(Desde el Centro Espacial Kennedy, Florida).- El misterioso X- 37B, el mini avión espía de la Fuerza Aérea Espacial de los Estados Unidos, está a punto de ser nuevamente puesto en órbita, alrededor de la Tierra, a bordo de un cohete Falcon Heavy de SpaceX. Su lanzamiento tuvo que cancelarse dos veces: la primera por malas condiciones meteorológicas y la segunda, el pasado 13 de diciembre, por problemas en los sistemas de Tierra de la famosa plataforma de lanzamiento 39A, del Centro Espacial Kennedy.
Esta será la novena misión de un Falcon Heavy desde que tuvo su debut en el 2018. Pero también es el quinto en lo que va del 2023, lo que indica una aceleración en la cadencia de lanzamientos del segundo cohete más poderoso de SpaceX, luego de Starship.
En tanto, SpaceX se aproxima a concretar los 100 lanzamientos este año, ya que este es el número 94. Sin embargo, más allá de este logro, las miradas se vuelvan sobre la carga útil que va dentro de su cofia: el “mini Space Shuttle”. Es que este pequeño avión espacial, que aún es considerado por algunos como “espía”, viene realizando misiones con una duración cada vez mayor. Concebido a fines de los años 90, más precisamente en 1999, el X37-B tuvo que esperar casi 10 años para tener su debut. Es que recién en 2010 logró despegar desde en un cohete Atlas V, de la empresa ULA.
Más allá de estos puntos esenciales, lo cierto es que la historia del X37-B es mucho más interesante. Y aquí haremos un repaso.
¿Para que se utiliza el X37-B?
Aunque poco se sabe sobre los verdaderos objetivos de este mini avión espacial, inicialmente se especuló sobre su función, ya que se creía que había sido construido para espiar. O, incluso, se estimó que buscaría atacar satélites de naciones enemigas, un argumento que luego perdió terreno debido a su poca capacidad de maniobra.
Es por esto que la explicación que más fuerza ha tomado en los últimos años es que el X37-B es una plataforma para probar nuevas tecnologías, tanto militares como civiles.
Con nueve metros de largo, cinco de ancho (envergadura de sus alas) y casi tres metros de altura, este avión fue diseñado por la empresa Boeing con la capacidad de permanecer hasta 270 días en órbita, a alturas que oscilan entre los 177 y 805 kilómetros. Sin embargo, desde el 2010, ha demostrado en cada una de sus misiones que esos números le quedan chicos.
Al igual que el Taxi Espacial o Space Shuttle, que la NASA utilizó para llevar astronautas a la órbita de la Tierra durante 30 años y que además permitió la construcción de la Estación Espacial, el X37-B tiene la capacidad de regresar a nuestro planeta planeando como un avión. Esta acción le brinda la capacidad de ser reacondicionado y preparado para nuevas misiones. Otra característica importante es que, al estar en órbita, despliega un panel solar que le proporciona energía y le permite permanecer durante largos períodos alrededor de la Tierra.
¿Por qué en un Falcon Heavy?
En sus seis misione previas, el X37-B fue lanzado cinco veces con un cohete Atlas V de ULA y una sola vez con un Falcon 9, de SpaceX, todos lanzadores o vectores aceptables para sus 5 toneladas de peso. Sin embargo, para su séptimo vuelo, la Fuerza Aérea Espacial comunicó que lo haría utilizando un Falcon Heavy, uno de los cohetes más poderosos del mercado. Esta decisión provocó, casi automáticamente, diversas especulaciones.
¿Será puesto en órbita a una mayor distancia de la Tierra? ¿Irá a una órbita Geo-Estacionaria de 36 mil kilómetros de altura? En las órbitas Geo-Estacionarias, la velocidad de traslación del satélite (o nave) es equivalente a la velocidad de rotación de la Tierra (desde su punto en el espacio). Es por este fenómeno que el satélite permanece siempre en el mismo punto sobre la Tierra.
Los detalles aún se desconocen, la Fuerza Aérea Espacial norteamericana solo dio indicios mediante un escueto comunicado, en el cual aseguraba que al lanzar este avión desde un Falcon Heavy, el X37-B podría probar diferentes regímenes orbitales. La razón: la nave podría aprovechar la gran capacidad del segundo cohete más poderoso de SpaceX para alcanzar nueva alturas.
