A cuatro décadas de que el mundo conociera los primeros casos de SIDA, la lucha contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) sigue siendo una urgencia de salud pública. Desde 1980, los avances científicos lograron que la enfermedad pueda convertirse en crónica y no en sinónimo de muerte para quienes acceden al tratamiento médico de forma temprana.
Aun así, el desafío de terminar con la pandemia de sida antes de 2030 está lejos. En América Latina, el número de infecciones por VIH creció 9% entre 2010 y 2023, con 120.000 nuevos casos el último año.
En el Día Mundial de respuesta al VIH/Sida, afortunadamente, también hay cifras alentadoras: si bien se detectan más diagnósticos, cayó la mortalidad por el virus.
Los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) muestran que las muertes relacionadas con el VIH disminuyeron 28% en América Latina entre 2010 y 2023, mientras que en el Caribe la reducción de la mortalidad fue del 57% y los nuevos casos bajaron 22%.
Según la AIDS Healthcare Foundation (AHF), el acceso al tratamiento sigue siendo uno de los principales obstáculos, ya que aproximadamente una de cada cuatro personas que viven con VIH no tiene acceso a las terapias que podrían salvarles la vida.
Luisa Cabal, directora regional del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) señaló esta semana: “Latinoamérica es una de las tres regiones a nivel mundial que presenta un aumento en las nuevas infecciones”. En contraste, a nivel global los nuevos casos se redujeron 36 % desde 2010.
La experta postuló que la estigmatización hace que muchas personas no acudan a realizarse los testeos y, cuando lo hacen, ya tienen VIH avanzado: “Una gran barrera es el estigma y la discriminación, un virus de odio que impide esa conexión con los servicios médicos”, describió.
“Conozco el sentimiento de vergüenza. Mientras el VIH se considere una enfermedad para los otros, no para la llamada ‘gente decente’, no se vencerá al sida. La ciencia, la medicina y la tecnología pueden ser el qué para acabar con el sida, pero la inclusión, la empatía y la compasión son el cómo”, sintetizó para el informe de Onusida el cantante británico Elton John, quien declaró públicamente que aunque él no contrajo VIH, vio morir a muchos de sus amigos más queridos por la infección.
Un tercio de los casos de VIH se detectan en etapas avanzadas
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que la epidemia de VIH en la región afecta desproporcionadamente a ciertos grupos de la población, como los hombres que tienen sexo con hombres, las mujeres transgénero y las trabajadoras sexuales, quienes representan cerca de la mitad de las nuevas infecciones en América Latina y el Caribe, según estimaciones de 2021.
Cerca de 4 millones de personas viven con VIH en América, de las cuales 2,7 millones residen en América Latina y el Caribe. La OPS señala que, a pesar de los avances en el tratamiento, como la cobertura de tratamiento antirretroviral del 73% en América Latina y del 70% en el Caribe, aún persisten desafíos.
Aproximadamente un 12% de las personas con VIH en la región desconocen su diagnóstico, y un tercio de los casos se diagnostican en etapas avanzadas de la enfermedad.
En Argentina, según datos propios recopilados por AHF Argentina en su Centro Comunitario de Salud Sexual en Buenos Aires, los diagnósticos de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) aumentaron 51,5% entre enero y septiembre de 2024, con respecto al mismo período de 2023.
El VIH/Sida es una de las más de 30 enfermedades transmisibles y condiciones relacionadas que la OPS busca eliminar para 2030, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unid
Acceder al tratamiento y terminar con el estigma
“El acceso al tratamiento no es solo una solución individual; es un pilar de la salud pública que evita nuevas transmisiones y mejora la calidad de vida de las personas afectadas. Por eso es necesario contar con un presupuesto que permita garantizar los recursos en todo el país y políticas públicas para la prevención del VIH y las ITS”, expresó el doctor Miguel Pedrola, Director Científico para Latinoamérica y el Caribe de AHF.
