La NASA está de parabienes. Vientos de esperanza comenzaron a volar esta semana que pasó, mientras dos cohetes despegaban desde Estados Unidos en distintas misiones espaciales que prometen consolidar el plan espacial estadounidense para distintos propósitos.
Desde seguir contribuyendo astronautas para trabajar en la Estación Espacial Internacional (EEI) y continuar estudiando el comportamiento del ser humano en fuera de la Tierra, hasta mirar cada vez más cerca un nuevo alunizaje tripulado, después de más de 50 años.
El miércoles último, luego de seis intentos fracasados y varios retrasos que acumularon años, despegó con tripulantes la nueva cápsula espacial de Boeing llamada Starliner.
La compañía aeroespacial estadounidense logró un correcto despegue de dos astronautas al complejo orbital, con los ojos de la NASA puestos en esta misión, ya que años atrás había firmado un contrato hace 10 años para desarrollar esta nave que abre opciones de viajes a la EEI más allá de la consolidada cápsula Crew Dragon de SpaceX.
En septiembre de 2014, la NASA anunció que SpaceX y Boeing recibirían cada uno un acuerdo como parte de los contratos de Capacidad de Transporte de Tripulación Comercial. El plan era poner en funcionamiento dos naves espaciales independientes simultáneamente como una forma de redundancia en caso de que algo le sucediera a uno de los vehículos, dejándolo fuera de servicio.
Boeing recibió un contrato de 4.200 millones de dólares en 2014. SpaceX también obtuvo uno, por valor de 2.600 millones de dólares. El primer vuelo de prueba sin tripulación de Crew Dragon de SpaceX se produjo en marzo de 2019 con la misión Demo-1, que se acopló a la ISS sin tripulación y regresó sano y salvo.
Demo-2 vio el regreso de la capacidad de lanzamiento de la tripulación estadounidense el 30 de mayo de 2020, llevando de manera segura a Bob Behnken y Doug Hurley a la ISS y de regreso.
Con este nuevo viaje espacial de Starliner, la Agencia Espacial estadounidense consolida su proyecto para expandir la habitabilidad en el espacio. Los astronautas designados para esta primera misión espacial tripulada de Boeing fueron Wilmore y Suni Williams de la NASA a bordo de un cohete Atlas V de la empresa United Launch Alliance (ULA).
En total, el vehículo consta de una cápsula y un módulo de servicio. La cápsula mide 4,5 metros (15 pies) de diámetro, que es un poco más grande que una cápsula Apolo, pero más pequeña que la cápsula Orión que la NASA está utilizando como parte del programa Artemisa.
La cápsula puede poner en órbita a un máximo de siete personas. Si bien este vuelo solo tendrá una tripulación de dos personas, el plan es lanzar misiones operativas con una tripulación de cuatro, con un quinto asiento opcional. Starling es capaz de permanecer en órbita, según Boeing, durante siete meses.
Combinado con el módulo de servicio, Starliner mide 5 metros (16,5 pies) de altura. El módulo de servicio, que permanece unido a la cápsula hasta justo antes del reingreso, contiene cuatro motores de aborto de lanzamiento diseñados por Aerojet Rocketdyne. Están destinados a alejar la nave espacial en caso de un problema en la plataforma o durante el vuelo.
El módulo de servicio también está equipado con 28 motores con sistema de control de reacción (RCS) para maniobras en órbita. Estos se suman a los 20 motores de control de actitud y maniobra orbital (OMAC) utilizados para maniobrar y separar la cápsula. Los paneles solares de Starliner también están ubicados en el lado de popa del módulo de servicio. La cápsula está equipada además con 12 propulsores RCS propios.
El 6 de junio, Starliner llegó a la Estación Espacial Internacional, con algunos problemas para conectarse, después de que cinco de sus 28 propulsores de control de reacción fallaran. Pero el equipo de la misión volvió a poner en funcionamiento cuatro de esos propulsores impactados y Starliner recibió autorización para acercarse a la EEI unas horas después.
Viaje exitoso de Starship
El megacohete Starship de SpaceX, la nave espacial más grande del mundo, realizó su cuarto lanzamiento de prueba, culminando un vuelo y amerizaje exitoso el jueves último.
Starship se elevó desde la estación espacial Starbase, ubicada en Boca Chica, Texas, Estados Unidos, con la potencia de sus 33 motores Raptor que logran un empuje de 7.600 toneladas de empuje para hacer elevar los 122 metros de la nave espacial hacia fuera de la atmósfera de la Tierra.
