Dava Newman y Guillermo Trotti son un matrimonio espacial. Conviven en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, y hacen todo lo posible para que los seres humanos lleguen a explorar más y residan en la Luna y en el planeta Marte.
Pero también tienen puestos los pies en la Tierra. Dieron la vuelta al mundo en un velero. Tras ver, oler, y comprobar el deterioro de los diferentes ambientes del planeta afectados por el cambio climático, fundaron una organización no gubernamental e impulsan transformaciones concretas para favorecer la economía circular.
En una entrevista exclusiva por videollamada con Infobae, Newman y Trotti contaron las iniciativas en las que están trabajando hoy. Ambos están compartiendo sus conocimientos sobre procesos que se usan en el campo espacial con diversas industrias para que sean más amigables con el ambiente.
Ella, nacida en los Estados Unidos, fue la subdirectora de la agencia espacial NASA durante la presidencia de Barack Obama. Hoy es profesora de aeronáutica y astronáutica y la primera directora mujer del Media Lab del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), una usina de ideas y proyectos que cruza disciplinas que van desde el arte y la biología hasta la carrera espacial.
Trotti nació en la Argentina. Su bisabuelo, su abuelo y su padre fueron arquitectos. Él siguió también ese destino, pero se enganchó con la arquitectura espacial.
A los 19 años se fue a vivir a Houston, Estados Unidos, justo dos meses antes de la primera llegada de astronautas a la Luna en 1969. Se conmovió no solo con la llegada de los humanos en el satélite natural de la Tierra sino que quedó maravillado con la puerta de entrada a la misión Apolo 11. Desde entonces Trotti se dedicó “ayudar a la gente a vivir y trabajar en el espacio”, según contó.
En ese tiempo, Newman era una niña que vivía en Helena, Montana, que también quedó fascinada con los astronautas. Estudió ingeniería aeroespacial en la Universidad de Notre Dame y obtuvo su doctorado en ingeniería biomédica aeroespacial en el MIT, la misma universidad donde hoy continúa trabajando. Recientemente dio una charla virtual en el encuentro de Nerdear.la.
En este momento, el mundo ha vuelto a poner atención en la Luna. La NASA está planeando su regreso: va a construir casas allí para que puedan ser utilizadas no sólo por los astronautas sino también por los otros ciudadanos en el año 2040. Newman y Trotti tienen en mente ese escenario.
“Uno de los proyectos en los que estoy involucrada son dos misiones a la Luna que serán lanzadas en 2024. Se llaman Servicios Comerciales de Carga Útil”, dijo Newman. Serán llevadas a cabo por varias empresas de los Estados Unidos y por el Media Lab del MIT, con la colaboración de la NASA.
Realizarán experimentos científicos y probarán tecnologías. La iniciativa es una parte clave del programa Artemis de la agencia espacial. Las cargas útiles de ciencia y tecnología ayudarán a sentar las bases de las misiones humanas en la superficie lunar.
“Con la misión, irá un robot que aterrizará en el Polo Sur de la NASA. Tendrá una cámara que nos dará una percepción profunda que nunca hemos conseguido de la superficie lunar. Permitirá tener una mejor perspectiva para sentar bases con la presencia humana allí en el futuro. Estoy muy encantada con esta iniciativa”, detalló la ingeniera.
La atmósfera de la Luna tiene muy pocos gases. Se considera que está rodeada por el vacío. “El desafío por delante es grande: que haya un buen lanzamiento, un buen aterrizaje y que se despliegue el robot para que tome las fotos. Necesitamos esas imágenes para tener misiones exitosas con humanos en la Luna en el futuro”, puntualizó.
Newman y Trotti han trabajado en otros proyectos. Uno de ellos es el desarrollo de trajes espaciales que sean más saludables para los astronautas. Juntos han creado el BioSuit, que crearon al tener en cuenta que para el primer viaje humano a Marte se necesita un traje espacial, más ligero y práctico.
