Por segunda vez en el año se celebra hoy el Día Mundial de la Astronomía. Pero ¿por qué es esto? En 1973 la Asociación Astronómica de California del Norte, en Estados Unidos propuso celebrar el Día Mundial de la Astronomía dos veces en el año. Su creador fue Doug Berger, quién para ese momento ocupaba el cargo de presidente de la entidad astronómica.
El objetivo principal era festejar por partida doble en los dos hemisferios terrestres con la llegada de la primavera este día particular que ocurre un sábado entre mediados de abril y mayo en el hemisferio Norte y más cercano a la primera Luna de cuarto creciente, mientras que sucede lo mismo en el hemisferio Sur con el sábado más cercano al primer cuarto de Luna entre septiembre y octubre.
La astronomía, la ciencia que estudia la estructura, composición y leyes que rigen los cuerpos celestes, vive hoy una revolución completa con cada vez más conocimiento adquirido y teorías que se confirman científicamente.
Observaciones de estrellas, planetas, meteoritos, agujeros negros y demás fenómenos que se encuentran en el universo, sirven para comprobar nuevas leyes que no sólo nos ayudan a comprender cada vez mejor de dónde venimos, sino también nuestro presente y lo que el futuro depara a nosotros y a nuestra galaxia y otras más lejanas.
La astronomía ha acompañado al ser humano toda su vida y ha sido crucial en la comprensión del Universo, revelando desde las partículas subatómicas más pequeñas hasta los súper cúmulos de galaxias. Su influencia no solo ha transformado el conocimiento científico, sino que también ha dejado una profunda huella en la cultura y la sociedad. Los avances en este campo han permitido descubrir los secretos del cosmos y desarrollar tecnologías que han revolucionado la vida humana.
A lo largo de la historia, la astronomía ha sido utilizada para medir el tiempo, comprender las estaciones y guiar el desarrollo agrícola. Civilizaciones como los babilonios, egipcios, griegos, aztecas y mayas usaron el cielo como una herramienta para organizar la vida cotidiana y prever eventos importantes. Copérnico, Kepler, Galileo y Newton son solo algunos de los nombres que, con sus descubrimientos, cambiaron la forma en que los seres humanos comprenden su lugar en el universo, desafiando las creencias dominantes de su época.
Uno de los avances más significativos de la astronomía moderna fue el uso del telescopio por Galileo en el siglo XVII. Este instrumento permitió observar cuerpos celestes que nunca antes se habían visto, apoyando la teoría heliocéntrica de Copérnico, que sostenía que la Tierra no era el centro del universo.
Este descubrimiento provocó una verdadera revolución científica y cultural, obligando a la humanidad a adaptarse a una nueva visión del mundo. La astronomía continuó desempeñando un papel central en el desarrollo de la ciencia durante los siglos siguientes, influenciando campos como la física, la química y la biología.
Impacto científico y cultural de la astronomía
Más allá de sus contribuciones científicas, la astronomía ha sido una fuente inagotable de inspiración cultural y artística. Desde las primeras representaciones del cielo en pinturas rupestres hasta la influencia en la literatura, la música y las artes visuales, los astros han fascinado a la humanidad durante milenios.
Los cuerpos celestes, observados y representados en distintas culturas, se convirtieron en símbolos poderosos dentro de la mitología y las creencias religiosas. Las estrellas, los planetas y las constelaciones no solo guiaban a los antiguos en la navegación marítima y la agricultura, sino que también servían como metáforas para narrativas divinas y rituales religiosos.
En muchas civilizaciones, los astros eran considerados divinidades. Por ejemplo, en la antigua Grecia, Zeus estaba vinculado con el planeta Júpiter, mientras que los mayas construyeron templos dedicados a sus dioses, que seguían la alineación de cuerpos celestes como Venus. Esta interrelación entre astronomía y religión consolidó la astronomía como un pilar fundamental en la cosmovisión de múltiples culturas.
Además, la astronomía contribuyó al desarrollo de calendarios que permitían organizar las actividades agrícolas y ceremoniales.
