El caso que tiene como protagonista a Liliana Campos Puello, alias La Madame, parece no tener fin en Colombia. Es que, con el correr de las horas, se conocieron más detalles acerca del accionar de esta mujer acusada por la Policía de liderar una red que sometió a abusos sexuales a más de 250 víctimas, entre ellas niñas y adolescentes.
Una jueza le dictó la prisión preventiva a Campos, de 42 años, por los delitos de trata de personas, concierto para delinquir e inducción a la prostitución.
Para la Fiscalía colombiana, entre esos delitos que se le imputan, el más grave es el de la trata de personas. Según los investigadores, La Madame hacía de las mujeres una mercancía y estas debían "atender los deseos sexuales de los turistas que llegaban a Cartagena".
La Fiscalía, tras una investigación de seis meses, vinculó a cinco extranjeros con la operación Vesta I, que descubrió la red de proxenetismo que funcionaba en esa ciudad colombiana.
Estas personas (dos estadounidenses, un argentino, un alemán y un israelí) ya tienen circular azul de Interpol a fin de que respondan ante la Justicia por los delitos de explotación sexual a menores de 14 años.
El periódico El Heraldo publicó unos videos en los que se observa a cuatro ciudadanos extranjeros ubicando a las menores de edad.
El primero de ellos es el alemán Thomas Daniel Dominique, quien camina cerca de una plaza y ubica a una joven, que sería la menor de edad, y con una mirada le señala que se acerque. Ella camina a su encuentro y se van hacia uno de los hoteles cerca del lugar.
En otro video aparece en escena el argentino Marcos Gabriel Franco, quien ubica a la misma menor que el alemán y camina hacia un hotel. En las imágenes se ve que un grupo de personas se acerca a la pareja y él trata de despistar con el celular en sus manos mientras que sostienen una charla. Tras el acuerdo con la menor vuelven a caminar rumbo al hotel.
La tercera imagen registra al estadounidense Michael Edward Fanale saliendo del hotel y, para no despertar sospechas, envía primero a quien sería la menor de edad. Una vez que abandonan el lugar, Falane la alcanza y conversan por una de las calles del centro histórico de la ciudad.
El último video muestra al también norteamericano Griffin Terrance Wayne, quien circula por la plaza buscando a alguien. En cuanto logra dar con unas menores, dialogan rápidamente y caminan por la calle de la ciudad. Él va adelante y unas pequeñas lo siguen.
Por su parte, de acuerdo a lo que informó El Heraldo, también está con circular azul el ciudadano israelí Moosh Ben Mush Assi, quien a pesar de haber sido expulsado el pasado 24 de noviembre del país, es solicitado por la Justicia colombiana. Según las autoridades, es propietario de hoteles donde se adelantaban fiestas para ciudadanos israelíes, en las que había venta de drogas e inducción a la prostitución con la presunta presencia de menores.
Liliana Campos Puello era la cabeza de una red de proxenetismo, la más grande de Colombia, que tenía dos inmuebles como centros de operaciones en la ciudad caribeña; y donde las mujeres, muchas de ellas menores de edad, eran vigiladas con cámaras de seguridad.
Durante la audiencia del principios de agosto, la Fiscalía expuso cómo operaba La Madame. "Buscaba mujeres en las zonas o barrios vulnerables de la ciudad para ser trasladadas en yates a la zona insular de Cartagena, donde asistían a fiestas en donde se consumía alcohol y drogas", expresó.
Además, a través de los catálogos que ofrecía, contactaba a personas en los Estados Unidos para fiestas en las Bahamas y otros destinos en el Caribe insular.
Por otra parte, durante la audiencia, se reveló que David Campos, esposo de La Madame, también era parte de la red proxenetismo, al igual que otro extranjero, cuya nacionalidad se desconoce, que servía como traductor, y dos hombres que, entre otras labores, servían como capitanes de yates en las fiestas sexuales.
La Fiscalía presentó más de 70 mil audios interceptados en los que se prueban cómo operaba la red. En estos, por ejemplo,"La Madame le explicaba a las mujeres cómo debían comportarse cuando ingresaran a otro país. Y si alguna de las prostitutas tenía algún problema jurídico en el extranjero, la organización delictiva era tan sofisticada que contaba con abogados en Miami, Panamá y México.
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