Una historia de trabajo mancomunado entre Argentina y la NASA

Debido a este hito se instauró, desde 2012, el Día Nacional del Desarrollo Científico y Tecnológico Espacial. Los detalles del satélite que permitió medir la salinidad de los océanos y otros aspectos del cambio climático que sufre la Tierra

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El satélite SAC-D/Aquarius permitió la
El satélite SAC-D/Aquarius permitió la creación de mapas semanales de la salinidad superficial del mar a nivel global

Existió un satélite único el mundo, que una vez construyó la Argentina junto a la NASA y que durante sus cuatro años de funcionamiento logró lo que ninguno antes había hecho: medir la salinidad de los océanos para comprender mejor el ciclo global del agua.

Se trató del SAC-D (Satélite de Aplicaciones Científicas - D), un satélite argentino de observación climática y oceanográfica de avanzada, operado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y la NASA, que fue diseñado y construido por la empresa rionegrina INVAP. En tanto, el Jet Propulsion Laboratory, aportó el instrumento principal Aquarius para medir la salinidad de los mares.

Entre sus principales logros se destaca la creación de mapas semanales de la salinidad superficial del mar a nivel global, lo cual constituye una información sin precedentes para el estudio del cambio climático del planeta. Antes, este trabajo demandaba meses o años y debía realizarse con barcos.

También permitió mejorar los pronósticos climáticos regionales, generar información de relevancia para el seguimiento de la dinámica de glaciares en la Antártida, la evolución de huracanes en el océano Atlántico y el derretimiento extremo de hielo superficial ocurrido en Groenlandia en 2012.

La misión SAC-D/Aquarius fue una
La misión SAC-D/Aquarius fue una colaboración entre la NASA y Conae, junto al aporte de otras agencias espaciales nacionales

Además de la vinculación entre Conae y NASA, el satélite contó con una amplia participación de organismos y empresas del sistema científico y tecnológico nacional, así como de contribuciones de las agencias espaciales de Italia (ASI), Francia (CNES), Canadá (CSA) y Brasil (AEB/INPE).

El satélite estaba equipado con ocho instrumentos, cuatro de los cuales fueron fabricados íntegramente por la CONAE y uno en cooperación con la CSA. Los otros tres fueron desarrollados por NASA, ASI y CNES. Además de su instrumento principal Aquarius, el SAC-D estaba dotado de cámaras ópticas y térmicas, radiómetros de microondas y scaterómetros, y con sistemas de recolección de datos e instrumentos para estudios de la atmósfera y el monitoreo de desechos espaciales.

Los datos y productos del SAC-D/Aquarius se usaron sin fronteras, así como los resultados y el intercambio de experiencias de los científicos. Para la Argentina representó un logro a nivel mundial, para la CONAE una experiencia invaluable como un peldaño fundamental en el camino del desarrollo científico-tecnológico nacional”, afirmó Sandra Torrusio, Investigadora Principal del SAC-D.

“Fue un proyecto de gran envergadura, por su complejidad y nivel de calidad requerido, y un ejemplo de cooperación con distintos organismos del ámbito científico tecnológico argentino”, agregó Daniel Caruso, Jefe de este proyecto satelital por parte de la CONAE.

Científicos e ingenieros construyen en
Científicos e ingenieros construyen en Invap el SAC-D

Se trataba de un satélite diseñado específicamente para proporcionar mediciones mensuales a escala global de cómo variaba la salinidad del agua de mar en la superficie de los océanos, dato clave para el estudio de los vínculos entre la circulación oceánica y el ciclo hídrico global. Las variaciones en la salinidad de la superficie del océano son un área clave de incertidumbre científica, ya que modifican la interacción entre la circulación oceánica y el ciclo global del agua, que a su vez afecta la capacidad del océano de almacenar y transportar el calor y regular el clima de la Tierra.

La misión SAC-D/Aquarius se centró en determinar cómo el océano responde a los efectos combinados de la evaporación, precipitación, el derretimiento del hielo y el escurrimiento de ríos en la temporada y entre las estaciones, así como su impacto en la distribución global tanto como la disponibilidad mundial de agua dulce.

En noviembre de 2012, y mientras el aparato cumplía exitosamente su misión, la Cámara de Senadores de la Nación resolvió por unanimidad instituir el Día Nacional del Desarrollo Científico y Tecnológico Espacial cada 10 de junio, en conmemoración del lanzamiento del satélite SAC-D, en 2011, a bordo de un cohete Delta II, que lo colocó en una órbita alrededor de la Tierra a una altitud de 670 km.

La misión del innovador satélite
La misión del innovador satélite duró 4 años y brindó datos muy valiosos

Caruso destacó la confianza que brindó la NASA a esta misión argentina, puesto que no sólo se hizo responsable del lanzamiento, sino que además llevó a bordo el satélite, el instrumento Aquarius, en cuyo desarrollo invirtió unos 220 millones de dólares.

