El aumento de los casos de asma en la infancia durante las últimas décadas es un tema de preocupación global, y llevó al Comité pediátrico de la Organización Mundial de Alergia, que está integrado por expertos de Grecia, México y Argentina -entre otros países-, a publicar un informe. Hicieron un llamado de atención para que se tomen medidas urgentes.
Ese reporte especificó los impactos directos e indirectos de la crisis climática que se desarrolla en el planeta y que están asociados con la suba de casos de niños y adolescentes con asma.
En América Latina y el Caribe, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la prevalencia de asma infantil varía significativamente. En algunos países de América del Norte y América Central, la prevalencia de asma en niños supera el 12%, mientras que en algunas áreas rurales o de menores recursos, las tasas pueden ser más bajas.
Qué es el asma y por qué aumenta en la infancia
El asma es una enfermedad crónica que se debe a la inflamación y la contracción de los músculos que rodean las vías respiratorias. Los niños y los adolescentes que tienen asma suelen tener dificultad para respirar, con episodios recurrentes de sibilancias, falta de aliento, opresión en el pecho y tos, especialmente durante la noche o temprano por la mañana.
De acuerdo con el informe de la Organización Mundial de Alergia, hay tres razones principales para explicar por qué se registran más casos de asma en la infancia:
- El cambio climático inducido por actividades humanas que generan emisiones de gases de efecto invernadero
- La contaminación del aire
- La mayor frecuencia de incendios de vegetación o forestales
Desde Grecia, el profesor de alergología de la Universidad de Atenas, Nikolaos Papadopoulos, uno de los autores del nuevo reporte, explicó a Infobae: “En un círculo vicioso, las tormentas, las inundaciones y los incendios provocan una mayor contaminación del aire, que induce la inflamación de las vías respiratorias, que es la causa del asma”.
Además, señaló el investigador, “el aumento del dióxido de carbono y las temperaturas más altas incrementan los niveles de alérgenos del polen, mientras que el aumento de la humedad favorece el crecimiento de los hongos. Todo esto conduce a la sensibilización y los síntomas alérgicos”.
Cómo el cambio climático se relaciona con el asma
El cambio climático ha generado modificaciones en los patrones globales de temperatura y clima. La quema de combustibles fósiles -que incrementa los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera, como el dióxido de carbono- es uno de los motores del problema.
Tiene un impacto directo e indirecto sobre la salud respiratoria infantil, particularmente en lo que respecta al aumento de los casos de asma.
Las variaciones en la temperatura, la concentración de dióxido de carbono (CO2) y el cambio en los patrones climáticos influyen en la calidad del aire y en la exposición a alérgenos.
El aumento de CO2 puede agravar la situación al incrementar la producción de polen. El polen, particularmente el de ciertas plantas como ambrosía y roble, es un alérgeno común que puede desencadenar reacciones alérgicas en los niños.
Esas reacciones suelen estar asociadas con la aparición o exacerbación del asma, especialmente en aquellos que ya tienen predisposición alérgica.
Además, el cambio climático está relacionado con un aumento de fenómenos climáticos extremos, como las tormentas severas, que pueden generar episodios de asma grave.
Cuál es el impacto de la contaminación del aire
La contaminación del aire es otro de los factores que contribuyen al desarrollo y agravamiento del asma infantil. Los contaminantes primarios (como los emitidos directamente por fuentes como los vehículos y las fábricas) y los contaminantes secundarios (que se forman cuando los contaminantes primarios reaccionan en la atmósfera) tienen efectos adversos sobre las vías respiratorias.
La exposición a contaminantes como el ozono y las partículas finas (PM2.5) puede dañar el epitelio de las vías respiratorias y desencadenar inflamación e hipersensibilidad en las vías respiratorias. Estos contaminantes también provocan la liberación de radicales libres, lo que genera estrés oxidativo y exacerba la inflamación.
Además, los contaminantes pueden alterar las respuestas inmunológicas. Así, favorecen la producción del anticuerpo inmunoglobulina E IgE (que está asociada con las reacciones alérgicas) y se activan respuestas inflamatorias. Ese proceso aumenta la susceptibilidad al asma en la infancia.
Qué impacto tienen los incendios
Los incendios de vegetación, como por ejemplo pastizales o los incendios de bosques, tienen un impacto directo en el aumento de los casos de asma infantil debido a la emisión de contaminantes como partículas finas (PM2.5), monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, y formaldehído. Esos contaminantes son productos resultantes de la combustión incompleta de la vegetación.
La exposición al humo de los incendios puede desencadenar exacerbaciones asmáticas graves, especialmente en niños con asma severa.
Las partículas finas (PM2.5) tienen un efecto particularmente peligroso porque pueden penetrar profundamente en los pulmones, llegando hasta los alvéolos y causando broncoespasmo agudo.
Incluso, el humo de los incendios puede desplazarse miles de kilómetros, lo que extiende el impacto de los incendios en áreas alejadas de los focos de combustión. Estos eventos pueden provocar síntomas persistentes y aumentar el número de hospitalizaciones relacionadas con el asma, exacerbar los síntomas respiratorios y empeorar la calidad de vida de los niños afectados.
Qué soluciones se proponen frente al aumento del asma
En el reporte, se destacó: “Los alergólogos, inmunólogos y médicos respiratorios deben hacer todo lo posible para influir en las agencias internacionales, los gobiernos, las empresas privadas y el público en general para que tomen medidas urgentes para reducir nuestra huella de carbono y revertir el daño que hemos causado al ambiente natural”.
Como recomendación, el doctor Papadopoulos puntualizó en el diálogo con Infobae: “Los padres deben intentar limitar al máximo las exposiciones nocivas, por ejemplo, vigilando la calidad del aire y utilizando filtros cuando sea necesario, o utilizando mascarillas en entornos con alta contaminación”.
Al mismo tiempo, los adultos deben intentar que se aumenten las exposiciones beneficiosas, como los espacios verdes y el contacto con la naturaleza de los niños. “Una dieta saludable también es importante”, resaltó. “Las autoridades sanitarias deberían hacer y promover lo mismo que mencioné para los padres, pero a mayor escala”, indicó.
En tanto, otro de los coautores, Héctor Badellino, doctor en medicina, especialista en Pediatría y profesor titular e Investigador de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y subcoordinador del comité de pediatría de la Sociedad Latinoamericana de Alergia Asma e Inmunología, consideró al ser consultado por Infobae, que la situación del asma en la infancia debería recibir más atención de las familias y las autoridades sanitarias.
“En 2013, hicimos un relevamiento de los adolescentes en San Francisco, provincia de Córdoba, como parte de un estudio mundial. Encontramos que el 13% tenían asma. En 2019, volvimos a hacer otra investigación y ´detectamos que el 21,4% de los adolescentes tenía la afección. Ese aumento es muy preocupante”, detalló Badellino.
El aumento está entonces relacionado con el cambio climático, la contaminación del aire y los incendios. “Se debería tener en cuenta que la prevención empieza en el embarazo, porque la exposición a esos factores también puede influir en que los niños desarrollen asma. También se deberían reducir los partos por cesárea”, afirmó.
Entre otras medidas, “es clave que los niños y los adolescentes accedan a la vacunación que les corresponde, a la alimentación saludable, que estén en contacto con animales de granja, y que no queden expuestos al humo de los productos del tabaco ni que practiquen el vapeo”.