Cada vez falta menos para volver a la Luna. Cada vez está más cerca el sueño de retornar a nuestro satélite natural y colonizarlo, como paso previo al salto a Marte.
Así lo pensaron hoy los directivos de SpaceX, encabezados por Elon Musk, CEO y fundador de la compañía y también los expertos de la NASA, cuando el megacohete Starship, la nave espacial más grande del mundo realizó su cuarto lanzamiento de prueba, culminando un vuelo y amerizaje exitoso.
En un viaje drámatico y emocionante a la vez, Starship se elevó a la 7.50 hora local (12.50 GTM) desde la estación espacial Starbase, ubicada en Boca Chica, Texas, Estados Unidos con la potencia de sus 33 motores Raptor que logran un empuje de 7.600 toneladas para hacer elevar los 122 metros de la nave espacial y romper la fuerza de gravedad de la Tierra.
La expectativa era enorme. Los nervios lo eran más. SpaceX estaba iniciando su cuarto lanzamiento en poco más de un año y en cada uno de los despegues había conseguido grandes progresos hacia el objetivo final que es lograr un despegue, vuelo y descenso controlado.
La compañía espacial había realizado hasta hoy tres vuelos de prueba con un debut fallido de solo 4 minutos en abril de 2023. Esa misión terminó con una detonación controlada del vehículo que viajaba fuera de control. También tuvo un problema grande en el despegue, cuando la nave destruyó la plataforma de lanzamiento al abrir un cráter debajo del soporte de Starbase, lo que impulsó a SpaceX a instalar una placa de metal que tira agua como refuerzo para absorber el calor emanado de los propulsores.
Un segundo vuelo en noviembre de ese año tampoco logró llegar al espacio tras 8 minutos de recorrido y una separación dificultosa de sus dos etapas. El vuelo 2, en noviembre de 2023, terminó antes de tiempo y la dos partes del cohete explotaron en la atmósfera, sin poder cumplir sus recorridos.
Y el último lanzamiento de Starship Flight 3, el 18 de marzo de este año, que llegó al espacio por primera vez antes de que el vehículo y su propulsor Super Heavy se perdieran sin poder aterrizar en forma controlada. La nave pudo alcanzar las fronteras de la atmósfera terrestre, pero no logró concluir con éxito su descenso desde una altura de 160 kilómetros y a una velocidad de 26.000 km/h.
Todo eso lo superó SpaceX hoy, haciendo historia.
La compañía espacial se había propuesto dos objetivos claros: hacer descender en forma ordenada el propulsor de la primera etapa, conocido como Super Heavy de 72 metros de altura, para ejecutar un suave amerizaje en el Golfo de México.
Y también lograr una reentrada controlada de la etapa superior de 50 metros de altura, llamada Starship. Tanto el propulsor Super Heavy como su nave lograron amerizar sin destruirse en el aire, lo que provocó el aplauso cerrado de todo el personal de SpaceX en el centro de control de mando en Starbase.
Elon Musk, fundador y director ejecutivo de SpaceX, estaba visiblemente emocionado. Tanto, que escribió en la red social X: “¡Aterrizaje suave exitoso del cohete propulsor Starship Super Heavy!”. El éxito de este aterrizaje al cabo de 6 minutos y 43 segundos del despegue se funda en el espíritu y la razón de ser de SpaceX: la reutilización del material lanzado.
Es que el megacohete Starship, al igual que la familia de los exitosos Falcon 9, que entre otras prestaciones permite que astronautas viajen a la Estación Espacial Internacional o colocar distintos tipos de satélites, se basan en que su lanzamiento sea totalmente reutilizable, lo que implica un avance revolucionario en los vuelos espaciales y una economía de gastos que permiten más vuelos seguidos y menos contaminación para nuestro planeta.
También, pensado a futuro, esta reutilización implica más eficiencia y sostenibilidad para concretar asentamientos humanos en la Luna y Marte sin costos astronómicos.
“Todo este edificio se estaba volviendo absolutamente loco cuando vimos el propulsor caer al agua, quiero decir, ¡Guau“, dijo el portavoz de SpaceX, Dan Huot, durante un comentario en vivo desde la sede de la compañía en Hawthorne, California. Al igual que la primera etapa Super Heavy del cohete, la parte superior Starship corrió la misma suerte y logró un descenso controlado en el océano Índico, poco más de una hora de su despegue.
En ese momento se vivió un halo de dramatismo cuando uno de sus flaps sufrió daños por quemaduras durante el descenso. Las vistas de la cámara en vivo mostraron que el escudo térmico de la solapa se estaba quemando, cubriendo la cámara con escombros y finalmente rompiendo la lente.
