Es bien sabido que no es fácil aterrizar en otro mundo, ya sea la Luna, Marte u otro planeta. Distintas naves espaciales lo han logrado, pero muchas más fracasaron y terminaron estrellándose en su superficie o no llegando directamente.
Tal es el caso del último intento de alunizar un módulo espacial. El primer intento estadounidense en más de 50 años, luego del programa Apolo.
Se trata de la nave espacial Peregrine, de la empresa Astrobotic Technology, que se lanzó la semana pasada; pero por una fuga de combustible debió redirigirse de vuelta a la Tierra para impactar en nuestra atmósfera en los próximos días y así desintegrarse, sin causar daños a terceros.
El intento fallido de alunizaje es un revés para el programa Commercial Lunar Payload Services (CLPS) de la NASA, que recluta empresas privadas para ayudar a la agencia espacial a investigar la superficie lunar con el objetivo de que los humanos regresen a la Luna a finales de esta década.
Astrobotic Technology, la compañía que desarrolló el módulo de aterrizaje Peregrine bajo un contrato de 108 millones de dólares con la NASA, reveló el domingo que tomó la decisión de deshacerse de la nave espacial permitiéndole desintegrarse en el aire mientras descendía hacia la Tierra.
“Nuestros esfuerzos de análisis han sido desafiantes debido a la fuga de propulsor, que ha agregado incertidumbre a las predicciones de la trayectoria del vehículo”, escribió Astrobotic.
“Si bien creemos que es posible que la nave espacial funcione durante varias semanas más y podría haber elevado la órbita para no tocar la Tierra, debemos tener en cuenta el estado anómalo del sistema de propulsión y utilizar la capacidad a bordo del vehículo para finalizar la misión de forma responsable y segura. No creemos que el reingreso de Peregrine represente riesgos para la seguridad y la nave espacial se quemará en la atmósfera de la Tierra”, agregaron desde la compañía con sede en Pittsburgh en una actualización publicada en su sitio web.
El Peregrine de Astrobotic es el primer módulo de aterrizaje lunar privado de EEUU que se lanza y también el primero en llevar experimentos de la NASA y cargas útiles comerciales a la Luna, así como la primera misión en volar bajo el programa de Servicios de Cargas Útiles Lunares Comerciales de la NASA. Lleva cinco experimentos de la NASA y otras 15 cargas útiles para una variedad de clientes, incluidos restos humanos destinados a un entierro en la luna para las empresas Celestis y Elysium Space.
“Estaba previsto que el módulo de aterrizaje Peregrine intentara alunizar el 23 de febrero, pero la fuga de combustible lo hizo imposible”, dijo Astrobotic. En los últimos días, la fuga se ha ralentizado, lo que ha permitido a los ingenieros prolongar su vida. “La fuga de propulsor se ha ralentizado considerablemente hasta un punto en el que ya no es la principal prioridad del equipo”, precisó la empresa espacial.
“Es un gran honor ser testigo de primera mano de los heroicos esfuerzos de nuestro equipo de control de misión superando enormes desafíos para recuperar y operar la nave espacial”, dijo el director ejecutivo de Astrobotic, John Thornton, en un comunicado del domingo. “Espero poder compartir estas y otras historias notables después de que concluya la misión el 18 de enero. Esta misión ya nos ha enseñado mucho y me ha dado una gran confianza en que nuestra próxima misión a la Luna logrará un aterrizaje suave”. Se espera que los funcionarios de Astrobotic y la NASA hagan una conferencia de prensa el jueves para discutir el estado de la misión.
Opciones de eliminación en el espacio
La empresa tenía otras opciones para deshacerse del módulo de alunizaje Peregrine, al confirmar que no llegaría a nuestro satélite natural.
La nave espacial podría haber quedado abandonada al cosmos, destinada a pasar la eternidad en la oscuridad de la extensión. Pero la compañía dijo que decidió no tomar esa ruta considerando el “riesgo de que nuestra nave espacial dañada pueda causar un problema a futuro”. El módulo de aterrizaje Peregrine se convertiría esencialmente en un pedazo de basura incontrolada, capaz de estrellarse contra otros objetos en el espacio, como satélites operativos.
Cuando regrese a la Tierra, el vehículo quedará destruido al estrellarse contra la espesa atmósfera del planeta a altas velocidades. La compañía dijo que su decisión de traer de vuelta a Peregrine se produjo después de recibir “aportes de la comunidad espacial y del gobierno de Estados Unidos sobre el curso de acción más seguro y responsable”. Por eso, también desistieron de que el vehículo Peregrine se estrelle en la luna, como lo han hecho muchas naves espaciales, intencionalmente o no, en misiones lunares de años anteriores.
Si el módulo Peregrine hubiera llegado a la Luna, podría haberse convertido en la primera nave espacial estadounidense en aterrizar en la superficie lunar desde la misión Apolo 17 de la NASA en 1972.
Pero la compañía reconoció pocas horas después del lanzamiento de su nave espacial el 8 de enero que un aterrizaje suave en la Luna no sería posible. La fuga de combustible de Peregrine disminuyó en los días posteriores a su lanzamiento, dejando a la nave espacial con la capacidad de avanzar cojeando miles de millas.
La empresa aclaró que el módulo de aterrizaje Peregrine ha sido controlado únicamente por sus propulsores de control de actitud, que son pequeños motores montados en el costado del módulo de aterrizaje, diseñados para mantener la estabilidad o realizar movimientos de precisión.
Si bien la nave no llegó a la Luna, pudo encender algunos de los instrumentos científicos y otras cargas útiles a bordo. “Dos de las cinco cargas útiles de la NASA, el sistema de espectrómetro de neutrones y el espectrómetro de transferencia lineal de energía, pudieron recopilar datos sobre los niveles de radiación en el espacio”, anunció la agencia espacial en un comunicado de prensa del 11 de enero. Si bien la NASA esperaba tomar esas mediciones en la superficie lunar, donde planea regresar a los astronautas a finales de esta década, los funcionarios de la agencia espacial indicaron que los datos aún eran valiosos.
El módulo de aterrizaje Peregrine también pudo activar un nuevo sensor, desarrollado por la NASA, que fue diseñado para ayudar a la nave espacial a alunizar. Llamado Navegación Doppler Lidar, utiliza láseres y el efecto Doppler, que emplea la frecuencia de las ondas para medir la distancia, para realizar navegaciones de precisión.
“Las mediciones y operaciones de los instrumentos científicos a bordo proporcionados por la NASA proporcionarán experiencia, conocimiento técnico y datos científicos valiosos para futuras entregas lunares del CLPS”, precisó Joel Kearns, administrador asociado adjunto para exploración de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, en un comunicado.
Al menos uno de los instrumentos científicos de la NASA, el Laser Retroreflector Array, no pudo funcionar. El LRA es una colección de ocho prismas incrustados en aluminio que pueden reflejar láseres y transmitir ubicaciones precisas. Los ingenieros de la NASA diseñaron el conjunto para que se convierta en una característica permanente en la Luna, ayudando a otras naves espaciales a orientar sus ubicaciones.
Incluso, una serie de otras cargas útiles diseñadas específicamente para operar en la Luna permanecen atrapadas a bordo del módulo de aterrizaje Peregrine. Incluyen un rover desarrollado en la Universidad Carnegie Mellon y cinco pequeños robots de la Agencia Espacial Mexicana que fueron diseñados para ser catapultados a la superficie lunar. Vale destacar que la nave espacial Peregrine también lleva varios recuerdos, cartas e incluso restos humanos que los clientes pagaron para volar en la misión.