- Científicos encuentran compuestos vitales para la vida en el asteroide Ryugu.
- El fósforo y otros elementos hallados podrían explicar cómo la Tierra se volvió habitable.
- La misión japonesa Hayabusa2 recogió muestras en 2018, preservadas sin contaminación terrestre.
Lo esencial: Un reciente estudio sobre las muestras del asteroide Ryugu recolectadas por la misión Hayabusa2 de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) sugiere que algunos de los componentes básicos para la vida, como el fósforo y el nitrógeno, pudieron llegar a la Tierra mediante el impacto de cuerpos celestes.
Investigadores de la Open University y la Universidad de Hokkaido detectaron uracilo y niacina, compuestos relacionados con el ARN y el metabolismo celular, lo que respalda la teoría de que el bombardeo de asteroides enriqueció los océanos primitivos con nutrientes clave para el desarrollo de organismos vivos. Estas conclusiones se publicaron en Nature Astronomy y Nature Communications.
Por qué importa: este descubrimiento respalda la hipótesis de que los asteroides jugaron un rol importante para transformar la Tierra en un planeta habitable, aportando compuestos orgánicos y minerales esenciales para la vida.
- Las muestras de Ryugu ofrecen datos únicos, libres de contaminación terrestre.
- Este hallazgo puede transformar nuestra comprensión de los orígenes de la vida en la Tierra.
- El estudio refuerza el papel de la exploración espacial en la astrobiología.
Hace unos 4500 millones de años, a Tierra se formó originalmente en las regiones interiores y secas del Sistema Solar, muy cerca del intenso calor de nuestra estrella, el Sol, hecho que plantea varias preguntas sobre cómo adquirió agua y otros ingredientes esenciales para que se origine la vida.
Ahora, un reciente hallazgo ha revolucionado el campo de la astrobiología: las muestras recogidas por una sonda japonesa del asteroide Ryugu años atrás, han revelado la presencia de compuestos que pudieron ser claves para que la Tierra se convirtiera en un planeta habitable. Es que investigadores de la Open University y la Universidad de Hokkaido han detectado fósforo, nitrógeno, uracilo y niacina en estos restos espaciales, acercando la ciencia un paso más hacia una respuesta sobre los orígenes de la vida terrestre.
Estas nuevas evidencias, publicadas en revistas científicas como Nature Astronomy y Nature Communications, plantean una hipótesis prometedora: el bombardeo de asteroides ricos en elementos esenciales como el fósforo o compuestos orgánicos cruciales podría haber sido el factor detonante en la formación de la vida en nuestro planeta.
Un viaje de 250 millones de kilómetros
La misión Hayabusa2, lanzada por la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), fue diseñada para llegar al asteroide Ryugu en 2018 y recolectar muestras en su superficie. Este asteroide, que se encuentra a más de 250 millones de kilómetros de distancia, pertenece a una clase especial de objetos cósmicos ricos en carbono y es considerado un remanente del sistema solar primitivo.
Las muestras, capturadas en un ambiente completamente libre de contaminación terrestre, fueron transportadas a la Tierra en una cápsula sellada que aterrizó en el interior de Australia en 2020 y posteriormente trasladadas a Japón para su análisis.
El doctor Richard Greenwood, de la Open University, destacó la singularidad de este material cósmico: “Nuestro estudio revela cómo los elementos básicos de la vida probablemente fueron transportados desde el Sistema Solar exterior hasta la Tierra.
El material que regresa de asteroides primitivos como Ryugu está proporcionando nuevos conocimientos sobre cómo nuestro planeta natal se transformó de un mundo estéril e inhóspito a un oasis rico en agua, que contiene todos los ingredientes necesarios para que surgiera la vida”.
Uno de los hallazgos destacados del equipo fue la detección de los llamados granos HAMP (hidratados de amonio, magnesio y fósforo), que poseen una alta solubilidad en agua y son capaces de liberar nutrientes vitales como el fósforo y el nitrógeno.
A diferencia de los fosfatos más comunes, que resultan insolubles y no tendrían el mismo impacto en los océanos de la Tierra primitiva, los compuestos HAMP pudieron haber contribuido a crear un entorno rico en nutrientes, ideal para que los primeros organismos vivos se desarrollaran.
