Se calcula que, cada año, los traumatismos en el cerebro afectan entre 54 y 60 millones de personas y provocan hospitalización o mortalidad. Muchos casos quedan con una discapacidad permanente.
Un estudio realizado en los Estados Unidos, Francia, Bélgica, China y otros países hizo un hallazgo sorprendente. Aportaron pruebas de que existe la “conciencia oculta” en personas que han sufrido lesiones cerebrales.
Los investigadores encontraron que hay pacientes que no responden a órdenes de manera observable, pero sí pueden realizar tareas cognitivas. Lo reportaron en la revista The New England Journal of Medicine.
La “conciencia oculta” en los pacientes fue determinada a través del uso de la tecnología de la resonancia magnética funcional y los electroencefalograma.
Técnicamente, los investigadores consideran que el fenómeno es una “disociación cognitivo-motora”. A través del nuevo estudio, se ha documentado sistemáticamente por primera vez en una muestra amplia de personas con trastornos de la consciencia.
En diálogo con Infobae, el doctor Ricardo Allegri, investigador del Conicet y jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsiquiatría y Neuropsicología de Fleni en la Argentina, que no participó en el estudio, comentó: “El nuevo trabajo muestra la actividad cognitiva más allá de la respuesta motora o no a un comando. Los resultados son importantes para tener en consideración cuando se realiza la atención de pacientes con lesiones cerebrales. Siempre se usó la respuesta a un comando y esto puede estar disociado. Los resultados del trabajo son claves para programar la estimulación y la rehabilitación de los pacientes”.
En qué consistió el estudio
El líder de la investigación fue Nicholas Schiff, de la Universidad de Cornell, en los Estados Unidos. Junto con sus colegas llevaron a cabo el estudio, recopilando datos clínicos, conductuales y basados en tareas tanto de resonancias como de electroencefalogramas en una muestra compuesta por 353 adultos con trastornos de la consciencia.
Los resultados revelaron que aproximadamente 1 de cada 4 pacientes sin respuesta observable a órdenes realizaban una tarea cognitiva.
El hallazgo significa que uno de cada cuatro pacientes con lesiones cerebrales graves que parecían no reaccionar sí era capaz de responder a instrucciones de forma encubierta.
En el estudio, 241 participantes con lesiones cerebrales graves que no respondían cuando se les daba una instrucción sencilla fueron evaluados mediante resonancia magnética funcional, electroencefalograma o ambas pruebas.
Durante esos estudios, los participantes escucharon instrucciones, como “imagine que abre y cierra la mano”, seguidas 15-30 segundos después por “deje de imaginar que abre y cierra la mano”. Las respuestas cerebrales de la resonancia y el electroencefalograma mostraron que 60 participantes (el 25 por ciento) siguieron repetidamente esta instrucción de forma encubierta durante minutos.
Los pacientes tienen “disociación cognitivo-motora”, entienden el lenguaje, recuerdan instrucciones y pueden mantener la atención, aunque parezcan no responder. Sus capacidades cognitivas (es decir, el pensamiento) superan a las motoras y, por tanto, están disociadas de ellas.
“Algunos pacientes con lesiones cerebrales graves no parecen estar procesando su mundo externo. Sin embargo, cuando se les evalúa con técnicas avanzadas como la resonancia magnética basada en tareas y el electroencefalograma, podemos detectar actividad cerebral que sugiere lo contrario”, dijo la autora principal del estudio, Yelena Bodien, investigadora del Spaulding-Harvard Traumatic Brain Injury Model Systems y del Centro de Neurotecnología y Neurorrecuperación del Hospital General de Massachusetts.
“Estos resultados plantean cuestiones éticas, clínicas y científicas cruciales: por ejemplo, ¿cómo podemos aprovechar esa capacidad cognitiva invisible para establecer un sistema de comunicación y promover una mayor recuperación?”, se preguntó la científica.
Las lesiones cerebrales importantes pueden generar coma, estado vegetativo o estado de mínima conciencia. Desde que se publicó hace casi dos décadas el primer estudio que demostraba la disociación cognitivo-motora en individuos con trastornos de conciencia, hubo centros de todo el mundo que han constatado que esta afección se produce en aproximadamente el 15-20 por ciento de los pacientes que no responden.
Sin embargo, el estudio actual sugiere que podría estar presente en el 25 por ciento de los pacientes, o incluso más. La disociación cognitivo-motora fue más común en los participantes evaluados con resonancia y electroencefalograma.
Ese resultado sugiere que pueden ser necesarias múltiples estudios, utilizando diferentes enfoques, para garantizar que no se pasa por alto la consciencia.
El nuevo estudio incluyó datos de participantes de seis centros diferentes de EE.UU., Reino Unido y Europa recogidos a lo largo de aproximadamente 15 años. Cada centro desarrolló y probó rigurosamente sus métodos para detectar la disociación cognitiva motora con el fin de minimizar la posibilidad de que se obtuviera un resultado positivo de forma espuria.
Algunos centros reclutaron a los participantes en la unidad de cuidados intensivos pocos días después de que sufrieran una lesión cerebral grave, a menudo por un traumatismo como un accidente de coche, un ataque cerebrovascular o una parada cardíaca.
Otros centros incluyeron a participantes que habían pasado meses o años desde su lesión o enfermedad y vivían en residencias de personas mayores o en el hogar.
Además de estudiar a los 241 participantes que no respondieron a instrucciones sencillas, la investigación incluyó a 112 participantes que sí respondieron a instrucciones sencillas al pie de cama.
Se esperaba que este último grupo obtuviera buenos resultados en las pruebas, pero, en el 62% de esos participantes, los investigadores no detectaron respuestas cerebrales que sugirieran que seguían instrucciones de forma encubierta.
Los autores señalan que este hallazgo puede reflejar la complejidad de las tareas de la resonancia y el electroencefalograma y subraya el alto nivel de destreza mental necesario para llevarlas a cabo.
El mero hecho de saber que alguien es cognitivamente consciente y más capaz de lo que parece a primera vista puede alterar sustancialmente su atención clínica.
“Las familias nos han dicho que, una vez que se comunica al equipo clínico del paciente el resultado positivo de una prueba que revela disociación cognitiva motora, puede cambiar la forma en que el equipo interactúa con su ser querido”, afirmó Bodien.
“De repente, el equipo presta más atención a signos de comportamiento sutiles que podrían estar bajo control volitivo, o hablar con el paciente, o poner música en la habitación. Por otro lado, no detectar la disociación cognitiva motora puede tener graves consecuencias, como la retirada prematura del soporte vital, la pérdida de signos de conciencia y la falta de acceso a rehabilitación intensiva”, subrayó.
Una limitación del estudio fue que las pruebas no estaban estandarizadas; cada uno de los centros del estudio realizó las pruebas a los pacientes a su manera, lo que creó variabilidad en los datos.
“Para seguir avanzando en este campo, necesitamos validar nuestras herramientas y desarrollar enfoques para evaluar de forma sistemática y pragmática a los pacientes que no responden, de modo que las pruebas sean más accesibles”, contó Bodien.