En tan solo los tres primeros meses de 2024, la región de las Américas reportó 4.047.685 casos de dengue y más de 1.200 muertes. El 92% de las personas afectadas por esa infección causada por la picadura de mosquitos Aedes aegypti vive en el Cono Sur, la subregión formada por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.
En diálogo con Infobae, desde Suiza, el doctor Raman Velayudhan, jefe de la Unidad de Salud Pública Veterinaria, Control de Vectores y Medio Ambiente, y Enfermedades Tropicales Desatendidas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo: “En la actualidad, el mayor número de casos de dengue se registra en Sudamérica”.
Velayudhan señaló que la epidemia está relacionada con “la estación estival y a las lluvias de este período” en Sudamérica. Aunque advirtió el dengue podría afectar a otras regiones pronto: “Los patrones climáticos similares podrían ocurrir en el hemisferio Norte en julio y agosto”.
Entre las razones de la suba de la incidencia, el experto mencionó que “los casos de dengue se han multiplicado por más de ocho desde el año 2000, debido especialmente al aumento de la urbanización, la circulación de personas y productos y los cambios climáticos y ambientales”.
Los mosquitos -enfatizó- están bien adaptados a las zonas urbanas y se han extendido silenciosamente a más países en las dos últimas décadas.
Cómo avanzó el dengue en el mundo
Se sabe que antes de 1970, las especies de mosquitos que pueden ser vectores de la enfermedad estaban presentes solo en media docena de países, pero ahora se encuentra en más de 130 países.
Además de la grave situación de Sudamérica, “hay brotes simultáneos en partes de África en más de siete países, y prevemos un aumento en Asia después de la estación de los monzones”, anticipó el experto de OMS.
“En México y América Central también se han estado experimentando brotes de dengue en muchas islas en los últimos meses. Durante el último año, también se ha producido un aumento del dengue en la zona Sahel, muchos de los países situados justo debajo del Sahara, incluidos Senegal, Malí, Burkina Faso, Chad y Etiopía, en África. Esto es muy inusual en esta región. Pero el predominio de casos de dengue hoy se está produciendo en Sudamérica”, contó a Infobae el doctor Davidson Hamer, profesor de medicina y salud global en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, quien recientemente publicó un artículo de opinión en la revista Annals of Internal Medicine, en el que sugiere que hay que fortalecer la vigilancia genómica del virus del dengue.
Por qué Sudamérica es más afectada hoy
Para el doctor Hamer, por qué el dengue está afectando más a Sudamérica es hoy “una gran pregunta”. Contestó: “No está claro, pero puede ser una combinación de diferentes factores, como temperaturas más cálidas, más precipitaciones asociadas al fenómeno de El Niño y, potencialmente, la introducción y circulación de nuevos genotipos frente a los que las poblaciones locales no tienen inmunidad preexistente”.
El Niño es un fenómeno climático natural que tiene una recurrencia de entre 2 y 7 años. Sus impactos en el clima son de escala global y varían según la región del planeta. En zonas de Sudamérica, El Niño ha estado influyendo para que los niveles de lluvias sean superiores a los normales.
El doctor Andrew Brouwer, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, coincidió. En diálogo con Infobae, afirmó: “Se dan las condiciones de calor y humedad que favorecen a los mosquitos Aedes aegypti, que propagan el dengue. Los grandes brotes de 2023-24 pueden deberse en parte a las condiciones climáticas de El Niño y a los ciclos de inmunidad de la población”.
Qué hacer contra el dengue
Recientemente, el director de la OPS, Jarbas Barbosa, instó a intensificar los esfuerzos para eliminar los criaderos de mosquitos y protegerse de las picaduras, a preparar a los servicios de salud para el diagnóstico temprano y el manejo clínico oportuno, y a educar a la población sobre los síntomas del dengue para que busquen atención médica de inmediato.
Como solución, el doctor Brouwer enfatizó en que el dengue suele controlarse mediante estrategias como la eliminación del hábitat de reproducción de los mosquitos.
“Una buena vigilancia de casos y vectores puede ayudar a saber dónde actuar para tener el mayor impacto”, subrayó. El equipo de Brouwer había publicado en abril del año un trabajo en la revista Plos Neglected Tropical Diseases.
Entre las conclusiones, comentaron que el potencial de la incidencia de los virus dengue y zika (que también es transmitido por los mosquitos) en Brasil podría crecer entre un 10% y un 20% en los próximos 30 años por el incremento de las temperaturas vinculado al cambio climático.
Para hacer ese estudio, evaluaron cuatro regiones distintas de Brasil y pronosticaron que las estaciones de transmisión de las infecciones también se alargarán unos dos meses al año, con un potencial creciente de brotes estacionales, incluso en las regiones más frías del país.
“Nuestro trabajo ha relacionado el potencial de transmisión del dengue y el Zika con la temperatura. De esta manera, podemos ayudar a mejorar nuestra predicción del potencial de que se produzcan brotes a medida que las temperaturas aumentan por el cambio climático, o por cambios a más corto plazo como El Niño. Las predicciones de futuros brotes específicos también tendrían que tener en cuenta la inmunidad de la población de cada serotipo de dengue y otros factores”, afirmó Brouwer en el diálogo con Infobae.
Con respecto al cambio climático, la situación hoy es más preocupante que nunca. El último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que 2023 fue el año más cálido desde que hay registros, con una temperatura media mundial cerca de la superficie de 1,45 grados por encima de los niveles preindustriales de referencia. Fue el decenio más cálido.
“Nunca hemos estado tan cerca, aunque de momento de forma temporal, del límite inferior de 1,5 grado del Acuerdo de París sobre el cambio climático”, afirmó en un comunicado la Secretaria General de la OMM, la científica argentina Celeste Saulo. “La comunidad de la OMM está haciendo sonar la Alerta Roja en el mundo”.
En 2022, las concentraciones de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) habían alcanzado niveles sin precedentes.