En las relaciones de pareja, ¿los opuestos se atraen?: Qué dice la ciencia

Una investigación publicada en la prestigiosa revista Nature Human Behavior evaluó esta afirmación tras analizar los vínculos de más de 8 millones de personas. Los argumentos bajo la lupa

Guardar
Mientras la sociedad ha creído
Mientras la sociedad ha creído durante años en la atracción de los opuestos, estudios en Nature Human Behavior sugieren que las parejas tienden a compartir rasgos y valores similares (Getty)

En innumerables ocasiones, la reconocida frase de “los opuestos se atraen” es una respuesta obligada cuando se trata de explicar cómo dos personas que, aparentemente son completamente opuestas, logran conformar una pareja y desarrollar una relación romántica. Incluso, las historias en torno a esta afirmación se cuentan por miles y los ejemplos son tan diversos como los individuos que componen esta conexión. Sin embargo, un estudio científico dio por tierra con esta creencia popular y afirmó que solo el 3% de las personas analizadas tendían a relacionarse con aquellos que eran diferentes a ellos.

“Si bien estudios anteriores sobre similitudes entre parejas de apareamiento humanos han encontrado en gran medida evidencia de correlaciones positivas, hasta donde sabemos, ningún metanálisis formal ha examinado las correlaciones de parejas humanas en múltiples categorías de rasgos”, dice la investigación publicada en la revista Nature Human Behavior.

Según detallaron los expertos de la Universidad de Colorado en Boulder, se realizaron “revisiones sistemáticas y metanálisis de efectos aleatorios de las correlaciones entre parejas humanas entre hombres y mujeres en 22 rasgos comúnmente estudiados por psicólogos, economistas, sociólogos, antropólogos, epidemiólogos y genetistas”, es por eso que usaron trabajos publicados en revistas como ScienceDirect, PubMed y Google Scholar.

“Entre los análisis, las actitudes políticas y religiosas, el nivel educativo y algunos rasgos de uso de sustancias mostraron las correlaciones más altas, mientras que los rasgos psicológicos (es decir, psiquiátricos/de personalidad) y antropométricos generalmente arrojaron correlaciones más bajas pero positivas”, afirmaron en el trabajo. Al tiempo que resaltaron: “Observamos altos niveles de heterogeneidad entre muestras para la mayoría de los rasgos metanalizados, probablemente debido tanto a diferencias sistemáticas entre muestras como a diferencias verdaderas en las correlaciones de parejas entre poblaciones”.

Investigadores de la Universidad de
Investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder analizaron más de 130 rasgos en millones de parejas, ofreciendo conclusiones sorprendentes sobre las relaciones humanas (Getty)

“Nuestros hallazgos demuestran que es más probable que pájaros del mismo plumaje se unan”, dijo la primera autora Tanya Horwitz, candidata a doctorado en el Departamento de Psicología y Neurociencia y el Instituto de Genética del Comportamiento (IBG), en un comunicado de prensa emitido por la casa de altos estudios. Y agregó: “Analizamos a parejas que conviven y son padres. Por lo tanto, este estudio se refiere a relaciones a largo plazo”.

En tanto, el autor principal y director del IBG, Matt Keller, añadió: “Muchos modelos en genética suponen que el apareamiento humano es aleatorio. Este estudio muestra que esta suposición probablemente sea incorrecta”.

En qué consistió el estudio: análisis y resultados

Para poder llegar a estas conclusiones, los expertos realizaron un metaanálisis. Es decir que analizaron un gran número de estudios y datos, en los cuales evaluaron más de 130 rasgos en millones de parejas, durante más de un siglo. Vale destacar que en este trabajo no se incluyeron las parejas del mismo sexo, ya que, aclararon los expertos, los patrones pueden diferir significativamente, por lo cual los están “explorando por separado”.

Para ser más precisos, en un primer trabajo, que contó con información sobre 8,5 millones de personas, se observaron 22 rasgos en 199 estudios (el más antiguo era de 1903) que incluyeron relaciones diversas, como son: co-padres hombre-mujer, parejas comprometidas, parejas casadas o parejas que cohabitan. Pero, además, utilizaron datos del denominado UK Biobank, mediante el cual estudiaron 133 rasgos, “incluidos muchos que rara vez se estudian, en casi 80.000 parejas de sexos opuestos en el Reino Unido”, según informaron en un comunicado.

Los hallazgos sugieren que las
Los hallazgos sugieren que las similitudes entre parejas son más comunes de lo que la sociedad ha creído durante años (Getty)

Asimismo, según explicaron, en el estudio se encontró que “entre el 82% y el 89% de los rasgos analizados (desde inclinaciones políticas hasta la edad de la primera relación sexual y hábitos de uso de sustancias) las parejas tenían más probabilidades de ser similares”. Y que solo “en el 3% de los rasgos, y sólo en una parte de su análisis, los individuos tendían a asociarse con personas que eran diferentes a ellos”.