Greenwood señala que este descubrimiento podría cambiar la forma en que entendemos la “receta” de los ingredientes básicos para la vida: los granos HAMP son una posible fuente de los elementos que hicieron de la Tierra un planeta fértil, en un proceso que incluyó la transferencia de estos compuestos mediante el impacto de asteroides procedentes de las regiones exteriores del Sistema Solar.
Este material, al entrar en contacto con los océanos primitivos, habría promovido el desarrollo de la vida al proporcionar una fuente rica de nutrientes.
Otra contribución esencial del estudio de las muestras de Ryugu proviene de la presencia de uracilo y niacina. Estas moléculas desempeñan funciones fundamentales en los sistemas vivos: el uracilo es un componente clave del ARN, que codifica las instrucciones para la creación y funcionamiento de los organismos, mientras que la niacina resulta crucial para el metabolismo celular.
La detección de ambos compuestos en un entorno extraterrestre respalda la idea de que las condiciones prebióticas que dieron lugar a la vida podrían haber sido estimuladas, al menos en parte, por la llegada de estos elementos desde el espacio.
Yasuhiro Oba, astroquímico de la Universidad de Hokkaido y líder del equipo que analizó estas moléculas, considera que estos compuestos tuvieron un rol fundamental en la química temprana de la Tierra. “Sospechamos que [el uracilo y la niacina] desempeñaron un papel en la evolución prebiótica de la Tierra y, posiblemente, en la aparición de la primera vida”, indicó Oba.
Así, el uracilo y la niacina habrían sido “semillas” transportadas por asteroides y meteoritos durante el bombardeo intenso que sufrió la Tierra hace unos 4.500 millones de años, un proceso que fertilizó la superficie terrestre y permitió el surgimiento de las primeras formas de vida.
Asteroides y el origen de la vida: una hipótesis en evolución
La teoría de que los elementos necesarios para la vida llegaron a la Tierra a través de impactos de cuerpos celestes no es nueva, pero los hallazgos recientes de la misión Hayabusa2 la fortalecen de manera significativa.
En el pasado, los científicos habían encontrado compuestos orgánicos en meteoritos ricos en carbono, pero quedaba la duda de si estos materiales podrían haber sido contaminados tras su contacto con el ambiente terrestre. Las muestras de Ryugu, en cambio, se recolectaron y preservaron en condiciones totalmente estériles, eliminando cualquier posibilidad de contaminación terrestre.
“Estas moléculas de Ryugu se recuperaron en un entorno extraterrestre prístino. Se tomaron muestras directamente del asteroide Ryugu y se devolvieron a la Tierra y, finalmente, a los laboratorios sin ningún contacto con contaminantes terrestres”, afirmó Oba, resaltando la importancia de contar con muestras puras de material espacial.
Además de profundizar en el origen de la vida en la Tierra, los estudios de Ryugu ofrecen pistas sobre los primeros momentos del Sistema Solar. Según Greenwood, este asteroide es un remanente del material que dio forma a los planetas y podría revelar datos únicos sobre la formación de cuerpos celestes en las zonas más alejadas del Sol. Los asteroides como Ryugu, que se originaron en las regiones exteriores y más frías, habrían sido “semillas” que, al migrar hacia el interior del Sistema Solar, transportaron agua y otros elementos vitales.
El estudio de Ryugu y otros asteroides similares promete abrir una ventana a la historia del Sistema Solar y ayudar a los científicos a entender cómo un planeta que se formó en las regiones áridas y cálidas se transformó en un entorno habitable gracias a estos impactos.
El análisis de Ryugu marca un importante avance en la astrobiología, un campo que busca responder preguntas esenciales sobre los orígenes de la vida. La recolección de muestras de asteroides permite, por primera vez, estudiar el material prístino del espacio en condiciones de laboratorio sin contaminación, una oportunidad que promete avances científicos sin precedentes.
La colaboración internacional en torno a misiones como Hayabusa2 y su sucesora, la misión OSIRIS-REx de la NASA, asegura una continuidad en esta línea de investigación. Así, mientras JAXA, NASA y otras agencias espaciales colaboran en el estudio de estos materiales, se espera que la exploración espacial y la recolección de muestras prístinas se conviertan en pilares para desentrañar los secretos de nuestra existencia y, quizás, los de la vida en otros mundos.
Este descubrimiento en Ryugu, junto con futuros estudios, podría transformar nuestra comprensión del origen de la vida en la Tierra, demostrando que las partículas cósmicas que alguna vez recorrieron millones de kilómetros son, quizá, las mismas que permitieron que todo comenzara aquí.