Tener rabia hoy remite más a sentir bronca o enojo que a la enfermedad que ya se conocía desde la Antigüedad. Sin embargo, aún existe la rabia y causa 59.000 muertes de seres humanos al año en más de 150 países. Aunque por falta de notificación y la incertidumbre de las estimaciones, la Organización Mundial de la Salud reconoce que esa cifra puede estar muy por debajo de la realidad.
En América Latina hubo 17 muertes por rabia entre el año pasado y los meses transcurridos en 2023, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Pero hay esperanza en que la situación podría mejorar.
Un conjunto de organismos internacionales como OMS, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Alianza Global para el Control de la Rabia han unido sus fuerzas y persiguen la meta de llevar a cero los casos de rabia en humanos provocados por mordeduras de perros para el año 2030.
“La rabia es una enfermedad viral, zoonótica y desatendida. El 40% de los afectados son niños y en el 99% de los casos adquieren la infección por la mordedura de un perro que no estaban vacunados”, contó Terence Scott, director de programas de la Alianza Global para el Control de la Rabia, con sede central en el Reino Unido, quien fue uno de los disertantes en el XXI Simposio Internacional de la Fundación Mundo Sano en Buenos Aires.
El experto, que nació en Sudáfrica y es doctor en microbiología, enfatizó en que un mejor control de la rabia es posible y para eso se necesita poner en funcionamiento el enfoque “Una salud”. Implica reconocer que la salud de los seres humanos, los animales domésticos y silvestres, las plantas y el ambiente en general están estrechamente vinculados y son interdependientes.
“Existen las herramientas para eliminar la rabia transmitida por perros. Se puede prevenir al 100 % y la vacuna antirrábica para perros tiene la capacidad de eliminar con eficacia la enfermedad en su origen animal”, explicó Scott. Al tiempo que detalló qué es clave para implementar realmente el enfoque “Una Salud” para bajar las muertes por rabia.
Una cuestión es la coordinación entre diversas instituciones públicas y privadas, nacionales, regionales o globales. A veces las prioridades pueden ser diferentes: unos pueden creer que otra enfermedad desatendida es más urgente que la rabia. Mientras que otros desafíos son los recursos para el manejo y la logística que suponen el trabajo en prevención, y que no todos los actores relacionados con la enfermedad suelen tener la visión a largo plazo.
“Se necesita educación para la prevención, implementar la vacunación para los perros, y la atención oportuna de las personas si fueran afectadas por la mordedura de un perro”, señaló a Infobae.
Después de una mordedura, las personas deberían acudir a un centro de salud para recibir orientación sobre la rabia, le curen la herida y debería tener acceso a la inmunización post-exposición, que previene el desarrollo de la enfermedad, según la indicación de un profesional de la salud.
Si bien se ha reducido la incidencia de la rabia, cada año hay una efeméride -que es el 28 de septiembre- para despertar conciencia sobre la importancia de la vacunación: “Estamos recorriendo las últimas millas para alcanzar la meta de 2030. Pero se necesita el involucramiento de la sociedad. Por supuesto, que también hay otras enfermedades para abordar”.
Durante la década de 1980, América Latina se vio afectada con cientos de casos humanos de rabia. Pero con campañas de vacunación de los perros, la vigilancia epidemiológica, y la sensibilización y educación de la población, la región logró una reducción del 95% en la incidencia de la rabia humana. Existe un mecanismo de gobernanza formado por los directores de los Programas Nacionales contra la Rabia (REDIPRA) del área de salud pública de cada país.
Recientemente, se ha puesto también foco en la interacción entre los seres humanos, los animales domésticos y los reservorios de la fauna salvaje. Por ejemplo, los murciélagos como la especie Desmodus rotundus pueden ser vectores de la rabia en países como Brasil, y México, según informó la revista Frontiers in Veterinary Science.
Las 17 muertes de personas por rabia que hubo en América Latina en 2022 y 2023 ocurrieron en México, Venezuela, Haití, Brasil, Perú y Bolivia. Seis de esos fallecimientos fueron por mordeduras de perros y 11 fueron mediadas por el contacto con otras especies, de acuerdo con OPS.
En abril de 2021 hubo una muerte en la Argentina después de 13 años de que no se registraba un evento similar en el país. La víctima fue una mujer de 33 años de la localidad de Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires. Consultó al servicio de salud porque estaba sintiendo debilidad en sus miembros superiores y alteración de la sensibilidad.
“La prevención de la rabia es crucial. En el caso de los perros se usa la vacunación. No hay medios para vacunar a los murciélagos. Por eso, se debería evitar la exposición a otros animales silvestres como los murciélagos y otras especies”, indicó Scott.
¿Cuáles serían las medidas que una persona debería tener en cuenta en relación a la rabia? “Vacune a su perro anualmente y protegerá a su comunidad de la rabia. Si tuvo alguna exposición a otro animal, consulte a un centro de salud”, contestó Scott. Si una persona es mordida por un perro, debe lavar la herida con agua corriente y jabón durante 15 minutos. Luego, debe desinfectar con alcohol y consultar de inmediato a un centro de salud para recibir asistencia.
Además de Scott, durante el simposio de la Fundación Mundo Sano, que se desarrolló en el Centro Cultural de la Ciencia, que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, la veterinaria Débora Raciatti, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires, también expuso sobre el enfoque “una salud” para el manejo responsable de animales de producción. Ramón Pedro Noseda, del Laboratorio Azul Diagnósticos, habló sobre “la amenaza silenciosa del Carbunclo Rural”.
Las sesiones siguientes se dedicaron a la lepra, que es otra enfermedad desatendida, con la exposición sobre “la discriminación y estigmatización con base en la lepra”, a cargo de Alice Cruz, de Naciones Unidas, y un conversatorio con la escritora y comunicadora Gisela Galimi, autora del libro “Una palabra tuya bastará para sanarnos”, que recopiló testimonios. Además hubo otra sesión que trató sobre el “desarrollo de nuevos medicamentos para programas de desparasitación masiva”.