“Tres anillos para los reyes elfos bajo el cielo, siete para los señores enanos en palacios de piedra, nueve para los hombres mortales condenados a morir, uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro en la Tierra de Mordor donde se extienden las sombras. Un anillo para gobernarlos a todos, un anillo para encontrarlos, un anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la Tierra de Mordor donde se extienden las sombras”. Con esta célebre frase, John Ronald Reuel Tolkien (más conocido como J.R.R.) describió un mundo fantástico donde la luz y la oscuridad se entrelazan en una lucha eterna.
Y quizás por este concepto fue que la ciencia y la literatura fantástica se fusionaron en un hallazgo único: dos nuevas especies de caracoles de agua dulce identificadas en una cueva de Brasil y bautizadas en honor a personajes de El Señor de los Anillos. Es que los investigadores, fascinados por la obra de Tolkien, homenajearon a la icónica guerrera Éowyn, de Rohan, y a Meriadoc “Merry” Brandybuck, el hobbit que lucha por proteger los bosques de su mundo. Así nacieron Idiopyrgus eowynae y Idiopyrgus meriadoci, quienes, al igual que sus homónimos literarios, resisten en un hábitat oscuro y desafiante.
El estudio, publicado en la revista Zoosystematics and Evolution, contó con un equipo de investigadores brasileños y del Museo de Historia Natural de Finlandia. Las dos nuevas especies presentan características inusuales, adaptadas al entorno subterráneo de la cueva Gruna do Pedro Cassiano, en la región kárstica de Serra do Ramalho. Idiopyrgus eowynae, por ejemplo, exhibe estructuras en su concha que recuerdan espinas, un rasgo poco común en caracoles de agua dulce brasileños.
Además, ambas especies carecen de pigmentación y poseen conchas frágiles, lo que revela su dependencia de este ecosistema específico. La vulnerabilidad de la cueva, amenazada por la deforestación y la extracción de agua, coloca a estos caracoles en una situación vulnerable que los investigadores buscan destacar a través de sus hallazgos. Según explica el autor principal del trabajo, Rodrigo B. Salvador, el uso de nombres inspirados en la cultura popular responde a una larga tradición en la taxonomía. Pero, ¿cómo se llegó a estos nombres?
Del descubrimiento a su conservación
El hallazgo de dos nuevas especies de caracoles de agua dulce en Brasil ha unido de forma única la ciencia con la literatura. Los investigadores, fanáticos de El Señor de los Anillos, decidieron bautizar a estos caracoles como la guerrera Éowyn y el hobbit Meriadoc “Merry” Brandybuck. Ubicados en la oscura y desafiante cueva Gruna do Pedro Cassiano, en la región kárstica de Serra do Ramalho, en el estado de Bahía, Brasil, Idiopyrgus eowynae y Idiopyrgus meriadoci fueron identificados en pequeños cursos de agua ubicados en uno de los espacios más ricos en biodiversidad subterránea, pero también un hábitat aislado y vulnerable.
El autor principal del trabajo, el doctor Salvador, es un aficionado a incorporar referencias de la cultura popular en los nombres de especies nuevas: “Tiendo a usar muchas referencias de la cultura popular en los nombres de mis especies, desde libros, cómics, Dungeons & Dragons y videojuegos”. Al tiempo que aseguró que estas referencias enriquecen la tradición taxonómica y difunden el interés por la biodiversidad.
Aunque en el pasado los nombres provenían de mitologías antiguas y de Shakespeare, hoy se recurren a otras literaturas y mitologías modernas, “una tradición que seguimos en cierto modo”, según Salvador. Es por este motivo que el equipo científico justificó el nombre de Idiopyrgus eowynae aludiendo a las cualidades del personaje de Tolkien.