Según algunos reportes, con el Falcon Heavy, el potencial orbital inicial, o su inserción orbital, rondaría un órbita cuyo perigeo sería de 185 kilómetros y un apogeo de 35 mil kilómetros de altura. Esto ubicaría al mini avión espacial en una órbita con mucha excentricidad, aunque se estima que luego podría cambiar a diferentes alturas o mismo circularizarla.
Con estos detalles, definitivamente esta es la razón principal por la que se decidió utilizar a un cohete del calibre del Falcon Heavy, compuesto de tres Falcon 9 adosados, dos de ellos haciendo la función de “Side Boosters” (cohetes laterales) y un “Core Booster” (cohete central)
Al igual que los Falcon 9, el Falcon Heavy también es un vehículo que puede ser recuperado, ya que sus tres primeras etapas podrían aterrizar. Aunque, vale aclarar que, en esta misión en particular, solo los laterales (que realizarán sus quinta misión) volverán a la Tierra. Según señalaron, estarían aterrizando en las zonas denominadas como SpaceX 1 y 2, en Cabo Cañaveral.
¿Qué se sabe sobre los experimentos dentro del X37-B?
El X37-B tiene una bahía de carga ( “payload bay”) de 2,1 metros por 1,2 metros, tamaño que palidece ante el Taxi Espacial tripulado. Sin embargo, es un espacio suficiente y más que interesante tanto para las carga clasificadas, como las de la NASA o las civiles.
Seeds-2: la NASA, por ejemplo, estaría enviando la segunda versión de un experimento denominado “Seeds” (semillas), al cual bautizó como “Seeds-2″. Según se conoció, esta investigación consiste en probar diferentes semillas a la radiación directa que se registra en el espacio. Esta vez, el trabajo contaría con el beneficio de que sería a diferentes alturas debido a la variada órbita que el X37-B obtendría durante esta misión. La agencia espacial norteamericana ya ha realizado diferentes experimentos con plantas y semillas en la Estación Espacial, un ambiente estable y ya conocido. Sin embargo, al utilizar el X37-B se podrían abrir nuevos horizontes.
Microsatélites: estudiantes de la Academia Militar de los Estados Unidos pueden aprovechar misiones como estas para diseñar, desarrollar y enviar al espacio pequeños satélites que, localizados en la bahía de carga del X37-B, pueden ser luego eyectados para posicionarse en diferentes órbitas.
PRAMFX (Experimento de Vuelo de Módulo de Antena Fotovoltaica de Radio Frecuencia): más allá de su largo acrónimo, este es un experimento que ya voló con el X37-B y se espera que vuelva a hacerlo. Se trata de una tecnología soñada por el hombre desde hace muchos años y casi de película de ciencia ficción. La idea es utilizar grandes paneles solares en órbita para acopiar energía y luego enviarla a través de microondas hacia distintos puntos de la Tierra para ser utilizada.
De esta manera, se podrían abrir nuevas puertas tecnológicas hacia la provisión de energía, de forma casi instantánea a lugares remotos de la Tierra o, bien, a tropas que se encuentren en lugares estratégicos sin acceso a energía. Además, una emisión de microondas desde el espacio es mucho más segura, eficiente y sustentable que el transporte de toneladas de combustibles fósiles a diversos puntos del planeta.
En ese sentido, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos tomó el desafío y está utilizando, a modo de prueba, el panel solar del X37-B para capturar energía del Sol, convertirla en corriente eléctrica y usarla para alimentar un haz de microondas de 2.45 gigahertz, el cual es dirigido hacia un receptor en la Tierra. El paso siguiente es efectuar diferentes pruebas para analizar la capacidad de utilizar esta energía.
Lo cierto es que se percibe mucha expectativa alrededor del próximo vuelo del “Mini Avión Espacial Espía” y no solo por el hecho de que será lanzado mediante un Falcon Heavy, que ya de por sí es todo un espectáculo. Es que, además, se espera que rompa otro récord de permanencia en el espacio, mientras que crece la expectación sobre cuáles serán las nuevas órbitas recorrerá.