El mar Caspio, la masa de agua interior más grande del mundo, ubicada entre Europa y Asia y compartida por cinco países—Kazajstán, Irán, Azerbaiyán, Rusia y Turkmenistán—está atravesando una crisis ambiental cada vez más alarmante ya que su caudal se reduce año a año.
Con una extensión costera de más de 6400 kilómetros, el nivel del mar Caspio descendió 69 cm en los últimos 5 años y 114 cm en los últimos 10 años. Este espejo de agua ayuda a regular el clima de esta región árida, proporcionando lluvia y humedad a Asia Central y es vital para la pesca, la agricultura, el turismo y el suministro de agua potable.
Sin embargo, el impacto acumulativo de actividades humanas, ya que también alberga importantes reservas de petróleo y gas, y la crisis climática amenaza su futuro, con consecuencias potencialmente devastadoras para la región y el planeta.
Menos caudal en el mar Caspio
En las últimas décadas, los niveles de agua del mar Caspio han disminuido a un ritmo acelerado. Desde mediados de la década de 1990, el nivel del agua ha caído alrededor de 1,5 metros, con una reducción más pronunciada desde 2005.
Investigaciones recientes, lideradas por científicos como Matthias Prange de la Universidad de Bremen, proyectan que para fines del siglo XXI, los niveles podrían caer entre 8 y 18 metros, o incluso hasta 30 metros, dependiendo de la magnitud de la reducción de emisiones de combustibles fósiles. Este descenso afectaría especialmente la parte norte del mar, la más poco profunda, que podría desaparecer por completo.
Las principales causas del descenso del nivel del Caspio incluyen tanto factores naturales como humanos. La cuenca del Caspio depende de un delicado equilibrio entre la entrada de agua a través de ríos—principalmente el Volga, que aporta el 80% de su agua—y la evaporación. Sin embargo, la construcción de presas en Rusia (actualmente hay 40 y otras 18 en desarrollo) ha reducido significativamente el flujo de agua hacia el mar.
Además, el cambio climático está alterando los patrones de precipitación y aumentando las tasas de evaporación, lo que agrava aún más la situación.
Contaminación y actividades industriales: un golpe doble
La contaminación es otro factor crucial que amenaza la sostenibilidad del mar Caspio. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha descrito el mar como “una cuenca con aguas bajas y una enorme carga de contaminación”.
Esta contaminación proviene de varias fuentes, incluyendo la extracción y refinación de petróleo, yacimientos marinos, desechos radiactivos de plantas de energía nuclear y aguas residuales no tratadas, principalmente transportadas por el río Volga.
El Departamento de Medio Ambiente de Irán ha señalado que más de 120.000 toneladas de sustancias tóxicas se introducen anualmente en el Caspio. La sobreexplotación de recursos naturales ha reducido drásticamente la pesca, con una disminución del 70% en las tasas de captura.
La fauna, incluyendo especies en peligro de extinción como el esturión, fuente del 90% del caviar del mundo, y la foca del Caspio, ha sido severamente afectada. La reducción de los niveles de oxígeno y el deterioro de los hábitats naturales están poniendo en peligro la supervivencia de especies endémicas que han evolucionado durante millones de años en este ecosistema aislado.
El mar Caspio también tiene una importancia geopolítica estratégica debido a sus vastas reservas de petróleo y gas. A pesar del deterioro ambiental, los países que lo rodean continúan expandiendo sus actividades extractivas. En agosto de este año, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, reconoció que la situación del Caspio es “catastrófica” y describió la crisis como un “desastre ecológico”. Sin embargo, el país también ha anunciado planes para aumentar la producción de combustibles fósiles, lo que agrava la situación climática.
Además, la inestabilidad política y los conflictos recientes han agravado el problema. La invasión rusa de Ucrania ha aumentado la actividad militar en el Caspio, con el uso de su flotilla para lanzar ataques, lo que ha añadido una capa adicional de contaminación al ecosistema ya frágil.
Comparaciones con el mar de Aral: una advertencia para el futuro
El declive del mar Caspio recuerda lo sucedido con el mar de Aral, que solía ser uno de los lagos más grandes del mundo y ha desaparecido casi por completo.
La combinación de actividades humanas y la crisis climática devastaron el Aral, y los expertos advierten que el Caspio podría seguir el mismo camino si no se adoptan medidas urgentes y colectivas.
