Después de casi 40 años, un pueblo dejó de ser rehén de las FARC y regresará a las urnas

El grupo armado no permitía que ningún candidato visitara la zona rural de Toribío en campaña y controlaba las mesas de votación

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Así quedó una zona de Toribío tras un ataque de las FARC en 2011
Así quedó una zona de Toribío tras un ataque de las FARC en 2011

En los tiempos en los que la guerrilla de las FARC mantenía el poder en Toribío, al norte de Cauca, ningún candidato podía pisar esta zona rural del país para presentar sus propuestas. Los terroristas controlaban, además, las mesas de votación y el acto legislativo de la comunidad estaba sujeto a sus exigencias. Pero este domingo 11 de marzo, el pueblo llegará a las urnas para elegir el próximo Congreso de la República sin la presión de los hombres armados, después de casi 40 años. 

La vida política de Toribío se vivía según la ideología fariana, impuesta por los insurgentes que mantenían el control sobre la zona, contó a El Colombiano el ex gobernador indígena del municipio, Luis Alfredo Muelas. Allí las FARC perpetraron más de 600 ataques desde 1979 y hasta 2016, con el cese final del fuego que el grupo convino con el Gobierno nacional, en los diálogos de La Habana.

El líder de las FARC Rodrigo Londoño, alias Timochenko, no será candidato a la presidencia (Reuters)
El líder de las FARC Rodrigo Londoño, alias Timochenko, no será candidato a la presidencia (Reuters)

Una de las más crueles fue la Masacre de Tacueyó, corregimiento de Toribío, perpetrada entre noviembre de 1985 y enero de 1986. Los guerrilleros Hernando Pizarro Leongómez y José Fedor Rey del Comando Ricardo Franco Frente-Sur de las FARC asesinaron a 164 miembros de su propio grupo, acusándolos de ser infiltrados e informantes del Ejército y de la CIA. La mayoría de las víctimas eran campesinos, menores de edad y universitarios reclutados por ellos mismos.

Para sorpresa de los habitantes de Toribío, desde el año pasado un desfile de candidatos ha recorrido el pueblo para darse a conocer, a lo que ya no estaban acostumbrados. Las vallas publicitarias inundan sus calles con diferentes ideologías y partidos; desde cristianos, indígenas y afros, hasta los tradicionales.

Pero pese a las mejoras, el riesgo sigue latente. Aunque la seguridad está preparada para recibir en más de 53 mesas de votación a 17.329 personas habilitadas, la Misión de Observación Electoral (MOE) señaló a Toribío con riesgo medio alto de fraude electoral.

"Desde hace tres años aquí no ha habido hostigamientos, ni enfrentamientos, pero en los municipios cercanos como Caloto y Caldono hay presencia del ELN y de la disidencia de las FARC, por ahora la Guardia Indígena ha respondido. Esperamos que no pase a mayores", dijo a El Colombiano el alcalde Alcibiades Uscue Musicue.

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