Según la publicación, “Éowyn ejemplifica el coraje, la resiliencia y la resistencia frente a la oscuridad, tanto interna como externa, al oponerse a Gríma Wormtongue y al Rey Brujo de Angmar”. Los investigadores vieron en el carácter indomable de la guerrera un reflejo del desafío que enfrenta esta especie para sobrevivir en un entorno oscuro y hostil, ya que presenta adaptaciones inusuales para su hábitat subterráneo, como una concha con pequeñas estructuras espinosas que son raras entre los caracoles de agua dulce en Brasil, una posible defensa en su frágil ecosistema.
De igual manera, los investigadores eligieron a Meriadoc “Merry” Brandybuck como símbolo de la defensa del medio ambiente, al nombrar a Idiopyrgus meriadoci. En la obra de Tolkien, este hobbit impulsa a los Ents, los antiguos guardianes, a proteger el bosque de Fangorn de la destrucción.
“Además de luchar junto a Éowyn contra el Rey Brujo en la Batalla de los Campos del Pelennor, Merry representa la conservación de la naturaleza en la Tierra Media, movilizando a los Ents y poniendo fin a la amenaza de Saruman sobre el bosque de Fangorn”, señala la publicación. Esta figura heroica y protectora inspira el mensaje de conservación que los investigadores buscan comunicar a través de los nombres de ambas especies. Lo cierto es esta especie exhibe una estructura más pequeña y de tonos translúcidos que le permite ocupar nichos específicos dentro de la misma cueva y adaptarse a los recursos limitados de su ambiente natural.
De la cultura popular a su adaptación en la vida real
La elección de los nombres Idiopyrgus eowynae e Idiopyrgus meriadoci es un homenaje directo a los héroes, que encarnan valores de valentía, lealtad y conservación, cualidades que, según Salvador, transmiten un mensaje poderoso sobre el entorno natural que habitan estos caracoles. Además de su llamativo nombre, cada uno de estos caracoles presenta características únicas para sobrevivir allí, Idiopyrgus eowynae e Idiopyrgus meriadoci han desarrollado una estructura frágil y falta de pigmentación, típicas de las especies troglobíticas, ya que es común en animales cavernícolas, porque no necesitan protegerse de la luz solar.
El entorno donde habitan Idiopyrgus eowynae e Idiopyrgus meriadoci representa uno de los ecosistemas más delicados de Brasil. La cueva Gruna do Pedro Cassiano, situada en la región de Serra do Ramalho, en Bahía, contiene una pequeña red de aguas subterráneas que se extiende bajo el suelo de roca caliza y sirve de hogar a estos caracoles.
Este ecosistema cerrado y oscuro depende de condiciones estables de humedad y temperatura, ya que cualquier cambio podría afectar gravemente la subsistencia de las especies que lo habitan. Los caracoles encontrados en este ambiente forman parte de una diversidad subterránea poco explorada, que revela su capacidad de adaptación a lo largo de millones de años.
Las amenazas para la biodiversidad subterránea en esta región son múltiples y persistentes. La deforestación en el área circundante, motivada en parte por la expansión de la agricultura, debilita el suelo, afectando la estabilidad de las cuevas. Además, la extracción de agua subterránea reduce el flujo natural que nutre a los pequeños cuerpos de agua en la cueva, poniendo en riesgo a sus especies endémicas. Los investigadores advierten que el cambio climático y la falta de una gestión sostenible podrían agravar la situación, pues los patrones de lluvia irregulares y las sequías prolongadas afectan la reposición de agua en el ecosistema subterráneo.
Por estas razones, el equipo científico recomienda clasificar a I. eowynae e I. meriadoci como especies vulnerables. El riesgo de extinción aumenta, pues ambas existen solo en esta cueva y dependen de microhábitats específicos dentro de ella. Además, la limitación de su hábitat a una sola ubicación hace que cualquier alteración ambiental, por mínima que sea, podría impactar en la supervivencia de toda su población. Esta situación refleja el papel de los sistemas kársticos como refugios biológicos de especies endémicas que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta.