Las medusas han estado navegando en los océanos de la Tierra desde tiempos remotos y los científicos investigan el origen exacto de estas criaturas marinas para entender parte de la historia evolutiva de nuestro planeta. Raramente aparecen en el registro fósil porque las medusas son 95 por ciento agua y son propensas a una descomposición rápida.
Ahora, un equipo científico del Museo Real de Ontario (ROM), Canadá, logró un importante hallazgo en el ámbito de la paleontología al identificar a la medusa nadadora más antigua registrada en el fósil, que fue bautizada como Burgessomedusa phasmiformis. Los detalles del descubrimiento fueron publicados en la revista Proceedings of the Royal Society B.
El hallazgo se logró gracias a fósiles excepcionalmente bien conservados encontrados en Burgess Shale, un yacimiento de relevancia en la paleontología ubicado en la provincia de Columbia Británica, en Canadá. En 1980, Burgess Shale fue designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su excepcional valor universal y forma parte del Patrimonio de la Humanidad de los Parques de las Montañas Rocosas de Canadá.
Las medusas forman parte de los medusozoos, un grupo de animales que incluye las medusas de caja actuales, los hidroides, las medusas acechadas y las medusas verdaderas. Estos organismos pertenecen a un grupo ancestral denominado Cnidaria, que también comprende corales y anémonas de mar.
Este descubrimiento en un fósil de hace más de 500 millones de años indica que las grandes medusas nadadoras con una forma característica en platillo o campana ya habían evolucionado en ese remoto periodo.
A pesar de que las medusas consisten en aproximadamente un 95% de agua, los investigadores han podido estudiar con detalle cerca de 200 especímenes rescatados por el equipo del Museo Real de Ontario.
Estos especímenes proporcionaron datos valiosos sobre la anatomía interna y los tentáculos de la medusa, permitiendo clasificarla sin lugar a dudas como un medusozoo. Comparándola con las especies actuales, se deduce que Burgessomedusa habría sido capaz de nadar libremente y usar sus tentáculos para capturar presas considerables.
Según el coautor del estudio, Joe Moysiuk, quien es candidato a doctor en Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Toronto: “Aunque se cree que las medusas y sus parientes son uno de los primeros grupos de animales en evolucionar, ha sido muy difícil precisar en el registro fósil del Cámbrico. Este descubrimiento no deja dudas de que estaban nadando en ese momento”.
El estudio se basó en fósiles descubiertos en Burgess Shale, algunos de los cuales fueron rescatados en los años 80 y 90 por el ex curador de paleontología de invertebrados del ROM, Desmond Collins.
Estos fósiles ofrecen una visión de la complejidad de la cadena alimentaria durante el Cámbrico y muestran que la depredación no se limitaba solo a grandes artrópodos nadadores como Anomalocaris, ya que Burgessomedusa, junto con los Anomalocaris que compartían su hábitat, eran depredadores nadadores eficientes.
Los cnidarios, que incluyen a las medusas, tienen ciclos de vida complejos con una o dos formas corporales: un cuerpo en forma de vaso llamado pólipo y, en el caso de los medusozoos, un cuerpo en forma de campana o platillo conocido como medusa.
Aunque se han descubierto pólipos fosilizados con una antigüedad de aproximadamente 560 millones de años, el origen de las medusas nadadoras no se comprende bien debido a la extrema rareza de sus fósiles. Su historia evolutiva se ha basado principalmente en estadios larvarios microscópicos fosilizados y en estudios moleculares de especies actuales.
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