Sarafina El-Badry Nance, de 30 años, es una mujer decidida a romper barreras. Apasionada comunicadora de cosmología, la estadounidense de origen egipcio recibió una doble licenciatura en física y astronomía de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Texas, en Austin, y luego completó una maestría en Astronomía en la Universidad de California, en Berkeley, casa de estudio donde está finalizando un doctorado.
Muy conocida por su uso de las redes sociales, en particular Twitter, donde habla sobre astrofísica y activismo, Nance es también es una defensora de la salud de la mujer y la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Su rol de defensora de la salud femenina tiene una razón profunda: debió someterse a una doble mastectomía preventiva. Cuando tenía 23 años se enteró que había heredado el gen BRCA2 de su padre, que se sabe que es un predictor de cáncer de mama.
Nance usó una campaña de crowdfunding para recaudar dinero para cubrir el costo de una mastectomía doble y su plataforma de redes sociales para abogar por pruebas tempranas y frecuentes, así como por más difusión y acceso a la medicina preventiva.
Después de buscar a los mejores cirujanos locales, Nance identificó a Anne Peled, una cirujana reconstructiva de California que también sobrevivió al cáncer de mama. Se operó en 2019 con éxito y ahora publica un libro sobre sus vivencias para inspirar a más gente a luchar por su vida.
Su reciente libro Starstruck, publicado en junio, entrelaza su historia personal con explicaciones de lo que sabemos sobre el universo. “Mi esperanza es que el libro resuene con otras mujeres jóvenes, pero también con cualquiera que se haya sentido diferente o haya buscado pertenecer. Es inmensamente desafiante y doloroso impulsar los sistemas educativos y las instituciones creadas para hombres blancos heterosexuales. Hay un valor en compartir mi experiencia ahora. Mi libro también es para cualquier persona curiosa sobre el cosmos”, afirmó Nance en una reciente entrevista en The Guardian.
Nance relató que su pasión por la astronomía comenzó cuando era muy pequeña: “Me enamoré del cielo nocturno cuando tenía cuatro o cinco años. Escuchaba StarDate (un programa de radio pública nacional de EEUU), atraída por la voz etérea de su entonces presentador. Pero en última instancia, fue la forma en que estos objetos brillantes que estaba viendo contextualizaron todo. Desde muy joven sentí mucha ansiedad. Era sensible a la dinámica de mis padres [discutían mucho] y sentía la presión de tener éxito en la escuela. La inmensidad del cielo nocturno me dio una sensación de alivio porque me sentía tan pequeño. Ese sentimiento nunca me ha abandonado y sigue actuando como un lastre cuando me siento abrumada”.
La astrofísica ofrece un panorama sobre el estudio de las ciencias duras por parte de las mujeres estadounidenses. “Las mujeres y las minorías siguen estando subrepresentadas en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y tal vez no sea de extrañar dadas sus experiencias. Van desde que un astrónomo que visita su campamento de ciencias le diga a un niño de 10 años: ‘La astronomía no es para usted’, hasta un profesor de física que inunda su clase con chistes sobre las trabajadoras sexuales y la infidelidad. Ese tipo de comentarios, agravados con el tiempo, crearon una creencia insidiosa de que no pertenecía y nunca lo haría. Es difícil identificar la diferencia entre tu valor y lo que alguien más te dice que vales. Y mucho sucede inconscientemente”, sostuvo.
Como solución, Nance plantea que en primer lugar, debemos dejar de pensar que las mujeres y las personas de color no están interesadas en las ciencias duras. “Necesitamos más aliados para apoyar a las personas a lo largo de su carrera. Tuve la suerte de tener algunos mentores increíbles, que resultaron ser hombres blancos. Usaron su privilegio y poder para ayudarme a acceder a oportunidades. Un ingrediente necesario en el desmantelamiento de los sistemas de opresión es el aumento de los privilegios y el poder”, agregó.
A los 26 años, Nance se sometió a una doble mastectomía preventiva y reconstrucción mamaria en 2019. “A mi papá le diagnosticaron un cáncer de próstata metastásico muy agresivo. Las pruebas genéticas revelaron que tanto él como yo llevábamos la mutación genética BRCA2, que se hereda y aumenta el riesgo de muchos tipos de cáncer, incluidos los de mama, ovario y próstata. Empecé el protocolo de seguimiento recomendado, que consiste en hacerme una resonancia magnética de las mamas todos los años, cuando ingresé a la escuela de posgrado. En una de ellas, me detectan una masa sospechosa, que afortunadamente era un tumor benigno”, relató.
Y completó con convicción: “Sabía que no quería tener que pasar toda la vida con esta ansiedad. A través de mi mastectomía doble preventiva, recuperé algo de tranquilidad. Si bien no hay garantía de que nunca tendré cáncer de mama, se ha reducido drásticamente mis probabilidades del 87 % a menos del 5 %. Es una decisión tan individual: todos tienen diferentes factores de riesgo, antecedentes familiares y formas en que quieren mitigar su riesgo, pero, para mí, fue absolutamente correcto y no me arrepiento”.
El año pasado, Nance realizó una sesión de fotos de trajes de baño para Sports Illustrated y contó que a través de un amigo que sabía por lo que había pasado, presentó una solicitud en la revista. “Yo hice esto por mí, para restablecer una relación con mi cuerpo, no por nadie más”. Así como quiso romper la imagen de la cosificación de la mujer al presentarse en la sesión fotográfica de la revista, Nance se refiere al síndrome del impostor, ese sentimiento de no pertenencia que surge particularmente entre las mujeres y las minorías.
Quien padece el síndrome del impostor, se pregunta si es la mejor persona para el lugar (profesional o académico) y teme que los demás se den cuenta de que no es la persona ideal, pero esto es una percepción individual.
“Mi forma de pensar sobre el síndrome del impostor también ha evolucionado. Solía pensar que yo lo había generado. Pero la realidad es que es mi cuerpo el que reconoce que estoy en un lugar que no se creó ni se mantiene para alguien como yo. Y eso no es imaginario: nuestros sistemas e instituciones más amplios informan estos sentimientos de no pertenencia. Probablemente viviré siempre con síndrome del impostor. Pero en lugar de narraciones internas de autoflagelación sobre no ser lo suficientemente inteligente o lo suficientemente buena, estoy tratando de revertir las cosas en el sistema”, precisó la astrofísica que estudia las explosiones de sistemas masivos de una sola estrella como la gigante roja Betelgeuse para tratar de calcular la tasa actual de expansión del universo.
“Sabemos que el universo se está expandiendo, y esta expansión se está acelerando debido a esta fuerza invisible que llamamos energía oscura, pero no sabemos exactamente qué tan rápido. Las supernovas de tipo Ia, que se han utilizado históricamente porque todas explotan con el mismo brillo, dan velocidades diferentes. Estoy usando estos otros tipos de supernovas para tratar de resolver la tensión. Estoy planeando graduarme dentro del próximo año. No estoy segura de qué sigue, pero estoy emocionada de combinar mi amor por la ciencia, el espacio y la comunicación de maneras únicas”, puntualizó Nance.
Y concluyó dando un consejo a las mujeres jóvenes que quieren hacer una carrera en astronomía: “No dejes que nadie te diga que no estás hecho para algo. Nadie puede determinar lo que amas o cómo lo amas. Los sistemas de privilegio inevitablemente aparecerán de diferentes maneras que lo dificultarán, pero mientras te sientas segura y sea gratificante, continúa”.
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