Sudamérica ocupa una superficie de aproximadamente 17,84 millones de kilómetros cuadrados, y su clima está cambiando. Está siendo “cada vez más cálido, seco e inflamable”.
Así lo advirtió un nuevo estudio que fue realizado por investigadores de Chile, Países Bajos, Japón y los Estados Unidos. Fue publicado en la revista especializada Communications Earth & Environment, de la misma editorial que publica Nature.
A nivel global, se estima que las actividades humanas han provocado un calentamiento global de aproximadamente 1 grado con respecto a los niveles preindustriales y es probable que llegue a 1,5 entre 2030 y 2052 si continúa aumentando al ritmo actual, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
El aumento de las temperaturas en América del Sur sigue de cerca el camino global. Pero los investigadores que publicaron el nuevo trabajo señalaron que el calentamiento y la sequía han sido más pronunciados en algunas regiones del subcontinente.
“Las olas de calor y las sequías están en aumento en Sudamérica. A menudo se producen a partir de bloqueos atmosféricos. Existen pruebas que sugieren que los bloqueos atmosféricos han ocurrido con mayor frecuencia en el subcontinente en las últimas décadas”, afirmó al ser consultado por Infobae Raúl Cordero Carrasco, investigador en clima del departamento de física de la Universidad de Santiago de Chile y uno de los coautores del trabajo.
Junto con sus colegas de otros países, hicieron un análisis de datos de reanálisis que abarca el período de 1971 a 2022. El análisis también reveló que los fenómenos extremos de sequía en Sudamérica son aún poco estudiados, a pesar de que la región ha sido identificada como uno de los puntos críticos globales.
“En promedio, la temperatura en Sudamérica ha aumentado alrededor de 1°C en promedio en las últimas décadas. En paralelo, el número de días considerados como muy cálidos se ha duplicado en casi toda la cuenca del Amazonas y el norte de Venezuela y Colombia, pasando de 40 días por año a 80 días por año”, detalló Cordero Carrasco.
En cuanto a las condiciones más secas, el experto comentó: “Buena parte de la región del Gran Chaco, incluido el norte argentino, ha perdido alrededor del 20 % de las precipitaciones en los últimos 40 años. En términos absolutos, el gran Chaco y el norte de Colombia son las regiones sudamericanas que más precipitaciones han perdido en las últimas décadas”, dijo el científico.
Entre las razones del cambio, se incluye que el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero elevó las temperaturas y alteró patrones climáticos.
Eso favoreció los períodos prolongados de sequía, redujo la humedad en el suelo, y así se aumentó el riesgo de más incendios. Además, la deforestación y la degradación de los ecosistemas también impactaron.
Consultada por Infobae, la ingeniera forestal Marcela Godoy, que forma parte del Conicet y del área de ecología de ecosistemas terrestres del Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP) en Esquel, Chubut, Argentina, comentó que los resultados del estudio publicado en Communications Earth & Environment indican que “habrá más días por año con condiciones altas del índice de peligro de incendios”.
Este índice se calcula y tiene en cuenta parámetros como la velocidad del viento, las precipitaciones de las últimas 24 horas, la temperatura y la humedad relativa. “Son todas variables que influyen en la propagación y el comportamiento del fuego”, explicó.
Las olas de calor son más frecuentes
El año pasado, otro estudio, publicado en la revista Weather and Climate Extremes, había encontrado que, en promedio, se producían 4 olas de calor por año cuando se consideran todas las subregiones de Sudamérica. En zonas como el centro de la Argentina se presentan olas de calor más largas, pero menos intensas en comparación con la región más al sur. En el centro de Chile, los eventos tienen la menor duración, intensidad y extensión.
En términos de cambios a largo plazo, hubo un aumento significativo en la frecuencia de días de olas de calor regionales solo en el centro de Argentina y el centro de Chile, de acuerdo con el trabajo llevado a cabo por Solange Suli y Matilde Rusticucci, del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, junto con colegas del Instituto de Geociencias y Universidad Complutense de Madrid, en España.
Cómo Sudamérica se puede preparar frente al cambio climático
Frente al cambio hacia un clima más cálido, seco e inflamable, hay medidas de mitigación para llevar a cabo. Servirían para hacer que los efectos del cambio climático sean menos graves al evitar o reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera a nivel global.
António Guterres, el secretario General de Naciones Unidas (ONU) recordó recientemente que todos los países deben presentar nuevos planes nacionales de acción por el clima “mucho antes” de la llamada cumbre COP30 que se hará en noviembre de 2025 en Brasil. Deben ajustarse a 1,5 grados, abarcar a todos los sectores de la economía y encaminarse hacia la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.
Por otro lado, hay medidas de adaptación que también se deberían tener en cuenta para el futuro. La doctora Rusticucci, profesora emérita de la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Conicet, precisó en diálogo con Infobae que “se debería pensar en la preparación de los servicios de salud ante la posibilidad de que se produzcan más olas de calor”.
También los países de Sudamérica debería difundir más los efectos del calor en la salud humana y planificar que las ciudades cuenten con más espacios verdes, entre otras acciones que podrían realizar con base en la evidencia científica, según Rusticucci, quien también es miembro del Instituto Franco-Argentino de Estudios sobre el Clima y sus Impactos.
En tanto, la ingeniera Godoy sugirió que la población debería prestar atención a los avisos de los servicios de manejo del fuego y protección civil. “Para prevenir incendios, lo único que se puede hacer es manejar el combustible vegetal. Es decir, se pueden manejar los bosques en forma sustentable, con quemas prescriptas, raleos y podas. Los profesionales capacitados para eso son los ingenieros forestales”, dijo.
En la Argentina y Chile hay un sistema de alerta temprana por olas de calor y salud. “Se debería prestar más atención a las indicaciones de ese sistema para saber qué medidas se pueden tomar cuando hay aumento de temperaturas o hay humo de incendios para no respirar partículas de carbón (producidas por la vegetación quemada).
Las personas que habitan en zonas de la interfaz urbano rural de los bosques, “deberían mantener limpio los alrededores de las viviendas, con el césped cortado y regado. Los arbustos y los árboles deben estar lejos de la vivienda y alejados entre sí”, comentó Godoy.
En cada zona, se deben priorizar la vegetación que está en la interfaz urbano rural, con podas y raleos y tratar los residuos de esas prácticas, con quemas prescriptas, con chipeado o triturado.