En medio de la búsqueda de nuevas estrategias para combatir la creciente crisis de opioides y el abuso de alcohol que se está produciendo, en especial en Estados Unidos, un conjunto inesperado de medicamentos ha comenzado a mostrar resultados prometedores. Fármacos originalmente diseñados para controlar la diabetes y la obesidad, están emergiendo como una posible solución en el tratamiento de la adicción.
Investigaciones recientes muestran que estos medicamentos, como por ejemplo Ozempic, pueden reducir significativamente las tasas de sobredosis por opioides y consumo excesivo de alcohol, lo que ha generado nuevas esperanzas en un campo que enfrenta la resistencia a tratamientos tradicionales.
Como mencionó Marcus Schindler, director científico y vicepresidente ejecutivo de Investigación y Desarrollo Temprano de Novo Nordisk, fabricante de Ozempic™ y Wegovy™ en una nota para Infobae, los estudios actuales sobre la semaglutida están explorando su impacto en otras patologías más allá de la obesidad y la diabetes. “Estamos investigando sus efectos en enfermedades como la insuficiencia cardíaca y el deterioro cognitivo, incluyendo el Alzheimer, y observamos beneficios adicionales, como su potencial efecto antiinflamatorio,” destacó Schindler.
Ahora, se conoció este nuevo estudio en torno de las adicciones, cuyos resultados fueron publicados ayer, 16 de octubre, en la revista Addiction por científicos de la Universidad Loyola de Chicago. La investigación reveló un impacto notable en personas que padecen trastornos por abuso de sustancias. Entre los más de 500.000 participantes con antecedentes de abuso de opioides, aquellos que tomaron medicamentos de la clase GLP-1, como Ozempic, Rybelsus y Wegovy, presentaron una tasa de sobredosis hasta un 40 % menor en comparación con aquellos que no los tomaron. En cuanto al abuso de alcohol, los pacientes tratados con estos fármacos redujeron las intoxicaciones en un 50 %, lo que sugiere que podrían ser un complemento útil a los tratamientos existentes para la adicción.
Especialistas de Estados Unidos consideran que este hallazgo es significativo en un momento en que en ese país se está enfrentando los efectos devastadores de la epidemia de opioides, que ha provocado más de 81.000 muertes en 2023. A medida que las investigaciones avanzan, los medicamentos GLP-1 se posicionan como una posible opción de tratamiento, especialmente para aquellos pacientes que no responden de manera efectiva a los métodos tradicionales.
De acuerdo con el estudio, el éxito de estos fármacos en el tratamiento de la adicción se debe, en parte, a cómo interactúan con el sistema de recompensa del cerebro. Estos medicamentos, como la semaglutida, no solo estimulan la producción de insulina y controlan el apetito, sino que también actúan en los receptores neuronales responsables de los “antojos” y el deseo de consumir sustancias. Al interferir con este proceso, los GLP-1 pueden reducir el impulso de recurrir a drogas como la heroína o el alcohol, limitando la posibilidad de sufrir una sobredosis o intoxicación.
A medida que los estudios continúan, los científicos están explorando el uso de estos medicamentos no solo en la lucha contra el abuso de opioides y alcohol, sino también en la adicción a la nicotina y en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Estos avances podrían abrir nuevas fronteras en el tratamiento de trastornos complejos y crónicos, ofreciendo una vía alternativa para quienes no encuentran alivio en las terapias convencionales.
Qué dijo otro estudio sobre la semaglutida y el consumo de alcohol
Un estudio que se dio a conocer en julio pasado sugiere que estos medicamentos utilizados para la pérdida de peso, como Wegovy y Ozempic, podrían tener un efecto positivo en el tratamiento del alcoholismo. La investigación realizada en Estados Unidos indica que la semaglutida podría reducir hasta un 56% el riesgo de desarrollar trastorno por consumo de alcohol. Este hallazgo, publicado en la revista Nature Communications, podría ofrecer una nueva opción terapéutica en un campo donde actualmente existen pocas alternativas farmacológicas.
En ese estudio, los investigadores analizaron los registros médicos de cerca de 84.000 pacientes con obesidad y alrededor de 600.000 pacientes con diabetes tipo 2, en quienes encontraron una disminución significativa en la probabilidad de desarrollar o recaer en el alcoholismo entre aquellos que tomaban semaglutida.
El investigador principal del estudio, Rong Xu, profesor de informática biomédica en la Universidad Case Western Reserve, destacó la importancia de estos resultados y consideró que se trata de “una noticia muy prometedora” para el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol. Sin embargo, Xu y su equipo advirtieron sobre la necesidad de realizar más investigaciones para confirmar estos hallazgos y entender mejor los mecanismos detrás de este efecto.
Actualmente, el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol está limitado en términos de opciones farmacológicas, lo que hace que el descubrimiento de nuevos tratamientos sea crucial. La semaglutida podría representar una adición valiosa a las opciones existentes.
“Si este medicamento resulta seguro y eficaz para tratar la adicción, sólo por el número de personas que ya lo toman con otros fines, se convertirá en la mayor farmacoterapia contra la adicción jamás desarrollada”, afirmó entonces Kyle Simmons, director del Centro de Imágenes Biomédicas de la Universidad Estatal de Oklahoma y catedrático de Farmacología y Fisiología, quien dirige uno de los varios ensayos clínicos actualmente en curso para examinar si la semaglutida reduce la ansiedad por el alcohol.
Estos estudios se suman a la creciente evidencia de que los medicamentos originalmente desarrollados para un propósito pueden tener beneficios adicionales en otras áreas de la salud. Sin embargo, los expertos advierten que se necesita más investigación para evaluar la seguridad y eficacia de la semaglutida en el tratamiento de las adicciones antes de que pueda ser ampliamente recomendado para este uso.