El temor de perder la nave espacial se hizo sentir en el aire. Pero un suspiro de alivio recorrió a todos los presentes en la base espacial y a los millones de observadores online en todo el mundo, cuando otra de las cámaras captaba el correcto giro de la nave, demostrando que Starship estaba vivo y el correcto encendido de los retrocohetes para lograr un suave amerizaje en el océano Índico.
“A pesar de la pérdida de muchas fichas y un flap dañado, ¡Starship logró un aterrizaje suave en el océano! ¡Felicitaciones al equipo de SpaceX por un logro épico!”, describió Musk escribió en X.
El equipo de SpaceX también implementó varios cambios operativos, para este exitoso vuelo, incluido el descarte del ‘hot-stage’ de Super Heavy (la separación en caliente de las dos partes del cohete) después del retroceso para reducir la masa del cohete para la fase final del vuelo.
El cuarto vuelo siguió una trayectoria similar a la prueba de vuelo anterior, con Starship apuntando a amerizar en el Océano Índico, al oeste de Australia.
“Esta ruta de vuelo no requiere un esquema de desorbitación para el reingreso, lo que maximiza la y al mismo tiempo brinda la oportunidad de cumplir el objetivo de reingreso controlado”, comunicó Space X horas antes del despegue. El reingreso en la atmósfera, con un calor extremo por la fricción, fue el principal reto para que Starship pueda retornar a la superficie terrestre de forma segura.
Starship necesitará realizar muchos más vuelos de prueba antes de estar lista para la misión histórica de llevar humanos a la Luna. Pero hay que pensar que para el programa Apolo, se necesitaron 11 lanzamientos para lograr que Neil Armstrong y Buzz Aldrin pusieran un pie en la superficie selenita. Con Starship van solo 4 vuelos en un año y dos meses, logrando avances significativos y sostenidos que ilusionan con más vuelos espaciales de prueba que vayan corrigiendo los pequeños errores que se detectaron.
Uno de ellos ocurrió durante el lanzamiento, cuando el propulsor Super Heavy encendió 32 de sus 33 motores Raptor, con un motor claramente apagado que corroboró la medición de telemetría. Y también sucedió cuando el Super Heavy encendió su motor para efectuar el aterrizaje. “De 13 motores, solo se encendieron 12 motores, aunque la nave pareció realizar su aterrizaje suave”, dijo SpaceX. Por último, la quema del flap de Starship también está entre los problemas a corregir a futuro.
La Luna, Marte y otros planetas
La NASA seleccionó la nave como el primer módulo de aterrizaje tripulado para su programa Artemis de exploración lunar, cuyo objetivo es establecer una base de investigación en la región del polo sur rica en hielo para finales de la década de 2020.
El plan actual de la NASA tiene como objetivo que Starship lleve astronautas a la Luna por primera vez en septiembre de 2026, en la misión Artemis 3.
Y con esta misma nave, estaría planificando el primer vuelo a Marte. Un detalle hace más factible que los vuelos al planeta rojo se incrementen: los motores Raptor de Starship queman oxígeno líquido y metano líquido, los cuales pueden obtenerse en el Planeta Rojo.
La nave espacial Starship y el cohete Super Heavy de SpaceX, denominados colectivamente Starship, representan “un sistema de transporte totalmente reutilizable diseñado para llevar tanto a la tripulación como a la carga a la órbita terrestre, la Luna, Marte y más allá”, según la descripción de la propia compañía espacial.
“Podemos ir a otros lugares del sistema solar, como Saturno, pero creo que lo más importante en lo que debemos centrarnos es en el camino más rápido hacia una ciudad autosuficiente en Marte”, fueron las palabras que pronunció el multimillonario empresario Elon Musk al presentar hace dos años su nuevo cohete Starship, con el que se propone generar una revolución espacial como la que hizo el legendario Apolo que llevó el hombre a la Luna.
Starship es el vehículo de lanzamiento más potente del mundo jamás desarrollado, capaz de transportar hasta 150 toneladas métricas totalmente reutilizables y 250 toneladas métricas descartables. Tiene una altura de 122 metros y un diámetro de 9.
El cohete Super Heavy está propulsado por 33 motores Raptor de combustión en etapas de metano y oxígeno reutilizable, mientras que la nave Starship dispone de otros 6 motores: tres motores Raptor y tres motores Raptor Vacuum (RVac), que están diseñados para su uso en el vacío del espacio.
La cadena de lanzamientos no se va a cortar y promete más aventuras. De hecho, semanas atrás, SpaceX comenzó a probar los motores de la nave de prueba Starship 5.