A lo largo de la historia de la humanidad, América ha experimentado diversas migraciones masivas. Desde los cazadores recolectores que poblaron el continente por primera vez hasta las grandes multitudes que llegaron huyendo de las guerras europeas. Ahora, un nuevo estudio ha usado a los piojos como huellas genéticas para entender mejor los últimos miles de años de desplazamientos humanos hacia el Nuevo Mundo.
Los piojos coevolucionaron con los primates durante millones de años, han vivido prácticamente pegados a sus anfitriones en sus distintas ramas evolutivas, incluida la que derivó en la especie humana. Asimismo, estos insectos se han adaptado a los cambios en el comportamiento de su “anfitrión”.
Algunas investigaciones señalan que los piojos de los humanos y de los chimpancés divergieron en líneas evolutivas separadas hace aproximadamente 5,5 millones de años, alrededor de la misma época en que lo hicieron sus respectivos anfitriones.
Hasta ahora, las evidencias genéticas de piojos apuntan a que un grupo originario de Asia Oriental ha poblado gran parte del mundo, mientras un segundo linaje se ha concentrado en Europa y en América. Por ello, los científicos consideran que esta diversificación está vinculada a los patrones migratorios humanos.
Piojos híbridos en América
Para la nueva investigación, publicada en la revista PLOS One, Marina Ascunce, genetista evolutiva del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, y su equipo, investigaron 274 piojos de 25 lugares distintos del mundo. De los especímenes analizados, sólo 33 eran híbridos. De esos, 25 individuos se encontraron en América, donde también hallaron especies nativas, asiáticas y europeas.
Para entender cuándo y dónde pudo ocurrir ese mezcla genética, se crearon modelos utilizando marcadores genéticos altamente variables y los tiempos conocidos de movimientos humanos. Así, probaron una amplia gama de posibles eventos de mezcla, desde la mezcla de sapiens y neandertales, hasta las migraciones de las guerras mundiales y los inicios de la globalización económica en la década de 1980.
Los resultados de estos modelos indican que un grupo de híbridos apareció en el pasado reciente. “Estos piojos híbridos son el resultado de la mezcla de piojos de los nativos americanos y piojos de los colonizadores europeos”, menciona Ascunce a la revista Smithsonian Magazine.
En tanto, el grupo más antiguo muestra una afinidad genética entre los piojos amerindios y Asia Oriental, lo que refuerza la teoría de la poblamiento de América desde dicha región asiática hace al menos 10.000 años.
“En el ADN de estos piojos está escrita una narrativa de nuestra historia”, señaló David Reed, biólogo en el Museo de Historia Natural de Florida y coautor del estudio.
La bióloga especialista en invertebrados Alejandra Perotti, de la Universidad de Reading en Inglaterra, quien no participó en la investigación, sostuvo que el trabajo representa un buen avance, aunque recomendó expandir el tamaño de la muestra y agregar más piojos de diferentes poblaciones globales para robustecer los hallazgos.
Tras esta investigación, los científicos están trabajando en la secuenciación completa del genoma del piojo, lo que permitiría una investigación más profunda sobre la evolución de estos insectos y proporcionaría nuevos detalles de nuestra propia historia. Asimismo, los piojos encontrados en momias, como las localizadas en América, pueden ser una fuente de ADN antiguo, lo que abre la puerta a futuros estudios.
Por su parte, Ascunce espera desentrañar teorías largamente debatidas sobre el piojo y la evolución humana. “Nuestra hipótesis es que uno de estos dos grupos de piojos evolucionó en humanos anatómicamente modernos y el otro en los neandertales”, señaló.