En un fascinante viaje al pasado, los científicos han logrado reconstruir el rostro de una mujer que murió en el naufragio del buque de guerra sueco Vasa en 1628. Este logro es el resultado de un meticuloso trabajo de investigación y reconstrucción facial, que ha permitido dar vida a la historia de esta mujer, a quien ahora se conoce como Gertrude.
El Vasa era el buque de guerra más poderoso de Suecia en su época. Sin embargo, su primer viaje resultó ser también el último. Apenas 20 minutos después de zarpar, el barco se hundió en el puerto de Estocolmo debido a un fuerte viento, llevándose consigo la vida de unas 30 personas. El naufragio permaneció en el fondo del mar Báltico durante 333 años, hasta que fue rescatado en 1961.
Entre los restos recuperados del Vasa, se encontraron casi 20 esqueletos humanos. Uno de ellos, inicialmente identificado como masculino y apodado Gustav, resultó ser femenino tras un análisis genético realizado este año. A partir de este descubrimiento, el artista forense Oscar Nilsson pudo crear una impresionante reconstrucción facial de Gertrude, basándose en evidencias de ADN y esqueléticas.
Según los resultados del análisis genético, Gertrude tenía alrededor de 25 a 30 años cuando murió. Tenía ojos azules, cabello rubio y piel pálida. Nilsson trabajó con un modelo de su cráneo impreso en 3D y utilizó datos de mujeres modernas de edad, peso y ubicación geográfica similares para estimar el grosor del tejido en su rostro. Luego, esculpió los músculos faciales con arcilla de plastilina, capa por capa, sobre el cráneo de plástico.
El análisis de los huesos de la espalda de Gertrude sugiere que llevó una vida de trabajo duro, levantando objetos pesados repetidamente. Esta información ayudó a Nilsson a darle a su rostro una expresión de esfuerzo, a pesar de su relativa juventud.
Además de la reconstrucción facial, se recreó la vestimenta de Gertrude con la ayuda de Anna Silwerulv, una experta en textiles del Museo Vasa. Se encontraron restos de una chaqueta gris oscuro y un sombrero junto a los restos de Gertrude. Un análisis microscópico indicó que el sombrero era de un rojo brillante. La vestimenta y el sombrero, que recordaban a los trajes tradicionales de las festividades suecas, añadieron un toque final a la reconstrucción.
La reconstrucción de Gertrude es un testimonio del poder de la ciencia y el arte para traer el pasado a la vida. Como señala Nilsson, “necesitamos entender la historia no solo con nuestra mente e intelecto, sino también con nuestro corazón”. La reconstrucción de Gertrude se exhibe en el Museo Vasa en Estocolmo, donde los visitantes pueden encontrarse cara a cara con esta mujer del pasado.
Historia del Vasa
El Vasa fue el barco de guerra más avanzado de su época cuando zarpó, pero su viaje inaugural en 1628 terminó en desastre cuando el barco se hundió en el puerto de Estocolmo, frente a una multitud atónita, a solo 20 minutos de haber zarpado. El rey Gustav II Adolf, quien había ordenado la construcción de este ostentoso buque adornado con elaboradas tallas de madera y equipado con un número sin precedentes de 64 cañones de bronce, tuvo que presenciar su hundimiento. El juicio posterior concluyó que el barco era inestable debido a un diseño defectuoso, posiblemente debido a la inexperiencia de su creador y la prisa del rey por su construcción.
El fracaso del Vasa ha demostrado ser un regalo para los arqueólogos, ya que fue rescatado de las profundidades del Báltico en 1961, con un 95% de su madera intacta gracias a las aguas frías y pobres en oxígeno. El análisis de la nave ha llevado a una comprensión más profunda de los problemas de ingeniería y el “síndrome de Vasa”, un término de gestión que hace referencia a problemas de comunicación y gestión humanos que hacen fracasar proyectos.
Hoy, los restos del Vasa se exhiben en el Museo Vasa de Estocolmo, convirtiéndose en un valioso recurso para el estudio histórico y antropológico y atrayendo visitantes de todo el mundo.
(Con información de : Live Science y Smithsonian Magazine)