los humanos. Ahí estuvimos seguros que iba a poder ser liberada en su medio silvestre", afirma Otálora. Pero también tuvieron que acondicionar su tendencia de huida a las personas, como es lo natural en los animales salvajes.

La nasua logró rehabilitar todo el potencial de sus características propias, y la próxima semana será liberada en una selva tropical. Como esta especie, muchas otras decomisadas, rescatadas o entregadas voluntariamente han podido sobrevivir gracias a los servicios que brinda la CAVR, institución adscrita a la Corporación Autónoma Regional de Chivor (Corpochivor).

Desde su creación en 2011, se han logrado rehabilitar y liberar a 574 especies.
Desde su creación en 2011, se han logrado rehabilitar y liberar a 574 especies.

De esta forma intentan contrarrestar los efectos del tráfico de fauna, el tercer negocio más lucrativo del mundo. En Colombia el año pasado fueron incautadas 23.605 especies de la venta ilegal, y en 2016 se decomisó un promedio de 195 por día; según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

"El 80% de los animales que llegan al Centro han sido víctimas de su venta ilegal y están en cautiverio. La tenencia de animales salvajes en las casas tiene importantes implicaciones tanto para el ecosistema, en donde cada especie tiene un papel importante para el sostenimiento del mismo, como para las mismas personas por la exposición a enfermedades zoonóticas y el riesgo por su instinto agresivo", advirtió el biólogo.

Pero también llegan animales que ellos mismos rescatan con trampas, y otros que han sufrido accidentes donde han sido atropellados por autos, atacados por otras especies o agredidos por las mismas personas. Estos últimos, usualmente, se encuentran en estado crítico. "Unos se salvan, con otros no tenemos tanta suerte", dijo Otálora. A todos se les hace la valoración para determinar qué tipo de tratamiento necesitan y la duración que requerirá.

El Centro cuenta con la primera jaula de vuelo en el país para rehabilitar aves que pierden su capacidad de desplazamiento con las alas. Tiene seis metros de alto por 40 de largo.
El Centro cuenta con la primera jaula de vuelo en el país para rehabilitar aves que pierden su capacidad de desplazamiento con las alas. Tiene seis metros de alto por 40 de largo.

Así, pueden recibir atención de un equipo de zootecnistas, veterinarios, biólogos y hasta de vigilancia privada. Dependiendo de cada caso, sus procedimientos pueden incluir intervenciones quirúrgicas, cría y manejo de neonatos y huérfanos, dietas especializadas, activación de la capacidad de caza, potencialización de características propias (como el vuelo en las aves) y acondicionan su tendencia de huida al ser humano.

"Han llegado animales de distintas zonas de Colombia, pero nuestro enfoque es en la fauna altoandina, andina y páramo. Hemos atendido hasta especies en vía de extensión como el oso andino, la tortuga morrocoy, el periquito aliamarillo y el venado cola blanca. Y nos hemos especialidad en aves, que son las más traficadas. Contamos con la primera jaula de vuelo en el país para rehabilitarlas, que tiene seis metros de alto por 40 de largo. Allí recuperan capacidades de libre locomoción con el espacio suficiente", explicó Otálora.

En este momento hay 40 animales en el CAVR, pero solo 15 cumplieron las condiciones para entrar en un tratamiento de rehabilitación, que son dos venados, un águila, diez tipos de pájaros, una pava de monte y un periquito. Pese a los cuidados y a los esfuerzos del equipo de expertos, el tiempo de cautiverio y las secuelas que deja hacen que, lastimosamente, no todas las especies sean aptas para regresar a su medio natural. En 2017, de 210 atendidas solo 70 pudieron ser liberadas, aunque es una cifra importante, ecológicamente hablando.

El 80% de los animales que llegan al CAVR fueron víctimas de tráfico ilegal.
El 80% de los animales que llegan al CAVR fueron víctimas de tráfico ilegal.

"Los mamíferos se caracterizan por tener un cerebro más desarrollado, usualmente pueden volver al medio silvestre después de una recuperación de uno o dos años. Las aves duran entre uno y cuatro meses en rehabilitación, pero el 60% de ellas no logra regresar a su hábitat. Los reptiles como tortugas y culebras, que son las que venden, son las más fáciles porque persiguen muy bien sus instintos, en máximo uno o dos meses son soltadas", expuso el biólogo.

Los animales que no se recuperan son dispuestos en zoológicos nacionales, e incluso algunos de otros países. Y como último recurso son donados a 'tenedores de fauna silvestre', que son personas naturales que se certifican para cuidar y mantener a las especies en lugares y condiciones adecuadas. Por ejemplo, hay fincas abiertas al público como El Solar de Mao, en Galapa, que tiene como objetivo generar conciencia en los niños para la conservación de la naturaleza.

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