Bajo la sombra de las Táuridas, ¿cuáles son los riesgos de un impacto de asteroides?

A pesar de las recientes observaciones que indican una menor presencia de cuerpos celestes, los astrónomos mantienen su vigilancia hacia el espacio. Cuáles son las características de este cúmulo cósmico

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Un grupo de científicos determinó que el riesgo de que las Táuridas impacten en la Tierra es mucho menor de lo que se creía previamente (Imagen Ilustrativa Infobae)
Un grupo de científicos determinó que el riesgo de que las Táuridas impacten en la Tierra es mucho menor de lo que se creía previamente (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las Táuridas son un grupo de meteoros que se originan de la desintegración del cometa 2P/Encke, un cuerpo celeste de período corto que completa su órbita alrededor del Sol cada 3,3 años. Este conjunto se puede observar desde la Tierra principalmente entre octubre y noviembre, y su paso puede causar intensas lluvias de estrellas.

Aunque no son tan espectaculares como otros eventos del mismo tipo, presentan un interés particular debido a su asociación con asteroides y su potencial como amenaza para el planeta. Los expertos sugieren que algunos fragmentos del cometa Encke podrían ser lo suficientemente grandes como para causar impactos significativos si llegaran a colisionar con la Tierra.

Sin embargo, un grupo de científicos logró observar el conjunto y determinaron que el riesgo es mucho menor a lo que se creía. Los hallazgos fueron anunciados en una conferencia de prensa que se llevó a cabo durante la reunión anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Estadounidense.

¿Por qué se creía que las Táuridas representaban una amenaza?

Las Táuridas se originaron de la desintegración del cometa 2P/Encke, que completa su órbita alrededor del Sol cada 3,3 años (EFE)
Las Táuridas se originaron de la desintegración del cometa 2P/Encke, que completa su órbita alrededor del Sol cada 3,3 años (EFE)

Cuando la Tierra cruza esta colección de fragmentos, se puede observar una lluvia de meteoros. A diferencia de otros acontecimientos más populares como las Perseidas, las Táuridas no se destacan por su actividad, pero sí son reconocidas por su alto contenido de partículas grandes, que al entrar en la atmósfera terrestre producen brillantes bolas de fuego.

Estos cuerpos celestes surgieron a partir de restos del cometa Encke. Se trata de un asteroide inusualmente grande en comparación con otros de período corto, aquellos que orbitan el Sol en menos de 200 años, que se originó de un cuerpo progenitor entre 10.000 y 20.000 años atrás. Aunque el tamaño exacto de su ancestro no se conoce, se estima que podría haber alcanzado hasta 100 kilómetros de diámetro. A su vez, los científicos consideran que Encke se volverá a fragmentar en el futuro.

Los estudios revelaron una variación notable en el nivel de actividad de las Táuridas de un año a otro. Esta fluctuación se debe a que una parte del complejo está en una resonancia con Júpiter, lo que significa que el gigante gaseoso ejerce su gravedad sobre los restos de Encke.

De esta manera, se crea lo que se conoce como el enjambre resonante Táuridas, según se explicó en el comunicado de la conferencia de prensa. Cuando la Tierra se acerca al centro de este cúmulo, el número de meteoros observados aumenta considerablemente.

El cometa Encke es un asteroide inusualmente grande que se originó de un cuerpo progenitor entre 10.000 y 20.000 años atrás (Imagen ilustrativa Infobae)
El cometa Encke es un asteroide inusualmente grande que se originó de un cuerpo progenitor entre 10.000 y 20.000 años atrás (Imagen ilustrativa Infobae)

Aunque la mayoría de las partículas atrapadas son diminutas, existe la posibilidad de que también contenga asteroides de 100 metros, o más, de ancho. Por ende, los astrónomos temían que dentro del conjunto se encuentren múltiples amenazas potenciales para la defensa planetaria, ya que un impacto de esa magnitud generaría daños significativos en la zona de contacto y en todo el territorio circundante.

¿Cuáles fueron los nuevos hallazgos?

“Aprovechamos una oportunidad única cuando este enjambre de asteroides pasó más cerca de la Tierra, lo que nos permitió buscar de manera más eficiente objetos que podrían representar una amenaza para nuestro planeta. Nuestros hallazgos sugieren que el riesgo de ser golpeado por un gran asteroide en el enjambre de Táuridas es mucho menor de lo que creíamos, lo que es una gran noticia para la defensa planetaria”, comentó Quanzhi Ye en un artículo académico de la Universidad de Maryland, quien supervisó el proyecto y es científico investigador asistente en el Departamento de Astronomía de la UMD.

Gracias a imágenes aportadas por el telescopio Zwicky Transient Facility (ZTF), el grupo de expertos no logró detectar ningún asteroide que supere los 100 metros de ancho. Esto quiere decir que, según los cálculos de los astrónomos, tan solo entre 9 y 14 asteroides grandes se encuentran en el enjambre de las Táuridas, lo cual representa un número mucho menor al estimado previamente y, a su vez, reduce el riesgo potencial de futuras colisiones. “Si bien aún debemos estar atentos a los impactos de asteroides, probablemente podamos dormir mejor conociendo estos resultados”, agregó Ye.

La resonancia de las Táuridas con Júpiter puede incrementar notablemente el número de meteoros observados cuando la Tierra se acerca al centro del enjambre (REUTERS/Amir Cohen)
La resonancia de las Táuridas con Júpiter puede incrementar notablemente el número de meteoros observados cuando la Tierra se acerca al centro del enjambre (REUTERS/Amir Cohen)

Además, las observaciones ubicaron al diámetro del cuerpo progenitor de Encke alrededor de los 10 kilómetros, en lugar de la magnitud considerada previamente, que rondaba los 100 kilómetros.

“Estudiar el enjambre de las Táuridas nos ayuda a entender cómo se forman y se desintegran con el tiempo los cuerpos celestes pequeños, como los cometas y los asteroides. Nuestra investigación tiene implicaciones no solo para la detección de asteroides y la defensa planetaria, sino también para nuestra comprensión más amplia de los objetos del sistema solar”, manifestó Ye.

Más allá del alivio que causó el descubrimiento, los expertos consideran que se debe mantener una vigilancia permanente para detectar cuerpos que representen una amenaza para la Tierra, y realizar seguimientos a los asteroides potencialmente peligrosos que ya fueron hallados. De esta manera, y a partir de misiones de desviación como DART de la NASA, se mejorarán las estrategias de defensa planetaria.

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