Descubren en Brasil una especie de pájaro que convivió con los dinosaurios hace 80 millones de años

Un equipo internacional, del que participaron investigadores del Conicet, encontró el fósil tridimensional del ave, que bautizaron con el nombre de la diosa griega Hestia. El hallazgo aporta nuevas claves sobre la evolución de las aves

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Así es el cráneo de la nueva especie de ave descripta, Navaornis hestiae, en comparación con el de un tero actual/Stephani Abramowicz (NHM-Los Angeles).
Así es el cráneo de la nueva especie de ave descripta, Navaornis hestiae, en comparación con el de un tero actual/Stephani Abramowicz (NHM-Los Angeles).

En la mitología griega, Hestia era la diosa de la casa y el hogar. Era conocida por ser al mismo tiempo la más antigua y la más joven entre los dioses olímpicos.

Un grupo internacional de científicos describió por primera vez una especie de ave extinta que vivió en el actual territorio de Brasil. Decidieron que lleve el nombre de la diosa Hestia y aclararon sus razones a través de un estudio que se publicó en la revista Nature.

Una reconstrucción en 3D del cráneo, cerebro y oído interno del ave extinta Navaornis hestia/Guillermo Navalón

El espécimen identificado habitó en el sureste del actual territorio de Brasil hace 80 millones de años atrás.

Los investigadores, que pertenecen a instituciones de los Estados Unidos, Argentina, Brasil, Portugal y el Reino Unido, observaron que la nueva especie tenía un cráneo con una estructura que se asemeja a las aves modernas, pero pertenece a un linaje primitivo.

Cómo se llama el ave prehistórica

William Nava observa el cráneo y el esqueleto de Navaornis hestiae. Fue el descubridor de los restos fósiles del espécimen/

Crédito: A. Martinelli, Museo Argentino de Ciencias Naturales
William Nava observa el cráneo y el esqueleto de Navaornis hestiae. Fue el descubridor de los restos fósiles del espécimen/ Crédito: A. Martinelli, Museo Argentino de Ciencias Naturales

El nombre completo de la nueva especie es Navaornis hestiae, y su hallazgo es tan importante que los editores de la revista Nature lo presentan en la tapa de la edición de esta semana.

La primera parte del nombre rinde homenaje a la persona que encontró el sitio donde estaban los restos, William Nava, que es responsable del Museo de Paleontología de Marília, en San Pablo, Brasil.

Los restos del ave del Cretácico Tardío fueron hallados en el yacimiento paleontológico en Presidente Prudente, Brasil.

Esta ilustración muestra especies de aves relacionadas. Navaornis hestiae se muestra en el medio. A la izquierda, se encuentra una de las primeras aves, como Archaeopteryx lithographica, y a la derecha, un ave actual de Brasil/ Ilustración de Júlia d’Oliveira.
Esta ilustración muestra especies de aves relacionadas. Navaornis hestiae se muestra en el medio. A la izquierda, se encuentra una de las primeras aves, como Archaeopteryx lithographica, y a la derecha, un ave actual de Brasil/ Ilustración de Júlia d’Oliveira.

En la actualidad, se considera que las aves son el único grupo de dinosaurios que sobrevivió a la extinción masiva que marcó el final de la Era Mesozoica, también conocida como “Era de los dinosaurios”, hace 65 millones de años.

Después, durante el Cenozoico, las aves se diversificaron masivamente. Pasaron a ser abundantes en cada rincón del planeta, desde las zonas polares hasta los trópicos.

Antes del estudio publicado en Nature, había limitaciones en el conocimiento de la evolución del cráneo y el cerebro de las aves modernas por la escasez de fósiles tridimensionales bien preservados de aves que vivieron entre 250 y 66 millones de años atrás.

Un momento del trabajo de la excavación en 2022 en la región de Presidente Prudente, en Brasil. El argentino Agustín Martinelli (a la izquierda) junto con Rebeca Vallilo, William Nava, Sebastián Rozadilla y Giovana Paixão (Gentileza del equipo de investigación)
Un momento del trabajo de la excavación en 2022 en la región de Presidente Prudente, en Brasil. El argentino Agustín Martinelli (a la izquierda) junto con Rebeca Vallilo, William Nava, Sebastián Rozadilla y Giovana Paixão (Gentileza del equipo de investigación)

Los fósiles de enantiornites, el grupo de aves más diverso de aquel momento, suelen estar aplanados y eso dificulta su estudio.

