Los riesgos del virus de Oropouche que avanza en América Latina y se detecta en Europa

Brote de fiebre Oropouche en América Latina preocupa a expertos

• Más de 10.000 casos reportados en 2024 en América Latina y el Caribe.
• La fiebre Oropouche es transmitida por insectos y podría ser de transmisión sexual.
• Cambio climático y cepas mutantes podrían estar impulsando su rápida propagación.

Lo esencial: la fiebre Oropouche, catalogada de “alto riesgo” por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha reemergido con más de 10.000 casos confirmados en 2024 en América Latina. Este virus, que provoca fiebre, dolores y en casos graves, meningitis, no tiene tratamiento ni vacuna, siendo transmitido principalmente por insectos como el jején Culicoides paraensis. Sin embargo, un estudio reciente en Italia plantea la posibilidad de transmisión sexual. El cambio climático es otro factor que podría estar aumentando el alcance del virus en la región, según expertos.

Por qué importa: la fiebre Oropouche, con nuevas vías potenciales de transmisión, representa una amenaza de salud pública, y los expertos advierten sobre el riesgo de que se establezca en áreas más amplias:

• La falta de vacunas y tratamientos subraya la urgencia de medidas preventivas.
• La posible transmisión sexual plantea nuevos retos en salud y tecnologías de reproducción.
• El cambio climático podría aumentar las áreas de riesgo y la incidencia de casos.

Mientras el dengue sigue golpeando como nunca antes en la región de América Latina y el Caribe, otra infección transmitida por insectos está reemergiendo y ya ha sido clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con un riesgo “alto a nivel regional” por su rápida propagación.

Es la fiebre de Oropouche, una enfermedad viral que produce síntomas como fiebre alta, dolor de cabeza intenso, molestia ante la luz, dolores musculares y articulares. En algunos casos, puede causar complicaciones más graves como meningitis o encefalitis.

La Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas publicó un editorial en su revista para hacer un llamado de atención sobre la epidemia de fiebre Oropouche en curso en la región de América Latina y Latina.

Los expertos de esa entidad médica consideraron que se deberían hacer investigaciones “para comprender la posible expansión geográfica de Oropouche en las Américas, el potencial del virus para establecerse en reservorios y vectores susceptibles en otros continentes, los factores que impulsan el desbordamiento zoonótico y el posible impacto del cambio climático”.

El virus que causa la infección fue aislado por primera vez en 1955 en Trinidad y, desde entonces, ha provocado brotes esporádicos de fiebre en humanos en Sudamérica y en el Caribe.

Desde el inicio de 2024 hasta el 15 de octubre pasado, hubo 10.275 casos confirmados de Oropouche en las Américas y dos muertes en Brasil, según informó la Organización Panamericana de la Salud.

Los países con casos incluyen Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Cuba, Ecuador, Guyana, Perú y Estados Unidos, que también reportó 90 casos importados. En Europa, los países de Alemania, España e Italia han documentado 30 casos importados, principalmente de viajeros que visitaron Cuba.

Actualmente, no existen vacunas ni tratamientos antivirales específicos, y el manejo se centra en el control de los síntomas. El virus se transmite a los humanos a través de picaduras de insectos como los jejenes Culicoides paraensis y los mosquitos Aedes spp., que están en zonas forestales y cuerpos de agua.

Recientemente, dos grupos de investigadores hicieron descubrimientos significativos para entender más por qué la enfermedad ha generado epidemia este año y cómo se puede transmitir.

Por un lado, Gabriel Scachetti, del Instituto de Biología de la Universidad de Campinas, en Brasil junto con colegas de los Estados Unidos y el Reino Unido identificaron que la cepa del virus en circulación desde el año pasado es un reordenamiento genético.

En un artículo publicado en The Lancet Infectious Diseases, el equipo de investigadores indicó que el cambio en el patógeno “podría estar contribuyendo a la propagación epidémica sin precedentes”. Por consiguiente -señalaron- “la vigilancia continua de las cepas del virus de Oropouche con capacidad para escapar a la inmunidad es crucial para la preparación ante la epidemia”.

Por otro lado, una investigación en Italia postuló la posibilidad de que el virus pueda transmitirse al tener relaciones sexuales sin protección. Fue realizado por Concetta Castilletti y colegas del Hospital IRCCS Sacro Cuore Don Calabria, junto con Federico Gobbi, de la Universidad de Brescia.

El equipo documentó el caso de un hombre italiano de 42 años que presentó síntomas de fiebre de Oropouche después de haber viajado a Cuba en julio pasado. Se detectó ARN del virus de Oropouche en sangre, suero, orina y semen del paciente.

Dieciséis días después del inicio de los síntomas, lograron aislar un virus replicante en una muestra de semen, lo que sugiere la posibilidad de transmisión sexual, comentaron en la revista de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

En diálogo con Infobae, Paula Bergero, investigadora en modelos matemáticos y enfermedades infecciosas del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA), que depende del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata, comentó: “Por ahora ha sido un solo caso detectado, pero la detección del virus en el semen de un paciente ya plantea preocupación sobre el posible riesgo de transmisión sexual”.

Podría representar un riesgo no solo para la pareja sexual del paciente, sino también para los procedimientos de conservación de esperma y tecnologías de reproducción asistida. Por eso -resaltó- recomendaron el uso de protección de barrera, como los preservativos o condones, en relaciones sexuales.

“Estamos frente a una enfermedad reemergente y aún se desconocen muchos aspectos. El estudio liderado por investigadores de Brasil nos señala que hubo cambios genéticos en el virus, aunque requiere de más estudios. Mientras que el trabajo en Italia plantea la posibilidad de que el virus no solo se transmite por picadura de insectos, sino también por vía sexual”, dijo a Infobae el presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (SLAMVI), Alfonso Rodríguez Morales.

También existe la posibilidad de que el cambio climático inducido por actividades humanas haya sido otro factor que influyó en que haya una mayor propagación del virus en zonas en que antes no circulaba.

En el estudio publicado en The Lancet Infectious Diseases los investigadores detallaron que la temporada de lluvias en la Amazonia brasileña, caracterizada por altas temperaturas y humedad, podría haber facilitado la reproducción y la densidad de las poblaciones del insecto Culicoides paraensis.

Además, reconocen que falta información sobre los efectos de los aumentos en la temperatura y eventos climáticos como El Niño 2023-2024 en la propagación de Oropouche.

Mientras las investigaciones continúan, la OPS resaltó la importancia de implementar medidas de control y prevención en zonas con brotes de fiebre Oropouche. Entre las recomendaciones figuran:

• Hay que fortalecer la vigilancia para detectar insectos, en especial Culicoides paraensis, que es el principal transmisor del virus. Se recomienda identificar y eliminar los criaderos donde se acumula agua
• Implementar prácticas agrícolas que eviten la acumulación de residuos y mantener áreas limpias de maleza para reducir sitios de refugio de los insectos
• Usar mallas finas en puertas y ventanas de las viviendas para evitar picaduras
• Aplicar repelentes aprobados, como DEET, en la piel expuesta y ropa
• Vestir ropa que cubra las piernas y brazos, especialmente en personas en contacto con el exterior
• Usar mosquiteros impregnados con insecticida para personas que descansan durante el día (ej. mujeres embarazadas, bebés)