Ya sea en los estudios previos como en el análisis de datos del UK Biobank, los expertos evaluaron rasgos como las “actitudes políticas y religiosas, el nivel de educación y ciertas medidas de coeficiente intelectual”, que evidenciaron “correlaciones particularmente altas”. “Por ejemplo, en una escala en la que cero significa que no hay correlación y 1 significa que las parejas siempre comparten el rasgo, la correlación para los valores políticos fue de 0,58″, destacaron los científicos.

En tanto, “los rasgos relacionados con el uso de sustancias también mostraron altas correlaciones: los fumadores empedernidos, los bebedores empedernidos y los abstemios tendían fuertemente a asociarse con aquellos con hábitos similares. Mientras tanto, rasgos como la altura y el peso, las condiciones médicas y los rasgos de personalidad mostraron correlaciones mucho más bajas pero aún positivas. Por ejemplo, la correlación para el neuroticismo fue de 0,11″.

Una creencia arraigada durante años
Una creencia arraigada durante años fue desterrada tras un estudio publicado en Nature Human Behavior (Getty Images)

Con estos datos sobre la mesa, Keller recalcó que la idea de que “el apareamiento humano es aleatorio es una suposición que probablemente sea incorrecta”, señalando que “lo que se conoce como ‘apareamiento selectivo’, cuando individuos con rasgos similares se unen, puede sesgar los resultados de los estudios genéticos”. Es por eso que advirtió que este trabajo tiene, además, “implicaciones importantes para el campo de la investigación genética”

Otros puntos más relevantes del trabajo

El estudio encontró que, en general, los compañeros tendían a ser más similares que diferentes en los “cinco grandes” rasgos de personalidad: extraversión, apertura, amabilidad, responsabilidad y neuroticismo. Sin embargo, también se analizaron otros aspectos:

A quiénes eligen los extrovertidos: “La gente tiene todas estas teorías de que a los extrovertidos le gustan los introvertidos o que, incluso, a los extrovertidos le atraen otros extrovertidos, pero el hecho es que es como lanzar una moneda al aire. Los extrovertidos tienen la misma probabilidad de terminar con extrovertidos que con introvertidos”, dijo Horwitz

Los opuestos se atraen: “En raras ocasiones, los opuestos pueden atraerse”, afirmaron en un comunicado de prensa. Según señalaron, no advirtieron “ninguna evidencia convincente” sobre “ningún rasgo que atraiga a los opuestos”. “En la muestra del Biobanco del Reino Unido se encontraron un puñado de rasgos en los que parecía haber una correlación, aunque pequeña. Entre ellos se incluyen: cronotipo (si alguien es una “alondra mañanera” o un “búho nocturno”), tendencia a preocuparse y dificultad auditiva”, enumeraron. Al tiempo que señalaron que “se deben realizar más investigación para analizar esos hallazgos”.

La ciencia ha estudiado las
La ciencia ha estudiado las relaciones humanas durante años, analizando desde aspectos sensoriales hasta genéticos y comportamentales (Getty)

Mismo año de nacimiento: este es un rasgo que, como presuponían los científicos, sería el más probable de hallar. Y así lo evidenció el estudio.

Otras correlaciones: los científicos indicaron que hallaron algunas otras correlaciones en rasgos poco estudiados, como son: “Cuántas parejas sexuales había tenido una persona o si había sido amamantado cuando era niño”. “Estos hallazgos sugieren que incluso en situaciones en las que sentimos que tenemos una opción sobre nuestras relaciones, puede haber mecanismos detrás de escena de los que no somos plenamente conscientes”, dijo Horwitz.

Compartir: en este punto, los científicos analizaron las condiciones que podrían calificarse como ambientales, es decir cuando los integrantes de la pareja “crecen en la misma zona, o se sienten atraídos por personas similares a ellos o porque se parecen más cuanto más tiempo pasan juntos”.

Causas y consecuencias: en palabras de Horwitz, estas situaciones tienen consecuencias. Es por eso que afirmó que “si las personas bajas tienen más probabilidades de producir descendencia con personas bajas y personas altas con personas altas, podría haber más personas en los extremos de estatura en la próxima generación. Lo mismo ocurre con los rasgos psiquiátricos, médicos o de otro tipo”.

Brechas e implicaciones sociales: los expertos indicaron, además, que “pequeños estudios previos han sugerido que es cada vez más probable que las personas en Estados Unidos se unan con personas con antecedentes educativos similares, una tendencia que, según teorizan algunos, podría ampliar la brecha socioeconómica”, según advierten en el comunicado de prensa.

“Pájaros del mismo plumaje se
“Pájaros del mismo plumaje se unen” es una afirmación respaldada por la ciencia que desafía la noción popular de que los opuestos se atraen (Getty)

Población: un aspecto que advirtieron los expertos fue que “la fuerza de las correlaciones entre los rasgos difería entre las poblaciones”, por lo cual “sospechan que probablemente también cambien con el tiempo”.

