Así como existen planetas que en forma ordenada orbitan una estrella y conforman un sistema solar, hay otros mundos en la Vía Láctea y otras galaxias que son errantes vagabundos y flotan libremente aislados de cualquier estrella anfitriona.
Probablemente formados de la misma manera que otros planetas, es decir, dentro del disco giratorio de gas y polvo que rodea a una estrella joven, estos mundos son expulsados violentamente de sus vecindarios celestiales hacia el espacio exterior fuera de su sistema solar.
En una reciente investigación, científicos de la NASA y la Universidad de Osaka en Japón publicaron dos artículos en The Astronomical Journal, en que aseguran que estos mundos son billones ya que son seis veces más abundantes que los mundos que orbitan alrededor de sus propios soles. En los mismos estudios científicos identificaron el segundo planeta flotador libre del tamaño de la Tierra, registrado hasta ahora.
Para estudiar mejor estos mundos rebeldes, David Bennett, astrónomo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, y su equipo utilizaron 9 años de datos del telescopio de Observaciones de Microlente en Astrofísica en el Observatorio Mount John de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda. Durante ese tiempo observaron los exoplanetas detectados indirectamente midiendo cómo su gravedad deformaba y magnificaba la luz que llegaba de estrellas lejanas detrás de ellos, un efecto conocido como microlente.
Con la ayuda de modelos computacionales, los investigadores calcularon la dispersión de las masas de más de 3500 eventos de microlente, que incluían estrellas, remanentes estelares, enanas marrones y candidatos a nuevos planetas. Y esos mismos datos resultaron lo suficientemente convincentes como para que el equipo afirmara el descubrimiento de una nueva Tierra flotante y viajera). A partir de este análisis, estiman que hay alrededor de 20 veces más mundos que flotan libremente en nuestra Vía Láctea que estrellas, con la Tierra -Planetas con masa 180 veces más comunes que los rebeldes Júpiter.
Choque violento
Durante mucho tiempo, los astrónomos y astrofísicos calculaban que esos planetas eran realmente grandes, del tamaño de Júpiter. Pero esta teoría ha sido descartada en los últimos años. “La conclusión de que la mayoría de los mundos rebeldes son pequeños tiene más sentido que la idea de que son del tamaño de Júpiter”, aseguró el doctor en astrofísica Bennett. Esto se debe a que se cree que los planetas se vuelven rebeldes cuando dos protoplanetas chocan entre sí. La fuerza del impacto es tan fuerte que lo expulsa por completo del sistema estelar emergente.
Pero los planetas pueden ser expulsados de sus sistemas estelares solo por objetos más grandes. Si la mayoría de estos huérfanos estelares fueran del tamaño de Júpiter, muchos de los llamados super-Júpiter deben estar orbitando estrellas anfitrionas, pero esos son escasos. Por otro lado, estos resultados sugieren que los planetas de menor masa son los que corren el riesgo de ser expulsados. También dijo que la abundancia de flotadores libres en la Vía Láctea sugiere que los objetos del tamaño de un planeta que chocan entre sí durante el proceso de formación “son tal vez más comunes de lo que los teóricos podrían haber imaginado”.
Przemek Mróz, un astrónomo de la Universidad de Varsovia que no participó en el trabajo, afirmó que los resultados del grupo fortalecieron los indicios anteriores publicados en la revista Nature sobre mundos rebeldes a partir de observaciones realizadas con el Experimento Óptico de Lentes Gravitacionales y la Red Coreana de Telescopios de Microlente. “Así que ahora tenemos tres estudios independientes y tres líneas de evidencia independientes de que los planetas de baja masa que flotan libremente son muy comunes en la Vía Láctea”, precisó a The New York Times.
Los expertos todavía dudan si estos planetas están realmente liberados o expulsados a órbitas lo suficientemente amplias como para que los científicos no puedan vincularlos a una estrella anfitriona. Mróz cree que la población observada probablemente incluya una combinación de ambos, pero será difícil deducir los números relativos de cada uno sólo con mediciones de microlente.
Con el próximo lanzamiento en 2027 del nuevo Telescopio Espacial Romano Nancy Grace de la NASA, los astrónomos esperan obtener datos de planetas flotantes aún mejores, ya que este poderoso aparato podría detectar cientos de Tierras rebeldes. Combinados esos datos con los del Telescopio Euclid de la Agencia Espacial Europea, o de observatorios terrestres bien ubicados, los científicos podrán medir la masa de manera más directa, con menos dependencia de los modelos.
¿Podría alguno de estos planetas ser habitable? “Posiblemente”, supuso Bennett, explicando que estarían oscuros sin una estrella anfitriona, pero no necesariamente frígidos. El hidrógeno en la atmósfera de un planeta podría actuar como un invernadero y atrapar el calor que emana de su interior, que es lo que sustenta la vida microbiana en los respiraderos marinos profundos de la Tierra.
Si bien el equipo no miró más allá de los límites de la Vía Láctea, estiman que en otras galaxias también sucede lo mismo. “Esperamos que otras galaxias sean bastante similares”, concluyó.
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