En cambio, el fósil de Navaornis se ha conservado en tres dimensiones, y eso permitió hacer comparaciones detalladas con las aves actuales. También facilitó comprender más el desarrollo de estructuras craneales y endocraneales características de las aves modernas.

El hallazgo es singular por su cráneo sin dientes, con ojos grandes y un cráneo abovedado que recuerda el de las aves modernas. Sin embargo, tiene rasgos arcaicos en el paladar y en el cráneo, como un telencéfalo pequeño y un cerebelo poco desarrollado. Ese conjunto de características refleja una etapa intermedia entre el Archaeopteryx y las aves actuales.

Qué importancia tiene el descubrimiento

El descubridor de los restos fósiles William Nava junto con el primer autor del estudio Luis Chiappe y Agustín Martinelli. Allí están trabajando en el Museo de Paleontología de Marília, Brasil (Gentileza del equipo de investigación)
El descubridor de los restos fósiles William Nava junto con el primer autor del estudio Luis Chiappe y Agustín Martinelli. Allí están trabajando en el Museo de Paleontología de Marília, Brasil (Gentileza del equipo de investigación)

En diálogo con Infobae, Agustín Martinelli, investigador del Conicet y jefe de la Sección de Paleontología de Vertebrados en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN), contó cómo se hizo el estudio.

Los restos fueron hallados en un sitio, excavado sistemáticamente desde 2017, en Brasil. El yacimiento fue identificado por Nava. “En 2018, comenzaron a estudiarse los fósiles. Más adelante fueron sometidos a una microtomografía en Brasil para obtener mayor información sobre su estructura”, detalló.

De acuerdo con Martinelli, la especie se distingue de otras aves del Mesozoico, que se extendió entre los 250 y los 66 millones de años, debido a la tridimensionalidad de sus restos. “Incluyen un cráneo bien preservado, que se asemeja al de un ave moderna, aunque con características claramente primitivas”, dijo.

“Esa preservación en 3D resulta inusual en el registro fósil de aves de este período, ya que los restos suelen aparecer en lajas bidimensionales, como ocurre con los hallazgos en China. Si bien esos restos en lajas son impactantes, no presentan profundidad”, aclaró.

Esta imagen muestra los restos fósiles del ave Navaornis hestiae (a), y la reconstrucción tridimensional (b) de la anatomía del cráneo. En azul, se muestra el telencéfalo; en verde, los lóbulos ópticos; en púrpura, resto del cerebro; y en rosa, el oído interno)./ Guillermo Navalón y Stephanie Abramowicz
Esta imagen muestra los restos fósiles del ave Navaornis hestiae (a), y la reconstrucción tridimensional (b) de la anatomía del cráneo. En azul, se muestra el telencéfalo; en verde, los lóbulos ópticos; en púrpura, resto del cerebro; y en rosa, el oído interno)./ Guillermo Navalón y Stephanie Abramowicz

En cambio, la nueva especie sobresale por su preservación. “La morfología de esta nueva especie presenta una estructura intermedia entre el Archaeopteryx y las aves actuales”, precisó.

El ambiente en el que el ave habitaba estaba caracterizado por la presencia de ríos y una vegetación abundante. El animal se alimentaba de insectos y otros pequeños organismos, mientras se desplazaba cerca de las orillas de los ríos. Coexistía con tortugas, lagartos, cocodrilos y dinosaurios.

“La especie era voladora y tenía un tamaño pequeño, con una longitud no mayor a los 12 centímetros. Si bien se asemejaba a una paloma moderna, presentaba detalles anatómicos de un ave primitiva, del grupo de los enantiornites”, detalló el científico.

La relevancia de este hallazgo reside en que Navaornis hestiae “presenta una morfología intermedia entre las aves más primitivas del Jurásico y las aves modernas. Prueba también que el grupo de las enantiornites, al que pertenecía, era mucho más diverso de lo que se creía”, expresó.

El financiamiento del estudio sobre Navaornis hestiae estuvo a cargo de varias instituciones internacionales y fondos específicos: Fundación FAPERJ de Brasil, el Museo de Historia Natural de Los Angeles, Estados Unidos, y el Conicet, entre otras instituciones.

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