Está realizado con material elástico. Tiene sensores biométricos que posibilitan el seguimiento de los signos vitales de los astronautas. Está pensado para garantizar el aporte de oxígeno adecuado, y protegerlos de la ausencia de gravedad, las radiaciones solares, y el impacto con partículas en movimiento.
“El BioSuit aún se encuentra en desarrollo entre la universidad y empresas, y no se comercializa. Debería funcionar bien el futuro”, precisó Newman, quien asesoró a los productores de The Martian, la película de ciencia ficción en la que Matt Damon como protagonista queda atrapado en Marte.
“Los trajes espaciales han sido muy pesados. En cambio, el BioSuit es solo como una segunda piel para el o la astronauta que lo use. Al ser liviano, no se pierde energía cuando se mueve”, aclaró.
Como complemento del traje, diseñaron y desarrollaron un casco, que permite la máxima visibilidad para realizar actividades por fuera de los vehículos en superficies planetarias. Se hizo con el mismo enfoque minimalista y altamente eficiente del traje.
Trotti empezó a generar soluciones para el espacio desde la universidad. Su tesis de licenciatura en arquitectura, se titula “Contrapunto: una colonia lunar”, y forma parte de la colección permanente del Museo del Aire y el Espacio del Smithsonian en Washington DC.
Fue docente en diseño arquitectónico en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Houston, y en cursos de diseño industrial para ambientes extremos en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Entre sus contribuciones, resaltó a Infobae: “Trabajé en el diseño de módulos para la Estación Espacial Internacional (ISS)”.
Participó en el diseño de las áreas de habitabilidad de la Estación, como la cocina, la higiene, el alojamiento de la tripulación y el mantenimiento sanitario. Colaboró con estudios sobre el factor humano, como los requisitos de volumen mínimo y estudios de color, entre otras cuestiones.
“Todo funcionó perfectamente”, comentó. La ISS ya cumplió 25 años desde su lanzamiento y funciona como un laboratorio de investigación en microgravedad permanentemente.
También participó con el diseño de la base Amundsen-Scott, una estación de Estados Unidos, que se encuentra casi en el Polo Sur geográfico de la Tierra y que está habitado de manera constante. “A fin de año, iremos a visitar el lugar con Dava. Nos tiene muy entusiasmados”, expresó.
Mientras el matrimonio no para de involucrarse en iniciativas para usar en la Luna o Marte, también trabaja para que se acelere la economía circular, que consiste en un modelo de producción y consumo que implica compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible.
“No existe la posibilidad de escaparse de la Tierra. Tenemos que aprender a vivir mejor y de manera sostenible aquí”, sostuvo la ingeniera.
En 2002 dieron la vuelta al mundo durante 18 meses a bordo del velero Galatea Odyssey. Esa experiencia fue inspiradora para volver y fundar la organización EarthDNA.
“Nuestra visión es que la Tierra es como una nave espacial. Podemos dejarla mucho mejor de lo que la encontramos. Por eso, estamos trabajando con industrias, como las que producen zapatillas y la de la construcción, para que realicen cambios en el uso de los materiales y los procesos de producción”, detalló Trotti.
“En el caso de la industria de las zapatillas, muchas son de plástico. No son biodegradables. Entonces hicimos un consorcio colaborativo de varias marcas para que cambien procedimientos y materiales y contribuyan a la economía circular. El MIT también participa”, agregó.
“Se puede aprender mucho de lo que ya se ha realizado para explorar la Luna y Marte. Ya estamos usando las mismas metodologías Por ejemplo, para sentar bases en la Luna, todos los materiales deben ser reciclados”, dijo.
Desde la ONG, también seleccionan adolescentes y jóvenes como “Embajadores de la Tierra” y les dan cursos de liderazgo y sostenibilidad. Están convencidos que serán ellos quieren impulsen el cambio y persuadan a los adultos para enfrentar el grave problema del cambio climático.