La pérdida de un ecosistema tan vasto tendría repercusiones no solo para los cinco países que comparten sus costas, sino también para la estabilidad de toda la región de Asia Central.
La reducción del nivel del agua ya está afectando a las poblaciones locales que dependen del mar para su sustento. El descenso de los niveles ha dejado varadas a embarcaciones en puertos como Aktau en Kazajstán, y el turismo se ha visto perjudicado por la pérdida de zonas costeras. Además, los cambios en las fronteras del mar han generado tensiones políticas entre los países vecinos, ya que los recursos naturales se vuelven cada vez más escasos y los límites marítimos se desplazan.
El impacto en la pesca es otro aspecto crítico. La disminución de la población de esturiones y otras especies afecta a las economías locales y amenaza la industria del caviar, un producto clave en la región. Para las comunidades que dependen de la pesca, la reducción del 70% en las capturas es devastadora. Además, la sobreexplotación y la contaminación están disminuyendo aún más las posibilidades de recuperación de estas especies.
El mar Caspio es un refugio para especies únicas y en peligro de extinción. La foca del Caspio, un mamífero marino que no se encuentra en ningún otro lugar del mundo, ha sufrido una drástica reducción de su población.
En 2009, se estimaba que 25.000 focas descansaban en las islas Durnev, pero en la primavera de 2020 no se encontró ni un solo ejemplar. Las causas incluyen la contaminación, la pérdida de hábitats de cría y la sobrepesca. Sin medidas de conservación efectivas, estas especies emblemáticas corren el riesgo de desaparecer para siempre.
El retroceso del agua también ha disminuido los niveles de oxígeno en el fondo del mar, amenazando la vida marina en general. La “crisis masiva” de la que poco se habla pone en riesgo a cientos de especies que han evolucionado de manera única en el Caspio durante millones de años.
A pesar de la magnitud de la crisis, la cooperación internacional para abordar los problemas del mar Caspio ha sido limitada. La región ha enfrentado históricamente inestabilidad política, y los cinco países que rodean el mar tienen intereses y prioridades diferentes en cuanto a su gestión. La adopción de medidas colectivas es fundamental para evitar que se repita el desastre del mar de Aral. Sin embargo, sin un acuerdo común, es poco probable que el Caspio “regrese a un ciclo natural y normal”, advirtió el experto Vali Kaleji.
Se requieren esfuerzos conjuntos para reducir la contaminación y gestionar de manera sostenible los recursos hídricos y pesqueros del Caspio. Es por eso que especialistas y científicos de Rusia y Azerbaiyán han creado un grupo de trabajo dedicado a investigar la catastrófica bajada del nivel de las aguas del mar Caspio que amenaza con provocar graves problemas ecológicos, según informó esta semana el Gobierno ruso en su portal oficial.
“Los especialistas desarrollarán un plan de acciones que prevé incluir medidas como la investigación de las causas del cambio del nivel del mar Caspio, pronósticos a corto y largo plazo, estrategias adaptativas para reducir la incidencia negativa en los territorios costeros”, indicó el Gobierno del Kremlin en un comunicado. El grupo de trabajo estará encabezado, en calidad de copresidentes, por el ministro de Recursos Naturales y Ecología de Rusia, Serguéi Anoprienko, y su homólogo azerbaiyano, Rauf Gadzhíev.
La decisión de crear este grupo fue tomada el pasado 9 de agosto durante la reunión sostenida entre los presidentes de Rusia y Azerbaiyán, Vladímir Putin e Ilham Aliyev, respectivamente, en la que debatieron la reducción del nivel del mar Caspio.
Se estima que el nivel de las aguas del Caspio comenzó a descender en 2006 y para 2022 la bajada alcanzó un nivel crítico, una situación que los expertos vinculan a la reducción del flujo de los dos principales ríos que alimentan este mar interior, el Volga y el Ural
El deterioro del mar Caspio no solo es un problema regional, sino un indicativo de las consecuencias más amplias del cambio climático y la gestión insostenible de los recursos naturales.
Si el mar más grande del mundo enfrenta un futuro incierto, el impacto se sentirá en toda Asia Central y más allá. La situación exige una acción urgente para evitar que el Caspio siga el trágico camino del mar de Aral y se convierta en un símbolo más de la crisis ambiental global.