La humanidad hoy se mueve como si el coronavirus que emergió en 2019 ya no estuviera circulando por el planeta. No hay confinamientos, ni restricciones en viajes. Ni se observa un uso masivo del barbijo o de la ventilación cruzada en espacios cerrados. Pero el patógeno aún está, evoluciona y dio lugar a nuevos sublinajes de la variante Ómicron.
Entre la segunda quincena de julio y la primera de agosto, se notificaron más de 1,4 millones de nuevos casos de COVID-19 en el mundo. Es decir, hubo un aumento del 63% con respecto a los 28 días anteriores.
El director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que el COVID-19 sigue siendo una “amenaza sanitaria mundial”, aunque ya no está declarada la emergencia de salud pública de importancia internacional.
Estas dos últimas semanas la OMS tuvo que actualizar la clasificación de los sublinajes de Ómicron: pasó a tener 7 en monitoreo y 3 en la categoría “de interés”. Expertos de los Estados Unidos y la Argentina explicaron a Infobae qué implica el estado actual de la pandemia.
Los dos últimos sublinajes en sumarse a la lista han generado preocupación en los expertos que investigan la evolución del virus. Uno de ellos es EG.5, llamada popularmente Eris, que fue declarado como “de interés”, y de bajo riesgo. Ya la mayoría de los casos de COVID en EE.UU son por Eris. Se la detectó en 52 países, incluyendo Argentina, Ecuador, Colombia y México.
Pero ahora apareció el sublinaje BA.2.86 y en pocos días pasó a ser una de las variantes en circulación de monitoreo para la agencia sanitaria. Porque llama la atención que tenga más de 30 mutaciones adicionales con respecto a la primera versión de Ómicron.
Se trata de un sublinaje que fue detectado el 24 de julio en pacientes con COVID en Israel. Luego la identificaron el 31 de julio en Dinamarca. Esta semana lo encontraron en pacientes en los Estados Unidos y el Reino Unido.
BA.2.86 es la subvariante “más sorprendente que el mundo ha presenciado desde la aparición de Ómicron”, sostuvo el profesor François Balloux, catedrático de Biología Computacional de Sistemas y Director del Instituto de Genética de UCL en el Reino Unido.
Las secuencias cargadas con el sublinaje “muestran cierta diversidad genética, lo que sugiere que el linaje ha circulado durante meses”, afirmó. El punto de preocupación es que la mayoría de las mutaciones de la nueva subvariante se encuentran en la proteína de la Espiga, y podría ser capaz de evadir más a los anticuerpos generados por haber tenido la infección o por las vacunas.
Otra mirada tiene el investigador superior en inmunología del Conicet de Argentina, el doctor Jorge Geffner: “Llama la atención el número de mutaciones y por eso está bien en que le haga un monitoreo global. Pero los datos aún son muy preliminares. Habrá que ver cómo impactan estas mutaciones de BA.2.86 sobre su comportamiento biológico. Esto es sobre su capacidad infecciosa, su transmisibilidad, su capacidad para evadir la respuesta inmune y gravedad de la enfermedad que provoca. Necesitamos más datos”, dijo al ser consultado por Infobae.
En este contexto actual, el doctor Geffner -director interino del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS) del Conicet y la Universidad de Buenos Aires-, explicó que “si bien no hay una emergencia sanitaria, aún la gente tiene que considerar que la infección se sigue diagnosticando y continúan las muertes, incluso en una proporción mayor a los fallecimientos por gripe”. En el último período de 28 días reportado por OMS fueron 2.300 personas que fallecieron por el COVID en el mundo.
“Estos nuevos sublinajes tienen el potencial de evolucionar hacia una nueva variante que sea un antes y un después en cuanto a nuestra memoria inmunológica. Podría no solo evadir a los anticuerpos sino también la respuesta de la memoria por células T. Esta última respuesta es la que media en la protección contra los cuadros graves”, señaló. “Por eso, sería preocupante que el virus logre evadir de manera eficiente la respuesta T. Esto es muy difícil de predecir”, agregó.
Como medidas, Geffner insistió con fortalecer la vigilancia genómica del coronavirus. “No hay que abandonar el monitoreo de las subvariantes que circulan. Si bien los cuadros graves y la mortalidad bajó con respecto a los años anteriores, gracias a la vacunación, hoy en esta etapa de la pandemia se deberían hacer testeos en algunas instituciones hospitalarias importantes para saber qué porcentaje de los cuadros respiratorios son por el coronavirus”, puntualizó Geffner.
También -aconsejó- “se debería hacer más monitoreo de aguas residuales en las comunidades, para rastrear al coronavirus, que ya nos ha dado sorpresas desagradables. Hay que seguir estudiando al coronavirus en todo el mundo con rigurosidad“.
En tanto, el doctor Humberto Debat, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de Proyecto País, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, consideró que actualmente el grupo de expertos en evolución del virus de la OMS tiene en cuenta los sublinajes de Ómicron en cuanto a tres factores. Actualmente, se habla de variante de monitoreo y variante de interés.
En cuanto a la detección de sublinaje BA.2.86 “es muy relevante”, opinó Debat. “Tiene 58 mutaciones adicionales en la proteína Espiga con respecto al virus original de Wuhan, China. Es derivada del sublinaje BA.2. Algunas de esas mutaciones le conferirían mayor escape inmune que otras versiones del virus. Pero a priori no se puede saber si es más transmisible. Hay revuelo en la comunidad de expertos en evolución. Veremos qué resultados tienen los próximos estudios”, afirmó.
Los riesgos del sublinaje BA.2.86 son que “sus mutaciones le confieran una ventaja de transmisión debido a la capacidad de evadir la inmunidad, y eso dé lugar a más casos de personas con COVID-19. También existe el riesgo de que este sublinaje difiera lo suficiente de las vacunas de refuerzo como para comprometer su eficacia”, afirmó en diálogo con Infobae el doctor Amesh Adalja, investigador principal del Centro de Seguridad Sanitaria y profesor adjunto de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins de los Estados Unidos.
Para Adelja, la población debería tener en cuenta a la vacunación con refuerzos: “Seguirán surgiendo nuevas variantes porque se trata de un virus endémico que no se erradicará. Lo fundamental hoy es recordar que las variantes podrán causar infección, pero no podrán causar graves trastornos a la sociedad, debido a la inmunidad de la población, así como a la disponibilidad de terapia antiviral”.
La empresa Moderna informó días atrás que su vacuna contra el COVID actualizada en 2023 mostró un aumento significativo de los anticuerpos neutralizantes contra las subvariantes EG.5 y FL.1.5.1. Aún se no se han difundido resultados de estudios sobre el sublinaje BA.2.86.
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