La bacteria Mycoplasma pneumoniae puede colonizar la nariz, la garganta, la tráquea y las vías aéreas inferiores de una persona y generar una neumonía atípica. Y puede diseminarse a través de las gotículas respiratorias más grandes cuando los afectados tosen. A grandes rasgos, estos son los puntos esenciales cuando se trata de hablar de este patógeno, pero aún hay más.
Ahora, la bacteria ha captado la atención mundial por el aumento de casos de neumonía en niños en China, pero también en Dinamarca, Francia, Países Bajos y recientemente se detectó en un condado de Ohio, Estados Unidos.
La infección por la bacteria puede afectar tejidos pulmonares más profundos, provocando una inflamación de las vías respiratorias que se diagnostica como neumonía. Sus síntomas son fiebre, problemas respiratorios y dolor torácico.
En las radiografía, los pulmones aparecen con un tono blanco. Aunque no todas las personas con la bacteria desarrollan neumonía.
Ante esta situación que puso en alerta el mundo, Infobae consultó a Liliana Vázquez, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y médica infectóloga de la Clínica Maternidad Suizo Argentina y el Sanatorio Finochietto. Según indicó, la infección por Mycoplasma pneumoniae tiene características y una evolución particular. Se la incluye entre las infecciones respiratorias agudas y afecta más a niñas y niños mayores de 5 años
Generalmente, son cuadros que no responden a los antibióticos habituales. En la placa de la radiografía, se puede observar un compromiso bilateral pulmonar. “Nosotros lo llamamos neumonía atípica, y tiene tratamiento con antibióticos macrólidos”, señaló la experta.
Hay también casos de infección por Mycoplasma en adultos. “Si bien al principio se puede confundir con otros patógenos, en la evolución se puede sospechar que se trata de una neumonía atípica por Mycoplasma”, agregó la doctora Vázquez, ex secretaria de la comisión directiva de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE).
La preocupación por la bacteria surgió primero a partir de casos de neumonía atípica en China, donde emergió el COVID-19 y dio lugar a una pandemia, encendiendo las alarmas ante el recuerdo de la crisis sanitaria. Sin embargo, otros países también notificaron casos asociados al patógeno.
La última novedad es que el Distrito Sanitario del condado de Warren, en Ohio (Estados Unidos), informó sobre 145 casos en niños de entre tres y 14 años desde agosto. Incluso, advirtieron que ya considera que hay un brote.
La semana pasada, los expertos europeos que llevan a cabo la vigilancia de Mycoplasma en 45 centros de 24 países informaron de que la incidencia de casos, que se había reducido a menos del 1% durante la pandemia, creció de nuevo a principios de año. En junio y noviembre pasado se cuadruplicaron los afectados, con incrementos mayores en Asia y Europa, según un informe publicado en The Lancet Microbe.
Cómo se propaga la bacteria Mycoplasma neumoniae
Cuando una persona infectada por el patógeno tose o estornuda, crea pequeñas gotitas respiratorias que contienen la bacteria y pueden contagiar a otras personas al entrar en contacto con ellas, según explicaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos.
La mayoría de las personas que pasan poco tiempo con un enfermo no se infectan, pero suele propagarse entre personas que viven juntas (convivientes). Los aumentos de los casos provocados por esta bacteria se producen generalmente en entornos con mucha gente, como escuelas, residencias universitarias, centros de formación militar, centros de cuidados a largo plazo y hospitales.
La mayoría de los afectados suele tener infecciones leves, pero en algunos pueden producirse complicaciones graves que requieran atención en un hospital, como: la neumonía grave, ataques o nuevos síntomas de asma, encefalitis (inflamación del cerebro), anemia hemolítica (muy pocos glóbulos rojos, que significa menos células para suministrar oxígeno al organismo), disfunción renal (problemas en los riñones) y algunos trastornos cutáneos.
Cómo se previene la infección
Las personas pueden infectarse por Mycoplasma pneumoniae más de una vez. Aunque no existe una vacuna para prevenirla, se pueden adoptar diferentes medidas para evitar su contagio. Algunas de ellas son: cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo al toser o estornudar, depositar el pañuelo usado en una papelera, lavarse las manos a menudo con agua y jabón (durante al menos 20 segundos).
En caso de que no se dispone de agua y jabón, se puede utilizar un desinfectante de manos a base de alcohol.
En general, los síntomas comienzan entre 15 y 25 días después de la exposición a la bacteria. Estos signos, en su mayoría, se desarrollan lentamente, a lo largo de un período de dos a cuatro días.