En América del Sur, hay un riesgo potencial alto para la salud humana porque el virus del dengue está circulando y existen dificultades para que se detecten los síntomas de manera temprana, según evaluó la Organización Panamericana de la Salud. Al mismo tiempo, desde diciembre pasado, los casos de personas que son diagnosticadas con la enfermedad COVID-19 también crecieron en Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela.
Esta simultaneidad de la circulación de los dos patógenos en las comunidades ha conducido a que ya se detecten casos de coinfección de dengue y COVID. Es decir, la misma persona tiene los dos virus al mismo tiempo.
“Estábamos considerando a todos los pacientes con síntomas que venían a consultar como si fuera dengue, por la gran epidemia que hubo en la Argentina en 2023. Pero nos sorprendió el caso de una paciente porque tenía congestión nasal, pérdida de olfato, y niveles bajos de los glóbulos blancos y las plaquetas. Entonces le hicimos los tests porque ella iba a realizarse una intervención cardiológica por otro problema, y el 2 de enero pasado se diagnosticó que tenía una coinfección de dengue y COVID”, contó a Infobae el médico Fabián Acevedo, a cargo del servicio de atención COVID de la Unidad Médica Educativa Universidad Nacional del Chaco Austral.
El experto, de la localidad de Sáenz Peña, provincia de Chaco, en Argentina, señaló que como ya no son frecuentes los testeos para COVID, “podría haber más casos de coinfección” que no llegan a diagnosticarse.
En Paraguay, se emitió un alerta días atrás por el riesgo de la coinfección. Según informó a Infobae el equipo de la dirección general de vigilancia de la salud del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, a cargo de la doctora Andrea Ojeda, durante la segunda quincena de diciembre se han identificado 15 casos de personas con COVID y dengue.
“Son datos preliminares que aún se están estudiando para poder establecer una vigilancia más exhaustiva”, aclararon.
“Ambas infecciones pueden causar fiebre. Pero si el paciente siente tos, falta de aire, dolor detrás de los ojos, dolor de cabeza o en las articulaciones, náuseas y vómitos, cansancio intenso, entre otros, podría tratarde una coinfección de dengue y COVID. También hay que considerar que puede haber pacientes sin síntomas para ambas infecciones”, a Infobae Marcelo Quipildor, médico infectólogo del Hospital Materno Infantil de Salta y del Hospital San Vicente de Paul de Orán y miembro de la comisión de emergentes y enfermedades endémicas de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
Son dos infecciones muy diferentes en cuanto al modo de transmisión. Mientras que el virus del dengue se propaga a través de las picaduras de mosquitos que se infectaron al atacar a personas enfermas, el coronavirus que causa el COVID se transmite principalmente por el aire.
Ese patógeno puede afectar especialmente en ambientes cerrados sin una adecuada ventilación permanente cuando hay personas infectadas que estornudan, hablan o tosen.
“Hoy la coinfección es más frecuente de lo esperado, porque en la región hemos tenido epidemias de dengue en muchos países, y el COVID-19 ha afectado a todos. Sin embargo, puede variar en el tiempo de acuerdo a los diferentes factores que afectan la transmisión de ambas enfermedades, incluyendo el tema de vacunación. Hay una baja cobertura con las dosis de refuerzos para COVID y aún falta la aplicación de la vacuna del dengue en gran parte de los países de la región. Esta inmunización apenas acaba de ser autorizada en algunos países, como Brasil o la Argentina”, subrayó el médico colombiano Alfonso Javier Rodríguez Morales, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero.
Qué riesgos implica la coinfección
Para las personas que contraen la infección simultánea por dengue y coronavirus, hay más riesgos en comparación si solo tuvieran un solo virus.
“En algunos estudios publicados, hemos observado que la coinfección puede aumentar el riesgo de cuadros graves. Eso ocurre especialmente cuando convergen los factores de riesgo para gravedad entre ambas enfermedades. Sin embargo, hay que seguir haciendo estudios para determinar cuantitativamente el riesgo”, comentó el doctor Rodríguez Morales.
Cuando el coronavirus emergió en el mundo y pasó a ser una pandemia, también hubo mayor circulación del virus del dengue en América del Sur. En una revisión de 19 estudios que reportaron casos notificados de pacientes con coinfección entre enero de 2020 y septiembre de 2021, se identificaron 16 casos en la Argentina, 78 casos en Brasil, 51 casos en Perú, 1 caso en Ecuador, 5 en Colombia y 1 México.
En diálogo con Infobae, uno de los coautores el doctor Joshuan Barboza, que forma parte del vicerrectorado de investigación de la Universidad Norbert Wiener, en Lima, Perú, contó: “Detectar la coinfección depende de algunos criterios. Principalmente, si las personas viven en zonas endémicas de dengue, y en zonas donde se reportan aumentos de casos de COVID es más probable que la coinfección también vaya en alta”, sostuvo Barboza.
“Hoy se debería tener en cuenta ese alto riesgo de coinfección y solicitar pruebas serológicas para ambas enfermedades cuando los pacientes presenten los síntomas”, añadió.
Se sabe que la letalidad por coinfección es del 28%. Es decir, por cada 100 personas que se coinfectan por dengue y COVID, 28 tienen más riesgo de morir, en función de sus comorbilidades y otros criterios de riesgo, aclaró Barboza.
Cómo prevenir la coinfección por dengue y COVID
Para prevenir el dengue, hay que evitar la acumulación de agua en lugares que puede favorecer la presencia de larvas y mosquitos.
“Muchos de los recipientes donde el mosquito se cría no son de utilidad (latas, botellas, neumáticos, trozos de plástico y lona, bidones cortados). Por eso, deben eliminarse y evitar que se acumulen, tanto en el interior de las casas como en el exterior (patio y jardín)”, según el Ministerio de Salud de la Nación de la Argentina.
Si no se pueden eliminar los recipientes (porque se usan permanentemente), se deben dar vuelta (como en el caso de baldes, palanganas, tambores), se deben tapar tanques, cisternas, aljibes, o se debe cambiar el agua y cepillar frecuentemente los bebederos de mascotas.
Para prevenir el COVID, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se debe usar mascarilla o barbijo cuando se visiten áreas concurridas, cerradas o mal ventiladas, y se debería mantener una distancia segura de los demás, en la medida de lo posible.
También hay que impulsar la ventilación cruzada y permanente y cubrirse al toser y estornudar, lavarse las manos regularmente, y mantenerse al día con las vacunas contra el COVID-19 y la gripe, especialmente si la persona tiene un alto riesgo de padecer una enfermedad grave.
Esta recomendación es para personas mayores, gestantes, o con enfermedades crónicas o inmunocomprometidas.