A Jesús Santrich nadie lo conocía antes del inicio de las negociaciones entre el Gobierno y las FARC por el fin de la guerra. Pero hoy está en boca del mundo entero por ser el protagonista de la mayor crisis que ha enfrentado el acuerdo de paz desde su firma. El ex comandante de la desaparecida guerrilla que estaba en la puerta de ingreso al Congreso de la República, se enfrenta ahora a una solicitud de extradición por narcotráfico. El escándalo ha revelado la contradicción en su vida personal que pocos conocían.
En el centro de los Montes de María, una de las zonas más azotadas por la violencia de los más de 50 años de conflicto armado, nació Seusis Pausivas Hernández Solarte, su nombre real. Más exactamente en la pequeña población de Toluviejo, en el departamento de Sucre, el 30 de julio de 1966. Pertenece a una familia numerosa de ocho hermanos, como era típico en aquellos tiempos en zonas del Caribe colombiano. Allá, entre el campo y el mar, se crió bajo una estricta educación de filósofos.
Los padres de Hernández Solarte fueron unos reconocidos docentes de secundaria y universitarios, ambos filósofos. El título para la época, donde pocos podían acceder a la educación y menos en un pueblito periférico, era un honor y digno de respeto. Su padre era un admirador del mundo griego, por eso los dos primeros nombres del exguerrillero, Seusis Pausivas, hacen referencia a dos pintores griegos del siglo IV a.C. Y su madre le enseñó a leer a Gabriel García Márquez, el único nobel de literatura colombiano.
El resto de su familia también eran docentes o artistas. Y le enseñaron idiomas desde muy pequeño, al igual que la historia latinoamericana. Todo parecía indicar que estaba naciendo un gran pensador, filósofo, docente o las tres cosas a la vez. Pero en cambio, de todo ese ambiente crítico surgió un guerrillero, que bajo las armas y la intimidación decía querer cambiar al mundo.
Desde que estudiaba en la escuela -primero en Pasto, luego en Sincelejo y por último en Barranquilla-, Hernández Solarte estuvo vinculado a organizaciones comunistas. Y fue en la universidad donde finalmente forjó su ideología y su destino. Estudió, a la vez, Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad del Atlántico. Luego realizó una especialización en Historia.
Durante este periodo universitario perteneció a la Juventud y al Partido Comunista. Alcanzó a ser profesor y personero del municipio de Colosó, Sucre. Más tarde integró la Unión Patriótica, un partido político de izquierda, fundado en 1985 por varios grupos guerrilleros que se adhirieron a la ley, entre ellos el ELN y las FARC. Pero tras la matanza de todos los líderes de este partido, los grupos volvieron a la insurgencia. Y ahí fue cuando nació Jesús Santrich.
A los 21 años, Seusis Pausivas ingresó al Frente 19 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- con el alias de Jesús Santrich, que él mismo escogió. Quiso hacer honor a la memoria de un amigo homónimo que fue asesinado en 1990 en extrañas circunstancia por detectives del DAS, en una taberna que quedaba al frente de la Universidad del Atlántico, en Barranquilla.
"Yo decidí vincularme a las FARC porque creí que era el pensamiento más coherente, más consecuente. La afinidad entre el Partido Comunista y las FARC, la afinidad ideológica, también me condujo a vincularme en sus filas", ha dicho Santrich. Lo que obvia de esa alianza es que por muchas décadas la insurgencia quiso imponer su pensamiento a punta de balas; primero al Estado y después a quien se interpusiera, así fuera sin razón, así fueran civiles a los que decían defender.
Su formación humanista y teórica lo fueron posicionando al mando del Bloque Caribe de las FARC, que militaba en la Sierra Nevada de Santa Marta, los Montes de María y el departamento de Córdoba. Hasta llegó a escribir el libro 'Diez Relatos Tayronas', sobre los pueblos indígenas de la zona. Pero también perteneció a frentes que controlaban la Serranía de Pirijá, al nororiente del país; aunque fue en el primero en el que desató la polémica.
En 2010, el entonces presidente Álvaro Uribe denunció que el Bloque Caribe se protegía en territorio venezolano bajo el amparo del gobierno de Hugo Chávez. Las declaraciones desataron la crisis diplomática entre Colombia y Venezuela. Y la protección a las FARC continuó con la administración de Nicolás Maduro, a quien hoy también se le acusa de apoyar a otros grupos armados como el ELN.
En las filas de la guerrilla, Santrich era el encargado de las comunicaciones; es decir, de la propaganda de la ideología que las FARC quería expandir. Para lo que utilizó una red clandestina de emisoras llamada Cadena Radial Bolivariana Voz de la Resistencia, que solo se escuchaba en las zonas donde hacían parte para reclutar más militantes. Y por la educación que recibió desde niño, que le permitía un conocimiento en temas internacionales más amplio que el resto, sirvió para mover a las FARC en el mundo, especialmente en Europa.
En las filas de la guerrilla, Santrich era el encargado de las comunicaciones, es decir, de la propaganda de la ideología que las FARC quería expandir
Durante todo este periodo de tiempo, a Santrich se le fue desarrollando una enfermedad degenerativa y genética conocida como síndrome de Leber, que le comenzó en la infancia; y que poco a poco lo dejó ciego. Así que los colombianos lo conocieron con gafas negras y un pañuelo palestino con el que siempre anda, cuando lo nombraron delegado de las FARC en la mesa de negociación de La Habana.
Negociando la paz y un cargamento de droga al mis tiempo
Jesús Santrich supo hacerse notar, aunque no siempre de la mejor manera. En medio de la revelación de las reuniones secretas que precedieron las negociaciones, en octubre de 2012 en Oslo (Noruega), le preguntaron si las FARC estarían dispuestas a reparar a las víctimas, a lo que contestó con un irónico canto de "Quizás, quizás, quizás", la canción popular cubana del compositor Osvaldo Farrés.
Pronto se convirtió en pieza clave del proceso, pues redactó junto al representante del Gobierno, Sergio Jaramillo, los acuerdos de paz. Pero siempre estuvo metido en polémicas. De hecho, lo bautizaron como el "rebelde" del equipo fariano, uno de los más radicales e intransigentes. Una vez, su propio grupo casi lo saca de la delegación, pero intercedió por Él su amigo Iván Márquez.
En todo este tiempo ha salido con comentarios fuera de lugar, como el que hizo al referirse al reclutamiento de menores por las FARC. "No hay menores reclutados, los hay en situación de protección. Y no los entregaremos para que sean judicializados", tuiteó. Hasta que este lunes 9 de abril fue detenido, a petición de Estados Unidos, acusado de negociar el envío de 10 toneladas de cocaína a Miami después de la firma del acuerdo de paz.
A sus 52 años, Seusis Pausivas Hernández Solarte iba a ser congresista entre 2018 y 2022 por las 10 curules especiales de paz que se definieron en el acuerdo para el naciente partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC). Por eso, el beneficio de amnistía está en veremos. Las autoridades investigan un video de noviembre de 2017 en el que Santrich se reúne con miembros del mexicano Cartel de Sinaloa para negociar con cocaína, y en la que estuvo un infiltrado de la DEA.
De comprobarse que habría delinquido luego del desarme, Santrich correría la misma suerte que su amigo Simón Trinidad, también ex comandante de las FARC, que fue enviado a Estados Unidos para cumplir condena por narcotráfico. Podría pagar desde 10 años de prisión hasta cadena perpetua. Y mientras la ex guerrilla alega que todo es un montaje de desprestigio, el presidente Juan Manuel Santos afirma que si las pruebas son ciertas irá a la cárcel.
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