“La cuarta prueba del sistema integrado Starship, el cohete portador de 70 metros de altura llamado Super Heavy y la propia nave Starship de otros 50 metros, demuestra, una vez más, el cambio de paradigma que ha generado SpaceX en lo que se refiere no solo al acceso al espacio sino a la astronáutica en su conjunto. El cohete más grande en tamaño y más potente de todos los tiempos, ha sido puesto a prueba por cuarta vez, superando con creces lo acontecido en las primeras 3 pruebas”, explicó a Infobae Diego Bagú, astrónomo y especialista en misiones espaciales.
La compañía espacial había realizado solo tres vuelos de prueba: un debut fallido de solo 4 minutos en abril de 2023. Esa misión terminó con una detonación controlada del vehículo que viajaba fuera de control.
También tubo del problema del despegue, cuando la nave destruyó la plataforma de lanzamiento al abrir un cráter debajo del soporte de lanzamiento orbital de Starbase, lo que impulsó a SpaceX a instalar una placa de metal que tira agua como refuerzo que absorbe el calor.
Un segundo vuelo en noviembre de ese año tampoco logró llegar al espacio tras 8 minutos de recorrido y una separación dificultosa de sus dos etapas.
El vuelo 2, en noviembre de 2023, terminó antes de tiempo y la dos partes del cohete explotaron en la atmósfera, sin poder cumplir sus recorridos.
Y el último lanzamiento de Starship Flight 3, el 18 de marzo de este año, que llegó al espacio por primera vez antes de que el vehículo y su propulsor Super Heavy se perdieran sin poder aterrizar en forma controlada. La nave pudo alcanzar las fronteras de la atmósfera terrestre, pero no logró concluir con éxito su descenso desde una altura de 160 kilómetros y a una velocidad de 26.000 km/h.
“Todos los objetivos trazados por la empresa de Elon Musk han sido cumplidos, a tal punto que ya se están barajando los desafíos a alcanzar en lo que será el próximo test: ni más ni menos que capturar a la gigantesca primera etapa (el Super Heavy de 70 metros) “abrazándola” con las colosales estructuras del “Mechazila”, una gigantesca estructura con forma de torre que funcionará, en un futuro cercano, como plataforma de lanzamiento y regreso de dichos cohetes. No es ciencia ficción. Lo estamos presenciando, en vivo”, precisó Bagú.
Y concluyó: “Hace tan solo unas horas SpaceX compartió a través de su cuenta en la red social X un video del descenso del Super Heavy en pleno Golfo de México, tal cual estaba planeado. Esto sumado a las increíbles imágenes en video del reingreso a la atmósfera terrestre por parte de Starship y su posterior amerizaje en el océano Índico, nos permite apreciar cuán cerca estamos de comenzar a vivir, realmente, el regreso del ser humano a la Luna y, en un buen par de años en el futuro, el tan ansiado viaje al planeta rojo. Fue un sueño desde pequeño por parte de un emprendedor muy particular. Estamos observando cómo, a pasos asombrosamente veloces, se va acercando a su cumplimiento”.
Elon Musk, fundador y director ejecutivo de SpaceX, estaba visiblemente emocionado. Tanto, que escribió en la red social X: “¡Aterrizaje suave exitoso del cohete propulsor Starship Super Heavy!”.
El éxito de este aterrizaje al cabo de 6 minutos y 43 segundos del despegue se funda en el espíritu y la razón de ser de SpaceX: la reutilización del material lanzado.
Es que el megacohete Starship, al igual que la familia de los exitosos Falcon 9, que entre otras prestaciones permite que astronautas viajen a la Estación Espacial Internacional o colocar distintos tipos de satélites, se basan en que su lanzamiento sea totalmente reutilizable, lo que implica un avance revolucionario en los vuelos espaciales y una economía de gastos que permiten más vuelos seguidos y menos contaminación para nuestro planeta.
“A pesar de la pérdida de muchas fichas y un flap dañado, ¡Starship logró un aterrizaje suave en el océano! ¡¡Felicitaciones al equipo de SpaceX por un logro épico”, describió Musk escribió en X.
En SpaceX y la NASA están muy contentos con el progreso alcanzado en cada lanzamiento. Y esta cadena ya promete más aventuras. De hecho, semanas atrás, SpaceX comenzó a probar los motores de la nave de prueba Starship 5 para ser lanzados en menos de tres meses.