El espacio que rodea a la Tierra está siendo monitoreado en forma permanente por satélites y telescopios terrestres que buscan objetos que puedan implicar un riesgo ante una posible colisión. Y a este equipo de buscadores se sumó recientemente el poderoso Telescopio Espacial James Webb (JWST).
Esta semana, un equipo de astrónomos utilizó imágenes de archivo del JWST para identificar 138 nuevos asteroides en el cinturón principal entre Marte y Júpiter, muchos de ellos de tamaño reducido. Este hallazgo no solo redefine el conocimiento sobre esta región del Sistema Solar, sino que también alerta sobre la posibilidad de que algunos de estos cuerpos puedan acercarse a la Tierra.
Entre los asteroides detectados, 6 presentan trayectorias alteradas por influencias gravitacionales, lo que los coloca en posibles órbitas cercanas a nuestro planeta. Los resultados de este análisis, liderado por científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), fueron publicados en una versión preliminar en la revista Nature.
Los asteroides identificados por el James Webb tienen tamaños que varían desde el de un micro hasta el de varios estadios de fútbol, en definitiva, mucho más pequeños que el asteroide que causó la extinción de los dinosaurios. Sin embargo, representan una amenaza significativa debido a su frecuencia de impacto.
“Pensábamos que solo detectaríamos unos pocos objetos nuevos, pero hemos descubierto muchos más de lo esperado, especialmente los pequeños”, señaló Julien de Wit, profesor asociado de ciencias planetarias en el MIT, en un comunicado.
Aunque los “decámetros” chocan con la Tierra con una frecuencia 10.000 veces mayor que los asteroides más grandes, su detección temprana sigue siendo un desafío. Esto se debe a que su tamaño reducido y su rápido movimiento dificultan su localización en las observaciones convencionales. A pesar de esto, su impacto puede ser devastador, como se evidenció en 2013 con el asteroide que explotó sobre Cheliábinsk, Rusia, liberando 30 veces más energía que la bomba atómica detonada en Hiroshima.
El avance en esta investigación se debe a un método computacionalmente intensivo desarrollado por el equipo del MIT. Este enfoque implicó analizar cerca de 93 horas de imágenes del sistema TRAPPIST-1, un conjunto de exoplanetas ubicado a unos 40 años luz de distancia, con la intención de detectar objetos débiles y de rápido movimiento como los asteroides.
“Estamos entrando en un espacio totalmente nuevo e inexplorado gracias a las tecnologías modernas. Es un buen ejemplo de lo que podemos hacer como campo cuando analizamos los datos de forma diferente; a veces hay grandes recompensas, y esta es una de ellas”, afirmó Artem Burdanov, científico investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias del MIT y autor principal del estudio.
El método emplea potentes unidades de procesamiento gráfico (GPU) para realizar búsquedas exhaustivas en todas las direcciones posibles, lo que permite identificar asteroides en movimiento en el fondo de las imágenes. Posteriormente, las imágenes se apilan para confirmar la presencia de los asteroides.
La investigación marca un avance significativo en la astronomía y la ciencia planetaria, abriendo la posibilidad de rastrear con mayor precisión asteroides pequeños que podrían tener un impacto local devastador. Este hallazgo también destaca la importancia de reutilizar datos archivados y aplicar enfoques innovadores para revelar información previamente inexplorada.
Con este descubrimiento, los astrónomos esperan mejorar los modelos de comportamiento y distribución de asteroides pequeños en el sistema solar, así como evaluar los riesgos asociados con su posible impacto en la Tierra. A medida que se analicen más datos del JWST, es probable que se identifiquen otros asteroides similares y se obtenga una comprensión más completa de estos pequeños pero importantes habitantes del sistema solar.
Los investigadores concluyen que este trabajo es un paso relevante para aprovechar la tecnología moderna en la detección temprana de asteroides y en la mejora de las estrategias de defensa planetaria. “Estamos investigando un nuevo régimen de población”, resumió de Wit.
El telescopio James Webb está demostrando ser una herramienta eficaz para detectar estos cuerpos celestes, gracias a sus avanzados sensores infrarrojos. A diferencia de los telescopios que se basan en la tenue luz solar reflejada por los asteroides, el JWST capta las emisiones térmicas de estos objetos, que son mucho más brillantes.
Los asteroides recién descubiertos son restos de colisiones de rocas espaciales más grandes, de hasta un kilómetro de tamaño. Su estudio no solo amplía el conocimiento sobre el cinturón principal de asteroides, sino que también puede contribuir al desarrollo de estrategias para monitorear y mitigar amenazas potenciales a la Tierra.
Cómo es el programa de detección de objetos peligrosos
La NASA lidera el Programa de Observaciones de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés), una iniciativa clave en la defensa planetaria. Este programa se dedica a la detección, seguimiento y caracterización de asteroides y cometas que se aproximan a nuestro planeta. Utilizando una red global de observatorios, los científicos calculan con precisión las órbitas de estos objetos para evaluar posibles riesgos de impacto.
Una de las herramientas más avanzadas en este esfuerzo es el telescopio espacial NEO Surveyor, diseñado para acelerar la identificación de asteroides y cometas potencialmente peligrosos. Este telescopio infrarrojo permitirá descubrir y caracterizar la mayoría de los objetos cercanos a la Tierra que se encuentran a menos de 480 millones de kilómetros de la órbita terrestre.
Además, la NASA desarrolló aplicaciones como “Eyes on Asteroids”, una herramienta de visualización en 3D que permite al público explorar en tiempo real los asteroides, cometas y naves espaciales que orbitan cerca de la Tierra. Esta aplicación web es accesible desde dispositivos móviles y computadoras, ofreciendo una interfaz interactiva para conocer más sobre estos objetos celestes.
La detección temprana y el seguimiento preciso de los objetos cercanos a la Tierra son fundamentales para mitigar posibles amenazas. Gracias a estos programas y herramientas, la NASA continúa fortaleciendo la seguridad de nuestro planeta frente a posibles impactos de asteroides y cometas.
El poderoso James Webb en la astronomía moderna
El telescopio espacial James Webb se consolidó en los últimos dos años como una herramienta revolucionaria en la astronomía moderna. Gracias a su capacidad para observar el universo en longitudes de onda infrarrojas, el JWST ha permitido detectar objetos y fenómenos previamente invisibles para otros telescopios. Su sensibilidad excepcional y resolución sin precedentes han ampliado la comprensión de eventos cósmicos como la formación de galaxias, el ciclo de vida de las estrellas y la composición de exoplanetas lejanos.
Una de las contribuciones más destacadas del JWST es su capacidad para estudiar los orígenes del universo. Observando las primeras galaxias formadas después del Big Bang, este telescopio ya brindó detalles sobre la evolución cósmica en sus etapas más tempranas.
Además, su capacidad para captar emisiones térmicas débiles fue crucial en el descubrimiento de asteroides pequeños, demostrando su versatilidad para abordar tanto preguntas fundamentales de la cosmología como aspectos prácticos, como la detección de objetos cercanos a la Tierra.
El James Webb también ha transformado la búsqueda de vida fuera del sistema solar. Al analizar las atmósferas de exoplanetas, el JWST puede identificar moléculas clave como agua, dióxido de carbono y metano, esenciales para la habitabilidad.
Estos avances no solo potencian la investigación científica, sino que también abren nuevas preguntas sobre el lugar del ser humano en el cosmos. En definitiva, el JWST está marcando una nueva era en la astronomía, redefiniendo los límites de lo que es posible explorar y comprender sobre el universo.