“Esperamos que la gente pueda utilizar estos datos para hacer sus propios análisis y aprender más sobre cómo y por qué las personas terminan en las relaciones que tienen”, dijo Horwitz. Aunque aclaró que las correlaciones que encontraron fueron “bastante modestas y no deben exagerarse ni usarse indebidamente para promover una agenda”, sino que “esperan que el estudio genere más investigaciones en todas las disciplinas, desde la economía hasta la sociología, la antropología y la psicología”.

De sentidos a estrategias

Más allá de estos aspectos recientemente advertidos, la ciencia estudia la relaciones humanas (más aún las románticas) desde hace años. Es por eso que se analizaron varios aspectos que van desde los sensoriales hasta los genéticos y comportamentales. Aquí un repaso por dos de ellos:

La nariz, ¿un aliado en el romance?

“Los seres humanos olemos, emitimos olores y nos huelen. Es que el olfato es uno de los sentidos que más utilizamos en las relaciones interpersonales. El olor corporal genera en el ser humano una atracción sexual inmediata, que actúa como una tarjeta que nos invita a acercarnos e iniciar una relación, o también, a alejarnos”, indicó en diálogo con Infobae la doctora Stella Maris Cuevas (MN: 81701), otorrinolaringóloga.

En ese sentido, la experta en olfato y alergista resaltó que “durante el acercamiento de la pareja y el desarrollo de las relaciones sexuales, junto con el sudor generado por las diferentes partes del cuerpo, aparece un olor característico y especial. La percepción de los olores es subjetiva y varía entre las personas porque los olores son agradables o desagradables según para cada quién. El olfato tiene un papel importantísimo en la atracción sexual, creando la compatibilidad sexual”.

A pesar de las creencias
A pesar de las creencias populares, la ciencia no encuentra evidencia convincente de que los opuestos se atraigan en la mayoría de los rasgos analizados (Getty)

Qué es lo que las parejas exitosas nunca hacen

En una nota publicada en Infobae, los psicólogos John Gottman y Julie Schwartz Gottman, casados hace más de 35 años, advirtieron que “hay una cosa que las parejas de éxito nunca hacen: darse por sentados”. “Tenemos que buscar activamente lo que nuestra pareja hace bien. Encontrar lo bueno que está oculto y pasado por alto, y señalarlo”, indicaron. Al tiempo que puntualizaron sobre el “espiral negativa” que aparece junto a “los rompedores de relaciones que llamamos los ‘Cuatro Jinetes del Apocalipsis’”.

1. Crítica. Cuando criticamos, atacamos el carácter de nuestra pareja: “No te importa el tiempo de los demás. Sos un egoísta”. Para los expertos, hacerlo es diferente de hacer una queja. “En situaciones frustrantes, podés quejarte, pero no culpes a tu pareja de todo lo que sale mal. Usá el enunciado ‘yo’ para centrarte en cómo te sentís y hacerle saber lo que necesitás”, recomendaron.

2. Desprecio. Es el predictor número 1 del divorcio. “Este estilo de comunicación está alimentado por creencias arraigadas de que tu pareja es moralmente inferior a vos. Cuando actúas con desprecio, estás siendo malo a propósito”, afirmaron y añadieron: “Puede que te burles de ella con sarcasmo, la imites, la insultes o uses un lenguaje corporal despectivo, como poner los ojos en blanco. Los pensamientos positivos se convierten en sentimientos positivos, que a su vez se transforman en acciones positivas. Sintonizar con la admiración que sentís por tu pareja puede ayudar. Hacer una lista de las cosas que te gustan, pensar en sus recuerdos favoritos juntos y hacerle saber que la valorás es clave”.

Las correlaciones en rasgos como
Las correlaciones en rasgos como el neuroticismo son más bajas pero aún positivas, ofreciendo una perspectiva única sobre cómo las personas eligen a sus parejas (Getty)

3. Defensiva. Es una respuesta improductiva a las críticas. “Lo que querés es sacarte a tu pareja de encima, así que buscás excusas, te hacés la víctima y le echás la culpa”, explicaron. “Por ejemplo, si tu pareja te pregunta si sacaste la basura, una respuesta defensiva podría ser: ‘Ya sabés lo cansada que estoy después del trabajo. No puedo creer que me preguntes por esto. ¿Por qué no podés hacerlo vos?”, por eso aconsejaron “intentar comprender la perspectiva del otro y aceptar la responsabilidad de los propios actos. Podrían decir: “¿Sabes qué? Llegué a casa y me olvidé por completo de sacar la basura. Perdón, sé que quedamos en que lo haría”.

4. Stonewalling (muro de piedra). “En lugar de participar en el conflicto, desconectás, ignorás a tu pareja o incluso te retirás físicamente de la conversación. Y una vez que empezás, puede ser difícil parar. En lugar de hacer esto, podés decir: ‘Estoy demasiado enojado. ¿Podemos tomarnos 15 minutos para calmarnos?’”, ejemplificaron.

Guardar