¿Imaginación o realidad?: ambos procesos pueden confundirse en el cerebro según la ciencia

Científicos del Reino Unido encontraron que no hay una diferencia categórica entre lo que las personas perciben y lo que imaginan. Cuáles son los mecanismos cognitivos que explican este fenómeno, según los expertos consultados por Infobae

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Los mecanismos cerebrales que se activa ante la imaginación, en algunos casos, se superponen con los de la percepción real, según los expertos que realizaron el trabajo (Getty)
Los mecanismos cerebrales que se activa ante la imaginación, en algunos casos, se superponen con los de la percepción real, según los expertos que realizaron el trabajo (Getty)

La imaginación es, para algunas personas, un plano íntimo que está alejado y abstraído de la realidad. Sin embargo, recientemente, la ciencia puso en duda esta mirada. Un estudio realizado por expertos del University College London planteó que no hay “una diferencia categórica entre lo que se imagina y lo que se percibe como real”.

En el trabajo, que fue publicado en la revista Nature Communications, los investigadores realizaron un experimento virtual con más de 600 participantes, a quienes se les pidió que imaginaran una situación mientras observaban la pantalla de una computadora. Posteriormente, los convocados informaron qué tan nítidas habían sido las escenas en sus mentes y las describieron en detalle.

Al final del procedimiento, según analizaron los científicos, se proyectaron en las pantallas “estímulos reales (imágenes) con las mismas características que los que el participante había imaginado”. En ese tono, los resultados revelaron que los estímulos imaginados y los reales se entremezclaron a nivel cerebral.

“Cuando las señales virtuales o imaginarias son lo suficientemente fuertes, se vuelven subjetivamente indistinguibles de la realidad. Debido a que los mecanismos cerebrales y neuronales que sustentan las imágenes se superponen con los que sustentan la percepción real, una pregunta fundamental es cómo se mantienen separadas la realidad y la imaginación”, postularon los especialistas.

La neurociencia aún investiga los motivos de esta especie de confusión entre realidad e imaginación (Getty)
La neurociencia aún investiga los motivos de esta especie de confusión entre realidad e imaginación (Getty)

El autor principal del trabajo, Stephen Fleming, analizó: “Normalmente, la imaginación es relativamente débil, por lo que no la confundimos con la realidad Pero si, como en estos casos, la imaginación se vuelve lo suficientemente fuerte o vívida, puede ser tratada como real. En escenarios de un futuro cercano, en los que la estimulación cerebral o la tecnología de realidad virtual se conviertan en fuentes novedosas de fuertes señales sensoriales, nuestros hallazgos implican que puede ser más difícil de lo que pensamos distinguir la realidad de la irrealidad”.

Por su parte, Nadine Dijkstra, colega de Fleming, apuntó: “En la vida diaria, a menudo imaginamos cosas que no existen. Por ejemplo, si nos preguntan si las orejas de un gato son redondas o puntiagudas, podríamos inspeccionar una imagen mental en el ojo de nuestra mente para responder la pregunta. La neurociencia ha descubierto que la imaginación y la percepción se basan en circuitos cerebrales superpuestos. Nos interesaba saber si esta superposición lleva a confusión entre los dos: dado que están involucrados los mismos circuitos, ¿cómo podemos estar seguros de qué es real y qué no?”.

Infobae analizó los resultados de este estudio junto al neurólogo Alejandro Andersson. “En este caso, descubrieron que los estímulos imaginados y percibidos se mezclaron en la mente de los participantes. Cuando imaginaron con más nitidez, fueron más propensos a creer que habían visto un estímulo real. En cambio, cuando la imaginación es débil, normalmente no se confunde con la realidad. Lo que se concluye es que si la imaginación se vuelve lo suficientemente fuerte o vívida, puede llegar a ser tratada como real”, consideró el profesional.

Y sumó: “La línea entre la imaginación y la realidad se vuelve más borrosa a medida que la experiencia se vuelve más vívida. Neurocientíficamente, la imaginación y la percepción tienen una gran superposición en términos de las regiones del cerebro que se activan durante estos procesos. Ambos procesos involucran a áreas del cerebro como el lóbulo parietal, el lóbulo temporal y la corteza prefrontal, que son importantes para procesar la información sensorial y crear una representación de la realidad”.

