El caso de la muerte del comerciante Jhonny Alonso Orjuela Pardo, socio mayoritario de la reconocida cadena Surtifruver de la Sabana, ha resultado toda una novela. En principio se pensó que era una extorsión, después se supo que la ex esposa y un socio de la víctima estaban implicados. Pero ahora nuevas declaraciones de la Fiscalía señalarían que el homicidio sería un crimen pasional.
La noche del 20 de octubre de 2016, Orjuela, de 45 años, acudió a una cita en la autopista Norte con calle 178 en Bogotá, que había concertado con una mujer llamada Sofi Bogotá y con la que tendría un amorío virtual. Al llegar al desolado lugar dos sicarios le dispararon tres veces, acabando con su vida al instante.
Los primeros indicios apuntaron a una extorsión de las FARC, ya que la víctima presuntamente había sido testaferro del extinto grupo guerrillero. Luego, la investigación dio un giro cuando la Fiscalía señaló a Berta Cecilia Rueda Bossa, ex esposa de Orjuela, de ser la autora intelectual del crimen.
El ente acusador encontró que el arma homicida era propiedad de la víctima. Orjuela tenía una pistola nueve milímetros y un revólver calibre 38. Este último había desaparecido de su casa, según revelaron en su momento unos primos del comerciante. Todo señalaba a un terrible plan para lucrarse de las ganancias del negocio, que con más de 15 puntos en la ciudad, genera dividendos por cerca de 100.000 millones anuales de pesos.
Finalmente, Berta Rueda, de 51 años, fue capturada cuando otro sospechoso del caso la delató. Se trata de Mauricio Parra Rodríguez, quien tuvo nexos con las FARC e, incluso, había sido condenado a 16 años por traficar con droga.
En 2015 los sospechosos entablaron una relación sentimental, cuando la mujer ya había roto lazos matrimoniales con Orjuela. Posteriormente, Parra y Orjuela se asociaron con un cultivo de arándanos, que finalmente no resultó rentable. La relación comercial se terminó luego de que la víctima notara anomalías en las cuentas.
Parra testificó y aceptó su implicación en el crimen, pero luego se retractó. Y denunció por extorsión a su testigo clave, Francisco Bahamón, un desmovilizado de las FARC.
Bahamón acusó a Parra de pagarle 20 millones de pesos por asesinar a Orjuela. Y este, a su vez, denunció a Bahamón por exigirle 500 millones de pesos para no enredarlo en el proceso penal.
Pero esta semana entraron a la historia otros sospechosos que cambiarían toda el relato anterior.
Familiares y amigos de Orjuela han declarado que este era un "mujeriego empedernido". La última amante que conocieron sus allegados resultó estar casada con un millonario esmeraldero muy peligroso, según indicó Semana.
La noche en que el comerciante murió había pasado cinco horas con esa mujer. Ella misma lo confesó a la Fiscalía. Familiares de Orjuela contaron recientemente al ente acusador que el esposo de la mujer le había encontrado fotos comprometedoras y por eso se dejaron de ver.
Además, los forenses determinaron que Orjuela recibió tres disparos: uno en la cabeza, otro en el pecho y otro en el pene. Este último, típico de los crímenes pasionales. Aún no se sabe quién oprimió el gatillo. Así que el caso que se creía resuelto, apenas comienza.
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