Descubren un vínculo entre la depresión posparto y el sistema inmune

El cuadro afecta a muchas mujeres luego del nacimiento de sus hijos. Y si bien siempre se lo relacionó con las fluctuaciones hormonales propias de la gestación, un nuevo estudio sugiere que los cambios en el cuerpo de la madre serían mucho más profundos

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La depresión posparto es una
La depresión posparto es una condición médica que requiere atención y apoyo, y que muchas veces es estigmatizada y minimizadas sus consecuencias (Freepik)

La depresión posparto suele aparecer entre dos y ocho semanas después de que una mujer da a luz, pero puede darse hasta un año después del nacimiento del bebé. Es diferente de la melancolía que se siente después del parto, y uno de los aspectos importantes es que no es solo un sentimiento de tristeza”, según explicó a Unicef la doctora Alison Stuebe, subespecialista en medicina materno-fetal y profesora de obstetricia y ginecología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte.

Los especialistas coinciden en que los sentimientos de ansiedad intensa son una característica común de la depresión posparto, mientras que algunos otros síntomas a los que debe prestarse atención son la sensación de agobio, el llanto persistente, la falta de lazos de afecto con el bebé y las dudas sobre la propia capacidad de la mujer para cuidar de sí misma y del bebé.

Durante años, los médicos relacionaron este cuadro con las fluctuaciones hormonales que suceden a la mujer en el embarazo.

Sin embargo, nuevos estudios sugieren que los cambios en el organismo de las madres son mucho más profundos. Y hallaron en el sistema inmunológico algunas pistas que podrían explicar el motivo de lo que sucede a millones de mujeres en todo el mundo luego de dar a luz.

La depresión posparto suele aparecer
La depresión posparto suele aparecer entre dos y ocho semanas después del parto, pero puede darse hasta un año después (Getty)

Es que los cambios inmunológicos son uno de los más importantes que suceden durante el embarazo. Y deben ocurrir, básicamente, para que el organismo de la madre gestante no rechace al “cuerpo extraño” que lo habitará durante nueve meses. Así lo explicó la profesora asociada de psicología en la Universidad Estatal de Ohio Kathryn Lenz.

Durante el primer trimestre, por ejemplo, hay un aumento de la inflamación para ayudar a la implantación del embrión. En tanto, en el segundo, el sistema inmunológico cambia a un estado antiinflamatorio para prevenir un ataque al feto en rápido crecimiento. Finalmente, en el tercer trimestre y a medida que se acerca el parto, el sistema inmunológico se acelera rápidamente y vuelve a entrar en un estado proinflamatorio para promover las contracciones uterinas y el nacimiento del niño.

Según los expertos, con una inflamación y actividad inmune prolongadas, las citoquinas inflamatorias del cuerpo pueden pasar al cerebro, desencadenar neuroinflamación, y afectar áreas del cerebro involucradas en la depresión.

Así, la depresión relacionada con el embarazo puede representar un ejemplo especialmente potente de un subtipo inflamatorio de depresión debido a los profundos cambios en la actividad inmune durante y después del embarazo, según explicó Lena Brundin, profesora de ciencia neurodegenerativa en el Instituto Van Andel.

Los cambios inmunológicos son uno
Los cambios inmunológicos son uno de los más importantes que suceden durante el embarazo y serían la causa de la depresión posparto (Getty)

Su opinión se fundamenta en un estudio reciente realizado en 165 mujeres en posparto, en el que Brundin y sus colegas encontraron que el aumento de citocinas inflamatorias en la sangre se asociaba con un mayor riesgo de depresión posparto grave y suicida.

Otro estudio demostró que ciertas células inmunitarias que se suprimen durante el embarazo no se recuperan adecuadamente después del parto en las mujeres que desarrollaron esta depresión.

A todos estos cambios fisiológicos se suma el hecho no menor de la falta de sueño y el estrés elevado, que son comunes en las madres que crían a un recién nacido, y es sabido que afectan el sistema inmunológico y aumentan la inflamación.

Este vínculo entre el estrés y el sistema inmunológico podría explicar por qué los padres, quienes no experimentan directamente el embarazo y el parto pueden desarrollar depresión posparto. Se estima que una de cada diez hombres desarrolla este cuadro, al igual que algunos padres que adoptan.

Un desafío para la salud global

La falta de lazos de
La falta de lazos de afecto con el bebé es uno de los síntomas de la depresión posparto (Getty)

La depresión posparto es una condición médica que requiere atención y apoyo, y que muchas veces es estigmatizada y minimizadas sus consecuencias.

Reconocer los síntomas y buscar ayuda temprana hará que las mujeres afectadas puedan recibir el tratamiento adecuado y recuperarse, lo que les permitirá cuidar de sí mismas y de sus bebés de manera óptima.

En ese sentido, la depresión posparto constituye un desafío significativo para la salud mental de las mujeres en todo el mundo.

De allí la importancia que cobró la noticia de la aprobación por parte de la agencia reguladora de medicamentos de Estados Unidos (FDA) de la primera píldora para tratar la depresión que sufren algunas mujeres después de dar a luz, hace unos meses.

La FDA aprobó este año
La FDA aprobó este año el primer fármaco para tratar la depresión posparto (Getty)

La disponibilidad del nuevo fármaco es un avance que se espera que mejore el diagnóstico y la atención de un trastorno que afecta a unas 500 mil estadounidenses cada año.

Según un estudio, llamado “Zuranolona para el tratamiento de la depresión posparto”, publicado en The American Journal of Psychiatry, la zuranolona alivia los síntomas depresivos en tan solo tres días. Se trata de la primera píldora específicamente diseñada para tratar la depresión posparto.

Según publicó The New York Times, los ensayos clínicos mostraron que el fármaco tiene una acción rápida, ya que comienza a aliviar la depresión en solo tres días, un tiempo más rápido que los antidepresivos generales. Además, según los estudios, el medicamento se toma durante dos semanas y no durante meses.

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