Una nueva variante del virus de la gripe aviar H5N1 consiguió propagarse como nunca antes durante los últimos tres años y ya afectó a más de 400 especies de mamíferos y aves, desde visones en España y los lobos marinos en Perú, Chile y la Argentina hasta las vacas en los Estados Unidos. Ahora sigue expandiéndose “más de lo esperado” por la Antártida en pingüinos, págalos grandes o skuas, palomas antárticas y lobos marinos.
Los brotes de gripe aviar por todo el mundo preocupan a expertos en diversas disciplinas, quienes están intentando desentrañar por qué se ha producido semejante “pandemia” de animales (técnicamente se le llama “panzootia”) y sugieren recomendaciones para desacelerar la dispersión del patógeno y minimizar sus impactos ecológicos, sanitarios y económicos.
En la mira está la circulación de la nueva variante, llamada “clado 2.3.4.4b”. Desde 2021 se han confirmado 40 casos de personas con gripe aviar, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Parecen pocos en comparación con otras infecciones que han capturado la atención, como el COVID o el dengue.
Sin embargo, el temor es que se produzcan cambios en el patógeno que le permitan transmitirse entre los humanos y generar una pandemia en el futuro.
El panel de expertos de alto nivel ‘Una salud’ de cuatro agencias de Naciones Unidas (FAO, PNUMA, OMS y la Organización Mundial de Sanidad Animal) aún considera que el riesgo global es “bajo”, aunque las personas que trabajan con aves de corral o animales podrían estar en mayor riesgo.
Los científicos Pablo Plaza y Sergio Lambertucci, del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación del Instituto INIBIOMA, que depende de la Universidad Nacional del Comahue y el Conicet, describieron cuáles han sido los factores que favorecieron la propagación en un artículo publicado en la revista Science of The total Environment.
Ambos investigadores estudiaron los efectos de la gripe aviar en lobos marinos y señalaron que los métodos y prácticas en la producción y comercio de aves de corral son factores significativos.
“La intensificación de la producción avícola, con un mayor número de individuos por unidad productiva, aumenta el contacto y el estrés entre los animales, lo que favorece la transmisión de microorganismos. Además, la expansión de la producción avícola hacia ecosistemas prístinos pone a las especies domésticas y silvestres en contacto cercano, facilitando la “dispersión” de patógenos a la fauna silvestre”, explicó el doctor Plaza, en diálogo con Infobae.
Otro factor importante es el aumento del comercio global de animales vivos. Las aves son criadas en un lugar y consumidas en otro. Eso implica largos desplazamientos y aumenta la probabilidad de diseminar patógenos a áreas distantes.
Además, “la implementación ineficiente de normas de bioseguridad, la limpieza deficiente y la mala gestión de los residuos en las producciones avícolas también contribuyen a la propagación del virus”, afirmó.
Estos factores, combinados con una creciente demanda global de alimentos como fuente económica de proteínas, han impulsado el rápido crecimiento del sector avícola intensivo. Todo ayudó a que se produjera la emergencia y la dispersión del virus en el planeta. “En el fondo, con el fin de ganar más dinero y hacer más eficientes las producciones, se termina generando patógenos que luego avanzan y generan enormes pérdidas”, resaltó Plaza.
El especialista comentó a veces se culpa erróneamente a las aves silvestres por la gripe aviar. “Hay que tener en cuenta que el virus H5N1 se generó en las producciones intensivas. Su origen no está en las aves silvestres. Como las aves silvestres interactúan con las aves de corral de esas producciones intensivas adquirieron el virus de alta patogenicidad que luego se dispersó por el mundo, incluyendo a la Antártida”.
En tanto, desde los Estados Unidos, el doctor Gonzalo Moratorio, profesor invitado en la Universidad de Yale e investigador del Instituto Pasteur de Montevideo, también precisó a Infobae: “Claro que el tipo de producción agropecuaria ha impactado. Aunque otros factores, muchas veces ayudados por este modo de producción que acerca a los hospederos del virus, también han sido cruciales, como la adaptación del virus a las aves silvestres y su propagación a especies de mamíferos, lo que ha facilitado su expansión global”.
Días atrás, Moratorio fue uno de los 6 científicos que fue destacado por la revista Cell para subrayar la importancia de que se adopten medidas para frenar a la gripe aviar hoy.
Allí el científico mencionó que, aunque el riesgo sigue siendo bajo, “la naturaleza siempre se las arregla”. Las mutaciones virales podrían cambiar rápidamente este escenario.
“Para mí, la situación está clara: a medida que el virus H5N1 se propaga, nuestras interacciones aumentan, lo que incrementa el riesgo de infección humana y la posible transmisión de persona a persona. Las estrategias de detección deben ajustarse al marco de “Una salud” y dar prioridad a la fauna silvestre y al ganado. Como virólogo, insisto en esta necesidad, que es crítica para la acción”, escribió el virólogo en la revista Cell.
Al ser consultado por Infobae, Moratorio precisó qué más acciones deberían realizarse. “La principal acción es fortalecer la vigilancia epidemiológica de la gripe aviar a lo largo de las rutas migratorias de aves silvestres y en ambientes agrícolas, junto con la implementación de medidas de bioseguridad para aquellos trabajadores en estos sectores y la mejora en la secuenciación genómica para detectar cambios virales y prevenir la transmisión zoonótica”.
Además, -enfatizó- “es esencial fomentar la investigación interdisciplinaria, que integre virología, inmunología, epidemiología, ecología, y salud pública dentro del marco Una salud, así como mejorar la colaboración regional y global para compartir información de brotes y secuencias genómicas virales de manera oportuna, y optimizar el acceso a herramientas de prevención y control, como vacunas y test diagnósticos”.