De acuerdo a una de las autoras, Nadine Dijkstra, a veces podemos imaginar "cosas que no existen" (Sara Moser/Washington University)
De acuerdo a una de las autoras, Nadine Dijkstra, a veces podemos imaginar "cosas que no existen" (Sara Moser/Washington University)

Para Andersson, “cuando imaginamos, generamos una imagen mental de algo que no está presente en el entorno físico. Esta imagen mental puede ser tan vívida que, las mismas regiones del cerebro que se activarían si viéramos algo real, se activan también durante la imaginación. Por lo tanto, cuando una persona está imaginando algo, y luego se presenta una foto real que es similar o igual, puede ser difícil a nivel neurológico distinguir entre lo que es real y lo que es imaginado”.

En tanto, Pedro Bekinschtein, biólogo especializado en neurobiología del comportamiento, director de investigación en Fundación INECO e investigador del CONICET, dialogó con Infobae y aportó: “Tanto la percepción como la imaginación comparten sustratos cerebrales, porque las áreas que se activan son similares en ambos casos. Esto se viene estudiando hace tiempo y, a veces, hay alguna discrepancia, pero en general la conclusión es esa. Uno divide el cerebro en distintas funciones y procesos cognitivos, pero a veces se superponen bastante y es difícil diferenciarlos”.

En segundo término, Bekinschtein postuló: “Hay trabajos en los que les piden a las personas recordar una escena del pasado y, a la vez, imaginar una situación en el futuro. A nivel neural, se observa que se superponen las áreas en estos dos procesos. De hecho, hay pacientes con lesiones en el hipocampo que tienen amnesia profunda y tienen, también, la imposibilidad de imaginar escenas en el futuro. Por lo tanto, estas personas pierden la memoria episódica y la capacidad de imaginación hacia adelante en el tiempo”.

“Lo que llamamos realidad es algo flexible y maleable, no se trata de una cuestión fija que todos percibimos de la misma manera -siguió Bekinschtein-. Todos los estímulos, es decir lo que vemos o percibimos durante el día, no solo se procesan a nivel sensorial (de los sentidos) sino también de arriba hacia abajo: uno interpreta esos estímulos en base a su experiencia y al estado interno en el que se encuentra. Por ejemplo, si una persona está de mal humor y observa a alguien que le levanta la mano, puede pensar que le van a pegar, cuando en realidad solo lo están saludando. En ese sentido, en el trabajo de Nature dicen que no hay una gran diferencia cognitiva cuando uno percibe y cuando uno imagina”.

El sistema límbico es el área del cerebro en el que está la imaginación, de acuerdo a lo postulado por la neuropsicóloga Cynthia Zaiats (Getty)
El sistema límbico es el área del cerebro en el que está la imaginación, de acuerdo a lo postulado por la neuropsicóloga Cynthia Zaiats (Getty)

A su turno, Cynthia Zaiatz, neuropsicóloga y jefa del área de Salud Mental del Sanatorio Modelo de Caseros, sostuvo: “La neurociencia demostró que cuando ponemos a una persona a imaginar algo, se activan los mismos sectores cerebrales que cuando estamos viviendo una situación real. El cerebro está conformado por el encéfalo, que ocupa el mayor volumen y está en la parte interior del cráneo. Luego está la corteza fina, que es la capa de materia gris y cubre los hemisferios cerebrales, que tienen como función el procesamiento de las percepciones, la comprensión y el pensamiento. Dentro de todo esto, aparece la imaginación, que está en la parte más antigua del cerebro humano: el sistema límbico”.

“Dentro del sistema límbico —agregó Zaiatz— están el hipotálamo, el tálamo, la amígdala, el hipocampo, el cerebelo y la base gangliar. La amígdala, que es lo más viejo que tenemos los seres humanos, es una parte que utilizamos cuando huimos, atacamos, cuando hay miedo y también cuando imaginamos. En esta investigación de la revista Nature, los expertos activaron el sistema límbico, que entiende que la imagen que muestran es real. De todos modos, todavía está en estudio la explicación de por qué, cuando nos proponen imaginar algo, creemos que es verdad”.

Finalmente, la experta describió: “Cuando la imaginación se convierte en una realidad absoluta para la persona, puede ver cosas que no están y las creen reales, como sucede en la esquizofrenia. Por eso la neuropsicología está estudiando tanto este tema. Además, nosotros vemos el mundo a partir de nuestras perspectivas y nuestros conocimientos, y lo vamos creando desde esa área”.

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