En el lecho marino frente a las costas de Cartagena hay un barco con un tesoro que podría superar los 10.000 millones de dólares y que espera ser rescatado. Es el galeón San José, hundido hace 308 años por corsarios ingleses. El Gobierno colombiano anunció en 2015 su hallazgo, pero mantenía en secreto su ubicación. Hasta hoy.
Infobae tuvo acceso exclusivo a las coordenadas del que sería uno de los mayores descubrimientos de tesoros sumergidos en el mundo, y detrás del cual se mantiene viva una dura batalla jurídica internacional. España y una compañía de exploración estadounidense también se disputan el llamado "santo grial de los naufragios".
76º 00' 20'' W 10º 13' 33'' N son las coordenadas en las que el Gobierno encontró los restos de la embarcación de bandera española, con el apoyo de la prestigiosa firma privada Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), que trabajó también en el descubrimiento del Titanic.
Con vehículos no tripulados y cámaras de alta resolución submarina detectaron en noviembre de 2015 cañones, maderos y otros objetos en una anomalía en ese punto, a 600 metros de profundidad, a 50 kilómetros de las playas de la ciudad amurallada.
Se puede ver claramente la forma del barco, e incluso el cañonazo que sufrió en su base inferior.
La ubicación está, sin embargo, en la misma zona de las coordenadas que ya había denunciado 30 años antes la firma Sea Search Armada. En 1982 señaló que "los objetivos principales, en grueso e interés se encuentran ligeramente al oeste del meridiano 76'', y están apenas centrados alrededor del Objetivo A y sus partes asistentes, que están localizadas en la vecindad inmediata de 76º 00' 20'' W 10º 10' 19'' N", describe en un reporte que fue acreditado por la Dirección General Marítima.
La firma mantiene un embargo sobre cualquier extracción, aunque el presidente Santos niega que hubieran encontrado el San José en el lugar que esta notificó.
La distancia entre los dos puntos es de unas 3,24 millas náuticas. Sea Search afirma que el Gobierno se basó en sus coordenadas para hacer su propia búsqueda, y que era "inevitable que en su vecindad inmediata se tropezaran con el mismo galeón".
Su historia
Desde su construcción en 1668, la historia del galeón San José estuvo marcada por batallas internacionales por la riqueza.
Era una embarcación de 64 cañones. La acompañaba una flota de 20 naves. Se convirtió en la tumba de unos 600 tripulantes españoles. Solo 10 sobrevivieron al embate de cuatro navíos ingleses. Lo interceptaron el 8 de junio de 1708, cuando viajaba de Cartagena a Cuba, cerca de las Islas del Rosario.
Por los manifiestos de embarque en el Archivo de Indias de Sevilla, se sabe que había cargado en Panamá unas 200 toneladas de oro, plata y piedras preciosas de los antiguos virreinatos de Nueva Granada y Perú.
Su destino era Felipe V, del Imperio de España. Libraba entonces la guerra de sucesión y necesitaba con apremio los recursos. Llevaba seis años sin recibir nada de las colonias. Los ingleses lo sabían, y se organizaron para atacar las rutas españolas.
Los 10.000 millones de dólares que se calcula lleva en sus tripas el San José equivaldrían a unos 30 billones de pesos, monto cercano al valor de la deuda externa colombiana. Según el Ministerio de Cultura, el tesoro está guardado en unas especies de cajas fuertes dentro del casco. Venía cargado de baúles sellados de remesas que enviaban los colonos. Expertos estiman que contiene, además, unos 10 millones de objetos de valor arqueológico y cultural, de los navegantes y la estructura del galeón.
Su leyenda
Era el regalo que Florentino Ariza anhelaba darle a Fermina Daza en El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez. Tanto que se propuso aprender a nadar para rescatar sus tesoros, y que ella pudiera bañarse en oro. En sus cartas, le contó a su enamorada que vio el galeón en el fondo, acostado entre corales, con letras de oro en la popa y tentáculos de un pulpo saliendo por los cañones.
El nobel de Literatura colombiano contó así su hundimiento, en esa novela:
"El viernes 8 de junio de 1708 a las cuatro de la tarde, el galeón San José que acababa de zarpar para Cádiz con un cargamento de piedras y metales preciosos por medio millón de millones de pesos de la época, fue hundido por una escuadra inglesa frente a la entrada del puerto, y dos siglos largos después no había sido aún rescatado. Aquella fortuna yacente en fondos de corales, con el cadáver del comandante flotando de medio lado en el puesto de mando, solía ser evocada por los historiadores como el emblema de la ciudad ahogada en los recuerdos…"
La disputa actual
"Estamos ante un galeón descubierto en 1982, y vuelto a descubrir, con trampa, en 2015", dice Danilo Devis, abogado y representante de Sea Search Armada.
En un viejo acuerdo, la firma tenía derechos exclusivos para la exploración y un 50% sobre lo extraído. La Corte Suprema falló a su favor en un litigio en 2007, y le reconoció ese porcentaje sobre lo que sea clasificado como tesoro.
Sin embargo, el Gobierno se sostiene en que encontró el galeón específicamente en otro punto. Sea Search argumenta que las limitaciones técnicas de la época no permitían más precisión, por lo que la ley autorizaba hallazgos por aproximación.
"Esa distancia mínima entre ambas coordenadas pone en evidencia la farsa del descubrimiento de 2015, el cual se realiza a partir de las coordenadas denunciadas en 1982, que fueron entregadas por SSA al Gobierno bajo un compromiso de confidencialidad que no se respetó", señala Devis.
El presidente Santos ha alegado que el galeón "es un patrimonio de los colombianos, para los colombianos". La ley 1675 de 2013 definió que todo patrimonio cultural sumergido es propiedad de la Nación.
Santos anunció que pondría en marcha una asociación público-privada para su rescate, una labor que supone una inversión multimillonaria. No obstante, hasta el momento el Gobierno no ha revelado detalles del proceso.
La idea es exhibir los restos en un museo.
Si bien el San José está en aguas colombianas, otro actor en la disputa es España. Este país ha venido reclamando como suyos los naufragios de los galeones que llevaban su bandera en todo el mundo.
Incluso Perú y Panamá han mostrado interés en aspirar a una parte del tesoro. Si es que sigue allí abajo.
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