Además, el estigma y la discriminación continúan siendo las principales barreras en la lucha contra el VIH, especialmente en regiones como América Latina y el Caribe, donde muchas personas aún desconocen que tienen VIH o enfrentan dificultades para acceder a los tratamientos.
La doctora Patricia Campos, jefa de la oficina de AHF para América Latina y el Caribe, destacó que “el estigma sigue siendo un desafío en nuestra región, y muchas personas aún enfrentan barreras para acceder al tratamiento”. Por ello, las políticas públicas inclusivas y las campañas informativas son esenciales para garantizar que todos tengan acceso a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.
AHF América Latina y el Caribe ofrece servicios gratuitos de pruebas rápidas y acceso a tratamiento en sus más de 120 centros de atención en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Guatemala, Haití, Jamaica, México, República Dominicana, Panamá y Perú.
Cómo avanza el VIH
Casi 40 millones de personas viven con el VIH en el mundo, y 9,3 millones aún no tienen acceso a un tratamiento que podría salvarles la vida. En 2023, 630.000 personas murieron de enfermedades relacionadas con el sida, y además, en al menos 28 países, el número de nuevas infecciones va en aumento, según los últimos datos de Onusida.
El VIH ataca el sistema inmunológico, debilita las defensas del cuerpo contra infecciones y ciertos tipos de cáncer. A medida que el virus destruye las células inmunitarias, la persona infectada desarrolla una inmunodeficiencia progresiva, que se mide mediante el recuento de linfocitos CD4. Como el sistema inmune se vuelve más frágil, aumenta el riesgo de desarrollar cuadros graves por infecciones y enfermedades.
La fase más avanzada de la infección, el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) puede tardar entre 2 a 15 años en desarrollarse, y en esta etapa, las personas pueden sufrir infecciones graves, ciertos tipos de cáncer y otras complicaciones clínicas serias.
El VIH se transmite a través de varios líquidos corporales, como la sangre, el semen, las secreciones vaginales, rectales y la leche materna. Las principales formas de transmisión incluyen tener relaciones sexuales sin protección, tanto vaginales como anales, con una persona infectada. También puede transmitirse mediante la transfusión de sangre contaminada, el uso compartido de agujas, jeringas u otros materiales de inyección, así como por objetos punzocortantes.
Además, la transmisión de madre a hijo puede ocurrir durante el embarazo, el parto o la lactancia. Es importante remarcar que una persona con VIH que esté recibiendo tratamiento antirretroviral (TAR) y tenga una carga viral indetectable no transmitirá el virus.
El VIH tampoco se transmite por contactos cotidianos como los besos, abrazos o apretones de manos o por el hecho de compartir objetos personales, agua o alimentos
¿Cómo funciona la PrEP Oral?
En el marco del Día Mundial del VIH/Sida, la OPS lanzó la campaña “Mejor con PrEP”, con el objetivo de ampliar el acceso a la Profilaxis Preexposición (PrEP) en América Latina y el Caribe.
Esta campaña, centrada en los derechos humanos, busca reducir el estigma y promover la prevención del VIH en las poblaciones más vulnerables, como hombres que tienen sexo con hombres, mujeres trans y trabajadoras sexuales. Según el doctor Jarbas Barbosa, director de la OPS, el aumento de nuevas infecciones en la región demuestra la necesidad urgente de estrategias de prevención más accesibles y efectivas.
La PrEP, es un medicamento altamente eficaz para prevenir el VIH, está siendo adoptada en 24 de 33 países de la región, con más de 160.000 personas beneficiándose de su uso. Sin embargo, la campaña subraya que aún falta mucho por hacer para alcanzar la meta de 2,3 millones de personas bajo tratamiento preventivo.
La OPS considera que implementar políticas inclusivas que eliminen el estigma y amplíen el acceso a la PrEP, son herramientas clave en la lucha contra el VIH, junto con el uso de preservativos y pruebas regulares de detección.