La sonda Parker de la NASA, encargada de develar los secretos del Sol desde hace cinco años, logró convertirse en el objeto más rápido creado por el ser humano: rompió el récord de velocidad al viajar a 635.266 kilómetros (394.736 millas) por hora.
Esta velocidad fue registrada el 27 de septiembre último, cuando también marcó otro récord al completar su decimoséptimo acercamiento al Sol. Estuvo a la menor distancia de nuestra estrella, que cualquier nave ha estado, al pasar a solo 7,26 millones de kilómetros de la superficie solar.
Dado que el Sol tiene poco menos de 1,4 millones de kilómetros de diámetro, esto sería como estar a varios pasos respetables de una fogata encendida.
Lo suficientemente cerca como para oler el humo, pero no tan cerca como para quemarte los pelos de la nariz. Lanzada en agosto de 1018, Parker tiene como objetivo estudiar y monitorear la corona solar exterior y el comportamiento del Sol. Su máximo acercamiento al Sol anterior fue el 22 de junio de este año, con 8,5 millones de kilómetros de distancia.
Impulsado por un sobrevuelo de Venus asistido por gravedad el 21 de agosto de este año, el acercamiento cercano (conocido como perihelio) ocurrió con Parker Solar Probe moviéndose a 635.266 kilómetros por hora.
A estas velocidades, sería posible que un avión circunnavegara nuestro planeta aproximadamente 15 veces en una sola hora, o pasara de Nueva York a Los Ángeles en poco más de 20 segundos.
El hito también marcó el punto medio del encuentro solar número 17 de la misión, que comenzó el 22 de septiembre y finalizó el 3 de octubre, informa la NASA. La nave espacial entró en buen estado y todos los sistemas funcionaban con normalidad.
Luego de ese récord, Parker volvió a comunicarse con los operadores de la misión en el Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins, donde también se diseñó y construyó la nave espacial, al enviar un flujo de telemetría (datos de su estado) el 1 de octubre. La nave espacial transmitió sus datos científicos del encuentro (que cubren en gran medida las propiedades, la estructura y el comportamiento del viento solar).
Sobrevivir a una llamarada solar
Un nuevo estudio publicado el 5 de septiembre en The Astrophysical Journal, detalla que el año pasado la sonda solar Parker pasó a través de una eyección de masa coronal (EMC). Estas erupciones expulsan campos magnéticos y miles de millones de toneladas de plasma a velocidades entre 100 a 3000 kilómetros por segundo.
Cuando se dirigen hacia la Tierra, estas eyecciones pueden generar auroras y, si son lo suficientemente fuertes, devastar la electrónica de los satélites y las redes eléctricas en la Tierra.
Navegando por el lado opuesto del Sol a 9,2 millones de kilómetros de la superficie solar (36,8 millones de kilómetros más cerca que Mercurio del Sol), la sonda solar Parker detectó por primera vez la EMC de forma remota antes de bordearla.
Posteriormente, entró en la estructura, cruzó la estela de su onda de choque y finalmente salió por el otro lado. En total, pasó casi dos días observando la EMC, proporcionando a los físicos una visión incomparable de estos eventos estelares y una oportunidad de estudiarlos en las primeras etapas de su evolución.
“Esta es la EMC más cercana al Sol que hemos observado jamás. Nunca hemos visto un evento de esta magnitud a esta distancia”, dijo Nour Raouafi, científico del proyecto Parker Solar Probe en el Laboratorio de Física Aplicada (APL) Johns Hopkins en Laurel, Maryland, encargado de la construcción de la nave espacial.
La EMC del 5 de septiembre de 2022 fue extrema. Cuando la sonda Parker pasó detrás de la onda de choque, su conjunto de detectores de electrones, partículas alfa y protones del viento solar, registró partículas que se aceleraban hasta 1350 kilómetros por segundo.
Si se hubiera dirigido hacia la Tierra, se sospecha que habría tenido una magnitud cercana a la del Evento Carrington, una tormenta solar de 1859 que se considera la más poderosa registrada en golpear la Tierra.
Los físicos han conjeturado que un evento de este tipo hoy, si se detecta demasiado tarde, podría desactivar los sistemas de comunicaciones y generar apagones en todo el mundo.
A pesar del poder de la erupción, Parker estuvo imperturbable. Su escudo térmico, radiadores y sistema de protección térmica aseguraron que las temperaturas de la sonda nunca cambiaran.