Culturas de todo el mundo, desde los egipcios con su calendario solar, hasta los mayas y su calendario lunar, utilizaban ciclos astronómicos para predecir fenómenos naturales. Estas observaciones fueron clave para la supervivencia de las sociedades y también influyeron en las festividades y rituales de diversas comunidades.
Los avances científicos más recientes
En la era moderna, la astronomía ha experimentado avances impresionantes que han ampliado significativamente nuestro entendimiento del universo.
En el siglo XX, dos grandes teorías revolucionaron la física y la astronomía: la teoría de la relatividad de Albert Einstein y la mecánica cuántica. Ambas proporcionaron una nueva forma de ver el espacio, el tiempo y la materia, lo que permitió a los astrónomos comprender fenómenos como la gravitación, el nacimiento y muerte de estrellas y el Big Bang, el evento que dio origen al universo.
“Estamos en una gran época para la astronomía y la astrofísica. Considero que puede decirse que estamos en una ‘golden epoch’ porque se han logrado avances enormes en cuanto a facilidades tanto observacionales como de cálculo”, explicó a Infobae la doctora en Física Susana Pedrosa, investigadora de Astrofísica Numérica en el CONICET.
“En cuanto a lo observacional sin duda el Telescopio Espacial James Webb (JWST) es un ‘game changer’. Todas las semanas aparece un reporte de una nueva observación que desafía nuestros modelos de formación de galaxias y que nos obliga a revisar y repensar. La posibilidad de poder ‘mirar’ a objetos tan altos como el amanecer cósmico desafía nuestros modelos con mucha frecuencia. Desafío que es claramente apasionante”, precisó la experta en la observación y entendimiento del cosmos.
“Creo también que las primeras luces del futuro telescopio Vera Rubin constituirán un punto de inflexión principalmente por la enorme cantidad de datos, que podrá recabar cada noche de operación y la calidad de los mismos”, agregó Pedrosa
Y sostuvo que otro telescopio por venir pronto es el Extremely Large Telescope (ELT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), la principal organización intergubernamental de ciencia y tecnología en el ámbito astronómico.
“Será el telescopio más grande con base en tierra. Un espejo de 39 metros observando desde el óptico hasta el infrarrojo. Buscará exoplanetas del tipo de la Tierra que se encuentren en la zona habitable. También se propone observar desde el Sistema Solar hasta las primeras galaxias, la naturaleza de la materia oscura y la energía oscura. Su primera luz observable está planeada para 2028″, anticipó.
Para Pedrosa, sin duda hay que mencionar la astronomía de ondas gravitacionales que se constituirá en una pieza fundamental de la ciencia.
“A partir de la detección de las ondas gravitacionales (OG) por parte del proyecto Ligo se abrió un campo nuevo en la astronomía. Y con el complemento de observaciones del espectro electromagnético, se inicia la llamada astronomía multimensajera que permitirá estudiar simultáneamente fenómenos desde distintas aproximaciones”, remarcó.
“La misión Euclid y DESI (por Dark Energy Spectroscopic Instrument) se encargará en los próximos años del universo a gran escala para estudiar la materia oscura y la energía oscura, lo que tendrá un efecto enorme en nuestro actual modelo cosmológico”, añadió la experta.
Y agregó: “Pero a la par de los desarrollos observacionales hay que destacar el grado de avance que se ha producido dentro del campo de las simulaciones numéricas. Los nuevos códigos tienen un grado de sofisticación que permite obtener galaxias increíblemente realistas y que nos permiten explorar al detalle los procesos de formación de las galaxias y las grandes estructuras. Este avance obviamente estuvo acompañado por una mejora tecnológica muy grande en cuanto a los clústeres de cálculo. Y también al trabajo conjunto de astronomía con científicos computacionales”.