La NASA confió en la Argentina para el diseño, la fabricación y la integración del satélite SAC-D, incluidos cinco instrumentos argentinos, debido a la experiencia que obtuvimos en las misiones anteriores de la CONAE y porque contábamos con capacidades profesionales para llevar a cabo este tipo de proyectos satelitales, además de una capacidad de intercambio y cooperación con otras agencias espaciales internacionales, como el CNES de Francia y la ASI de Italia, que también participaron con los instrumentos CARMEN y ROSA”, consideró.

Además, la ASI colaboró aumentando los tiempos de contacto radioeléctrico con el satélite a través del uso de dos de sus estaciones terrestres.

A bordo de un cohete
A bordo de un cohete Delta II la NASA lanzó el SAC-D/Aquarius en 2011

Gary Lagerloef, Investigador principal del instrumento Aquarius, destacó la calidad de los datos generados, la colaboración científica que se estableció entre ambos países para desarrollar un instrumento cuya sensibilidad y precisión estaba, hasta ese entonces, comprobada en forma teórica.

Se trató de una misión pionera que permitió elaborar mapas de los océanos libres de hielo en todo el mundo con el fin de estudiar la relación entre los cambios en el ciclo global del agua, la circulación oceánica y el clima”, indicó, y consideró: “El clima, el ambiente y el océano fueron los motores de este Observatorio. La sinergia entre la ingeniería y la ciencia lo hicieron posible”.

El 8 de junio de 2015, en vísperas de iniciar su quinto año en órbita y tras haber cumplido exitosamente su misión prevista para cuatro años según su diseño original, el SAC-D Aquarius concluyó su servicio operativo.

Según Torrusio, “desde la perspectiva científica, durante la misión pudimos poner a prueba con éxito la calidad de los instrumentos principales y los datos generados, que fueron pioneros en la temática oceánica y atmosférica. Desde el punto de vista del desarrollo tecnológico, fue un logro sin precedentes en nuestro país dado la gran confluencia de esfuerzos nacionales e internacionales para lograr los objetivos”.

El satélite permitió estudiar los
El satélite permitió estudiar los hielos en Groenlandia y en la Antártida. (AP Foto/Felipe Dana, archivo)

Además de haber creado los mapas semanales de la salinidad superficial, el SAC-D se destacó por haber concretado otros logros. El radiómetro de microondas (MWR) adquirió datos para realizar productos que permitieron conocer más detalles del océano y su vecina atmósfera. También se calibró la cámara térmica (NIRST), permitiendo analizar variaciones de temperatura en el mar, y se ubicaron plataformas transmisoras del Sistema de Colección de Datos (DCS) en varios puntos del país, llegando hasta la Antártida, que ofreció una excelente herramienta para el monitoreo y estudio remoto de glaciares mediante una tecnología que permite llegar a lugares de difícil acceso, más aún en época invernal, como ha sido el caso del glaciar Gourdon en la península antártica.

Mediante el instrumento DCS del SAC-D Aquarius, los datos llegaron desde el satélite a las computadoras de los investigadores. También se pudieron obtener imágenes con la cámara de alta sensibilidad (HSC) sobre el continente blanco durante los inviernos. El instrumento francés Carmen 1 obtuvo datos acerca de los efectos de la radiación cósmica en dispositivos electrónicos. Los objetivos tecnológicos del instrumento argentino TDP se vieron satisfechos en una proporción considerable. Además se trabajó en aplicaciones de productos del MWR sobre tierra y de Aquarius para datos de humedad del suelo, los cuales fueron empleados como entrenamiento previo para la Misión SAOCOM.

Se trató de la cuarta misión satelital argentina realizada por la CONAE en el marco del Plan Espacial Nacional. En su desarrollo participaron empresas de base tecnológica como INVAP SE, responsable del diseño y construcción de uno de los instrumentos (HSC) y principal contratista de la CONAE en la construcción de la plataforma satelital y la integración del satélite; y organismos como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que implementó y verificó el ensamble eléctrico de los paneles solares; la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que se concentró en el diseño y la fabricación de uno de los instrumentos (DCS) y partes de la plataforma de servicios.

También colaboraron el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR), que diseñó e implementó el sistema de antenas del satélite, dos de los instrumentos (MWR y NIRST), y el software de una computadora central que atendía cuatro instrumentos del satélite (tres argentinos y uno italiano); el Instituto Universitario Aeronáutico (IUA), que diseñó e implementó otro de los instrumentos (TDP), y otras entidades como el Centro de Investigaciones Ópticas (CIOP) del CONICET y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). La empresa cordobesa Ascentio tuvo a su cargo el diseño e implementación del Centro de Control y las Operaciones del satélite durante su vida útil.

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