Daniel Santiago Diosa conoce muy bien cuales son sus prioridades en la vida. El niño pasaba por una polvorienta cancha de fútbol en Bogotá (Colombia) cuando se topó con un periodista que hacía el reporte mañanero para un programa de la televisión local.
El reportero hablaba con el panel cuando Daniel, de ocho años, se posó en la parte de atrás del encuadre y comenzó a mover los brazos y a bailar de forma graciosa.
En el estudio los periodistas encontraron la escena graciosa y le advirtieron al reportero, quien se volteó y llamó al niño para hacerle una entrevista.
Diego Heredia, el periodista, le pidió a Daniel que subiera sobre un neumático para comenzar una conversación con él y el panel que se encontraba en el estudio.
Ahí comenzó el breve intercambio. Daniel dijo su nombre y contó que se dirigía al colegio, al que señaló con su dedo para mostrar el lugar donde quedaba.
Entonces el periodista le preguntó si iba tarde y Daniel dijo: "¿Qué hora es?". "Las 6:25", respondió Heredia. "¡Voy tarde!", exclamó Daniel y, sin darle tiempo al periodista de reaccionar, huyó del lugar a toda velocidad, mientras el panel en el estudio estallaba de risa.
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