Mientras estaban excavando para realizar y ampliar la obra del metro de Santiago de Chile, ingenieros hallaron restos arqueológicos que incluye a ocho esqueletos humanos que revelan por primera vez la presencia de poblaciones nómadas en el valle de la capital chilena.
El grupo de arqueólogos encontró vestigios de hace 13.000 años. Entre las piezas encontradas, que datan del período arcaico (11.000-300 a. C.), hay restos humanos, puntas de lanza de piedra, semillas y fragmentos de huesos de camélidos, entre otros vestigios.
“Este antecedente es inédito para la arqueología nacional porque no se conocían grupos cazadores-recolectores en el valle de Santiago”, explicó la arqueóloga Consuelo Carracedo durante la presentación del inédito hallazgo. Antes de estas excavaciones, sólo se conocía sobre la existencia de poblaciones nómadas en la cordillera y en la costa de lo que hoy es Chile central.
A raíz de este nuevo hallazgo arqueológico, los científicos creen que poblaciones de cazadores-recolectores pasaron y se establecieron temporalmente en la comuna de Renca, específicamente en la intersección de las avenidas El Montijo Oriente con Salvador Allende, en lo que actualmente se conoce como la ciudad de Santiago.
Estos restos nos proporcionan “información importante, porque nos dicen que estos grupos estaban transitando a través del río Mapocho (que cruza de este a oeste la capital chilena)”, aseguró la experta.
El hallazgo fue dentro de un extenso predio de 17 hectáreas donde se emplazará la infraestructura de los talleres de mantenimiento y las cocheras para los 37 trenes que tendrá la futura Línea 7 del Metro de Santiago. Desde el 2020 a la fecha, han logrado identificar más de 181.000 piezas arqueológicas. Las que evidencian ocupaciones humanas, y algunas podrían contar con una cronología cercana a los 11 mil años de antigüedad a.C.
“En el sitio tenemos las primeras evidencias arqueológicas de la presencia de bandas de cazadores recolectores arcaicos (nómades) en el Valle del río Maipo-Mapocho, en un depósito estratigráfico bien preservado, que nos ha permitido recuperar centenares de piezas arqueológicas y elementos para posteriormente generar dataciones absolutas”, explicó Carracedo, arqueóloga del Metro.
Y agregó que “además, en los estratos superiores del sitio, hemos recuperado numerosas evidencias de poblaciones prehispánicas alfareras que igualmente se asentaron próximas al río Mapocho”.
Actualmente, los arqueólogos exploran el terreno con pinceles, espátulas y pequeñas palas en búsqueda de vestigios que den cuenta de los modos de vida de la época antigua.
“Aquí había una llanura de inundación, donde el río Mapocho crecía, depositaba sedimento fino”, lo que cubrió los restos, sostiene la arqueóloga Carracedo. Con este hallazgo se pudo realizar “una secuencia de ocupaciones completa, desde el período más temprano, que es el arcaico, hasta grupos alfareros, históricos e incluso tiempos recientes”, añadió.
El gerente corporativo de ingeniería del Metro, Rodrigo Terrazas, indicó que “para Metro es clave que cada proyecto de construcción cumpla con la normativa y conservación del patrimonio cultural. Nuestro equipo de Arqueología se encarga de gestionar y evaluar los terrenos para determinar si existen o no bienes arqueológicos en el subsuelo de las zonas donde se ejecutarán trabajos de construcción”.
En la unidad de excavación, donde se encontró la mayor cantidad de materiales, habría estado emplazado, hace miles de años, un sector privilegiado para ocupaciones de cazadores recolectores, preferentemente durante la temporada estival debido a las condiciones climáticas favorables en una zona rodeada de cerros y cursos de agua.
Adicionalmente, en el sector también se han encontrado un número importante de fogones. Lo que permite estudiar cómo fue el uso del espacio y las dinámicas sociales al interior de un campamento de cazadores recolectores de la antigüedad, de los cuales aún se conoce muy poco.
¿Qué pasará con los restos arqueológicos encontrados?
Una vez finalizados los trabajos de excavación en terreno y los análisis especializados, los materiales arqueológicos hallados serán derivados al Museo Nacional de Historia Natural. Cabe recordar que la nueva Línea 7 se encuentra en plena etapa de evaluación arqueológica.
Respecto a la entrega de los restos que se llevan hasta el Museo Nacional de Historia Natural, Metro hace estos convenios con la institución por cada proyecto que tiene y se hace el traspaso de estos cada mes. Algunos de los restos encontrados en este tipo de proyectos son enviados al extranjero para ser analizados y conocer la data que tiene el material arqueológico.
Una vez rescatados, los restos arqueológicos son depositados en el museo en función de lo indicado por la legislación vigente, debido a que son considerados patrimonio de todos los chilenos.
De esta manera, el material entregado por Metro ayuda a entender la historia de la ciudad. Estos hallazgos tienen un fin científico que permite que estudiantes, científicos y arqueólogos cuenten con acceso a estas colecciones tal como si fuera una verdadera biblioteca.