“Demostramos que es posible la reversión de la edad con cócteles químicos”. Así anunció el experto genetista y especialista en envejecimiento de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, David Sinclair, el último hallazgo del que fue autor junto con su equipo.
Según publicó, junto a un equipo de investigadores en la revista Aging, fueron identificados “seis cócteles químicos que, en menos de una semana y sin comprometer la identidad celular, restauran un perfil de transcripción de todo el genoma juvenil y una edad transcriptómica inversa”.
“Anteriormente demostramos que la reversión de la edad es posible mediante la terapia génica para activar los genes embrionarios —publicó el genetista en su cuenta de Twitter—. Ahora demostramos que es posible con cócteles químicos, un paso hacia el rejuvenecimiento asequible de todo el cuerpo”.
Es que Sinclair, sobre la base de un fenómeno conocido como “envejecimiento inverso” ya había asegurado que era posible combatir el deterioro del organismo y las enfermedades relacionadas con la edad. Ahora, comprobó que “el rejuvenecimiento por reversión de la edad se puede lograr, no sólo por medios genéticos, sino también químicos”.
La importancia del hallazgo
“La senescencia celular es un estado de detención permanente del ciclo celular que facilita la reparación de heridas, la remodelación de tejidos y la prevención del cáncer al detener la proliferación en células envejecidas y dañadas”, explicaron los investigadores en la publicación.
Las células senescentes son aquellas que, en respuesta al estrés celular, dejaron de dividirse permanentemente, pero no han muerto. A medida que los organismos envejecen, aumenta el número de células senescentes en el cuerpo. Esta acumulación se considera actualmente una de las características del envejecimiento y se ha relacionado con una variedad de enfermedades, incluido el cáncer.
Así, “la senescencia se asocia con alteraciones en la morfología celular, la arquitectura de la cromatina y la liberación de factores inflamatorios en un proceso denominado fenotipo secretor asociado a la senescencia (SASP)”, ahondaron los autores del trabajo. Y ampliaron: “La transición a la senescencia celular puede iniciarse por una pérdida de información epigenética, así como por un acortamiento de los telómeros, un daño irreparable del ADN y del ADN citoplasmático. La acumulación de células senescentes con la edad promueve la inflamación, tanto localmente como en todo el organismo, lo que contribuye a una amplia gama de enfermedades relacionadas con la edad”.
Y tras asegurar que en este estudio desarrollaron y utilizaron nuevos métodos de detección para distinguir fácilmente entre células jóvenes, viejas y senescentes, Sinclair y su equipo destacaron: “Identificamos una variedad de nuevos cócteles químicos capaces de rejuvenecer las células y revertir la edad. Por lo tanto, es posible revertir aspectos del envejecimiento sin borrar la identidad celular utilizando medios químicos en lugar de genéticos”.
“Hasta hace poco, lo mejor que podíamos hacer era retrasar el envejecimiento. Nuevos descubrimientos sugieren que ahora podemos revertirlo”, remarcó Sinclair, y agregó: “Este proceso ha requerido anteriormente terapia génica, lo que limita su uso generalizado”.
“Este nuevo descubrimiento ofrece el potencial de revertir el envejecimiento con una sola pastilla, con aplicaciones que van desde mejorar la vista hasta tratar de manera efectiva numerosas enfermedades relacionadas con la edad”, dijo Sinclair en un comunicado de prensa.
Pero aunque los investigadores dijeron que la nueva técnica desarrollada es prometedora, es demasiado pronto para saltar a esas conclusiones, según otros expertos.
La controversia desatada por el estudio no es por el hallazgo en sí, sino por la afirmación que asegura haber encontrado una especie de “elixir” antienvejecimiento cuando, en realidad, aún no se probaron los cócteles de drogas en modelos animales.
“Este es un informe preliminar de un nuevo método de detección en una línea celular que utiliza medidas indirectas del estado epigenético. Aquí no hay evidencia de reprogramación en un tejido, órgano o animal completo”, concluyó al respecto el biogerontólogo Matt Kaeberlein, quien dirige un laboratorio en el Centro Médico de la Universidad de Washington.
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