Hace más de 95 millones de años, en el hemisferio sur, convivían los mayores dinosaurios herbívoros del mundo, incluyendo a los de cuello largo como los titanosaurios colososaurios, junto a los rebaquisáuridos, que eran de tamaño mediano y largas colas. También -entre muchos otros animales- había iguanodontes veloces que escapaban de carnívoros de todo tipo.
Científicos de la Argentina y España ahora encontraron 25 pisadas de dinosaurios de aquella época en la Patagonia. Ya estudiaron 18 de esas pisadas, e identificaron que aún conservan las marcas de la piel de los animales.
El hallazgo fue realizado en la provincia de Río Negro por investigadores del Conicet, la Fundación de Historia Natural Felix de Azara/ Universidad Maimónides, la Universidad Nacional de La Plata, y la Universidad Nacional de Río Negro, en la Argentina, y la Universidad del País Vasco y la Universidad de La Cantabria, en España. Fue publicado en la revista Cretaceous Research.
Las pisadas se conservaban en La Buitrera, una localidad fosilífera situada cerca de Cerro Policía, en el noroeste de Río Negro, a unos 1.300 kilómetros de Buenos Aires. En aquellos tiempos del Período Cretácico, cuando vivían los dinosaurios que dejaron sus huellas, había en esa zona un vasto desierto se había formado entre los actuales territorios de Río Negro y Neuquén. Se llamaba Kokorkom, o desierto de los huesos.
En diálogo con Infobae, el paleontólogo del Conicet, Sebastián Apesteguía, contó: “Encontramos pisadas que corresponden a dinosaurios saurópodos. En esa época, el Área Paleontológica de La Buitrera (como se la conoce ahora) estaba habitada por dos grupos principales de saurópodos: los titanosaurios y los rebaquisaurios. No podemos precisar a cuál de los dos grupos pertenecen las huellas”.
Detalló que hay 3 niveles de capas con huellas. En total, son 25 huellas, de las cuales estudiaron 18. “Los dinosaurios dejaron esas huellas hace aproximadamente 95 millones de años, durante la estación húmeda anual del desierto Kokorkom, que tenía lugar hacia febrero cada año”, explicó Apesteguía.
Las huellas de animales a veces pueden hallarse “en planta”, cuando se ven desde arriba, como si recién las hubieran dejado. Otro modo es “en corte”, cuando por el derrumbe o la erosión de la roca las podemos observar desde el costado, en el borde de una pequeña barranca, comentó. En este caso, las pisadas que encontraron en La Buitrera fueron vistas “en corte”.
Las pisadas estudiadas “conservan las marcas de la piel del costado de la pata y también del fondo, de la planta de la pata, incluyendo marcas de garras”, dijo el científico.
El desierto Kokorkom en el que habitaron esos dinosaurios ya no existe. “Hace 90 millones de años el levantamiento inicial de la Cordillera de los Andes cambió la inclinación sudamericana hacia el lado Atlántico y los ríos de la vertiente del Océano Pacífico comenzaron a divagar por las planicies. Las hicieron más fértiles hasta que se fueron hacia el Océano Atlántico”, afirmó Apesteguía.
Los expertos en paleontología contaron con el aporte de la geología. Fueron los científicos Gonzalo Veiga, Joaquín Pérez Mayoral, María Lidia Sánchez y Soledad Gualde, quienes permitieron conocer que los 20 metros de depósitos rocosos representan tres etapas que muestran cómo se contraían y expandían los márgenes del viejo desierto Kokorkom como resultado de los cambios climáticos de la época. Las arenas depositadas, endurecidas, compactadas y petrificadas, se conocerían luego como Formación Candeleros.
La investigación que dio lugar al hallazgo de las pisadas empezó en enero de 2020, en una campaña dirigida por el doctor Apesteguía, que pertenece al Área de Paleontología de la Fundación Azara-Universidad Maimónides y la Universidad CAECE. También participaron Lucila Fernández Dumont Facundo Riguetti. Una nueva campaña en 2022 permitió tomar nuevos datos.
Al estudio se sumaron los icnólogos (que son especialistas en el análisis de pisadas) Ignacio Díaz Martínez y Silvina de Valais, del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG) de la Universidad Nacional de Río Negro (Argentina).
Contaron con apoyo de los dueños del campo, las familias Avelás y Mariluán, que gentilmente dieron permiso para trabajar en sus propiedades, y con el aval de la Secretaría de Estado de Cultura de Río Negro. Recibieron el apoyo financiero de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Agencia I+D+i), el Conicet, la Fundación Azara, la Universidad Maimónides y la National Geographic Society.
Los científicos consideran que tras el nuevo descubrimiento, el Área Paleontológica de La Buitrera ha mostrado una visión diferente a la formación geológica a la que pertenece (la Formación Candeleros), al tener animales pequeños a medianos y huellas de todo tipo.
Las huellas “muestran evidencias dejadas por organismos en condiciones raras que ayudan a estudiar no solo a los organismos sino el ambiente, los sedimentos, la humedad y la época del año en que ocurrieron los acontecimientos”.
La Buitrera se viene estudiando desde 1999. Allí se han realizado una impresionante lista de hallazgos completamente nuevos como dinosaurios carnívoros del grupo de los velocirraptores, cuello-largos, dinosaurios acorazados bípedos, cocodrilos omnívoros a herbívoros con hocico de zorro, reptiles esfenodontes herbívoros y carnívoros, lagartijas, serpientes con patas (Najash rionegrina), mamíferos driolestoideos de hocico largo (Cronopio dentiacutus), tortugas y peces pulmonados.
Seguir leyendo: