Los recursos de aguas subterráneas profundas son una posible fuente no convencional de agua potable que puede abordar la escasez de ese recurso a nivel mundial.
Se han encontrado aguas subterráneas profundas dulces y salobres (baja salinidad), tanto de acuíferos confinados como fósiles, en tierra y a lo largo de las costas hasta profundidades de varios kilómetros, alojadas en acuíferos en todo el mundo. Los ejemplos incluyen Nubia en Chad, Egipto, Libia y Sudán; el Megasistema acuífero Superior de la plataforma Arábiga; la Gran Cuenca Artesiana en Australia; el costero de Tanzania; el acuífero del Cuerno de África, entre otros. Se considera que el origen de estos grandes sistemas de aguas subterráneas profundas se debe a la recarga meteórica de agua durante épocas geológicas anteriores, por ejemplo, asociadas con períodos pluviales interglaciales y niveles más bajos del mar, hace miles a un millón de años.
Recientemente, un equipo multiinstitucional de geocientíficos ha descubierto una antigua y profunda piscina subterránea de agua dulce debajo de parte de las montañas de Sicilia. El estudio fue publicado en la revista Communications Earth & Environment. Para su elaboración se utilizó datos disponibles públicamente recopilados de los esfuerzos de descubrimiento de petróleo para estudiar el agua subterránea en y alrededor de la formación Gela, durante la reducción del nivel del mar en Messina en el sur de Sicilia, Italia, debajo de las montañas en la isla.
A medida que crece el número de personas que viven en las islas, los científicos continúan buscando recursos para sustentarlas. Este es uno de los fenómenos que también ocurre en Sicilia, que se encuentra frente a la costa de Italia continental en el mar Mediterráneo. Los funcionarios allí están preocupados por el suministro de agua para una población en constante crecimiento. Por eso fue emprendido el estudio de los suministros subterráneos de agua dulce que aún no han sido explotados, como una alternativa posible de abastecimiento para las comunidades locales.
Los científicos analizaron mapas y datos de estudios anteriores en busca de depósitos de petróleo. Descubrieron lo que creen que es un acuífero previamente desconocido a miles de metros por debajo de las montañas Hyblaean. Se hicieron modelos 3D del acuífero para validar los hallazgos y se encontraron evidencia que sugieren que no sólo es un acuífero, sino que contiene aproximadamente 17,5 kilómetros cúbicos de agua.
Luego, el equipo de trabajo se propuso explicar cómo pudo haber llegado tanta agua dulce a residir encerrada debajo de una cadena montañosa. Sugieren que ese caudal de fluido quedó atrapado allí durante la crisis de salinidad del Messiniense hace miles de décadas; en ese período de 700.000 años se produjo un bloqueo en el Estrecho de Gibraltar que permitió que muchas partes del Mar Mediterráneo se secaran, exponiendo el fondo marino al agua de lluvia.
La investigación sugiere que esta agua de lluvia goteó hacia la corteza terrestre. En el documento se señala que esa agua de lluvia podría haberse acumulado bajo tierra al ser absorbida por la roca carbonatada que actuaba como una esponja. Cuando los niveles del mar volvieron a la normalidad, el agua dulce subterránea quedó atrapada debido a la presión del agua de mar.
También se encontró lo que se cree que es un probable conducto antiguo para la canalización apropiada del agua de lluvia: la escarpa de Malta, que se extiende alrededor del este de Sicilia.
*Lorenzo Lipparini es especialista del Departamento de Geociencias de la Universidad de Malta, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Roma Tre, Roma, Italia y del Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia (INGV), Roma, Italia.
*La información contenida en este artículo periodístico se desprende de la investigación denominada “Amplios recursos de aguas subterráneas renovadas emplazados durante la reducción del nivel del mar en Messina en el sur de Sicilia, Italia”, cuyo autor principal es Lipparini y de la que también participaron Damián Chiacchieri, Roberto Bencini y Aarón Micallef pertenecientes a las Universidades de Malta, Roma Tre y Bologna.