“En cuanto a los avances en la última década creo que la cantidad explosiva de exoplanetas detectados ha sido algo asombrosa. Al punto que ya nos resulta habitual el leer/escuchar que se ha detectado un nuevo exoplaneta. Y por supuesto la colaboración internacional Event Horizon que nos permitió tener la primera imagen de un agujero negro”, concluyó la especialista en astrofísica.
Exploración espacial: el siguiente paso
La astronomía se ha diversificado en una serie de disciplinas que estudian desde la astrofísica hasta la astrobiología. La astrofísica, por ejemplo, investiga las propiedades de los cuerpos celestes, como su composición, movimiento y evolución.
Esta rama ha permitido descubrir cómo nacen las estrellas, cómo evolucionan y finalmente, cómo mueren. De igual forma, ha contribuido a entender las leyes físicas que rigen el comportamiento de planetas, estrellas y galaxias.
Por su parte, la astrobiología ha despertado un gran interés al enfocarse en la posibilidad de vida fuera de la Tierra. Esta ciencia explora las condiciones necesarias para que exista vida en otros planetas y estudia cómo la vida surgió y evolucionó en nuestro propio planeta.
Este campo ha ganado relevancia en la era de la exploración espacial, impulsando la búsqueda de vida en lugares como Marte y las lunas de Júpiter y Saturno.
La astronomía ha sido, además, la base de la exploración espacial, un área que sigue empujando los límites de lo que la humanidad puede lograr. Desde los primeros vuelos espaciales en la década de 1960 hasta las misiones más recientes para explorar planetas y lunas lejanas, la búsqueda de respuestas sobre nuestro lugar en el cosmos ha llevado a la humanidad más allá de los confines de la Tierra.
Misiones como las sondas Voyager, que continúan enviando información desde los límites del sistema solar, y la sonda New Horizons, que exploró Plutón, son ejemplos notables de los avances logrados en la investigación espacial.
Los telescopios modernos, como el Hubble, han proporcionado imágenes detalladas del universo, revelando galaxias distantes y fenómenos nunca antes vistos. También hay que mencionar la nueva estrella que en los últimos dos años ha revolucionado la astronomía moderna: el Telescopio Espacial James Webb, que ha explorado desde las primeras galaxias que se formaron después del Big Bang hasta la atmósfera de exoplanetas en busca de vida.
Estos instrumentos, junto con las misiones espaciales tripuladas y no tripuladas, han permitido a los científicos comprender mejor el funcionamiento del universo.
A medida que la tecnología sigue avanzando, se prevé que los seres humanos puedan en un futuro no tan lejano realizar viajes a planetas distantes, lo que representa un enorme salto para la astronomía y la humanidad en general.
Además, la astronomía ha impulsado avances tecnológicos que han tenido un impacto significativo en nuestra vida cotidiana. Instrumentos como los satélites de comunicación, los sistemas GPS, los paneles solares y la telecomunicación por fibra óptica fueron desarrollados gracias a la investigación astronómica.
Estos avances han mejorado enormemente las telecomunicaciones, la energía renovable y los sistemas de navegación, haciendo que la astronomía sea no solo una ciencia del cielo, sino también un motor de desarrollo tecnológico en la Tierra.
Mirando hacia el futuro
La astronomía está entrando en una nueva era, con avances que prometen revolucionar aún más nuestra comprensión del cosmos.
Proyectos como el telescopio espacial Roman, que se lanzará próximamente, permitirán observar el universo con una precisión sin precedentes. Estas nuevas herramientas científicas tienen el potencial de resolver preguntas que la humanidad ha tenido desde tiempos inmemoriales.
En resumen, la astronomía es una ciencia que ha acompañado a la humanidad desde sus primeros días, influyendo en la cultura, la religión, el arte y el desarrollo científico.
Hoy en día, sigue siendo una disciplina crucial para desentrañar los misterios del universo y abrir nuevas fronteras para la humanidad.
Desde la navegación antigua hasta los modernos descubrimientos de planetas extrasolares, la astronomía es y seguirá siendo una de las herramientas más poderosas para comprender el lugar que ocupamos en el vasto cosmos.