Un grupo de científicos del Instituto Humboldt descubrió una nueva especie de rana que tiene un canto parecido al sonido que hacen las cabras, y es endémica del valle medio del río Magdalena, donde aparece solo en temporadas de lluvia. Este anfibio de tonos café rojizos y manchas irregulares tiene los huesos de color verde.
Lo que se ha conocido de la nueva rana de hábitos nocturnos es que permanece en microhábitats de vegetación arbustiva aledaña a aguas estancadas, como pequeñas lagunas naturales y acumulaciones acuáticas artificiales. Y, para fortuna de la ciencia, es resiliente a los cambios ambientales, por lo que se encuentra en abundancia.
Sin embargo, su distribución geográfica se asocia a áreas conservadas y de alta humedad. Sus renacuajos, de hecho, viven en zonas de fondo fangoso y vegetación emergente. Según el Instituto, la rana Scinax caprarius no se había visto antes porque permanece escondida.
"Las ranas controlan plagas, sirven de alimento a serpientes, murciélagos, primates, comadrejas, arañas, tarántulas o aves, son potenciales portadoras de cura para enfermedades humanas, gracias a los químicos presentes en su piel, y las primeras indicadoras de que algo va mal en un ecosistema", detalle el comunicado del Instituto Humboldt.
Asimismo, advierten que el incremento de especies no nativas, la degradación de los bosques, la pérdida de fauna acuática, la transformación en el uso de la tierra y la contaminación de aguas naturales tienen en amenaza a la diversidad anfibia con la que cuenta Colombia.
En el país unas 277 especies de anfibios son catalogadas con algún grado de amenaza, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). De esas, 56 están en peligro crítico de extinción.
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