El médico obstetra argentino José Belizán honró a las mujeres antes que muchos. Y lo hizo en silencio. No necesitó pancartas, ni símbolos reivindicatorios. Las honró y acompañó porque conoció bien de cerca su dolor. Y se apalancó en la ciencia para ayudarlas y desde allí transformó la salud materno-infantil de las de su tierra y alrededores. Hoy, el mundo dio cuenta de su gran aporte.
Se convirtió así en el flamante ganador de la edición 2023 del prestigioso premio Gairdner de Canadá por su contribución a la salud global. La Fundación Gairdner, con sede en Toronto, reconoce cada año -desde 1959- a los científicos de renombre mundial que hicieron contribuciones transformadoras a la investigación que impacta en la salud humana. De los ya 460 ganadores del galardón, casi un cuarto (96) recibieron después el Nobel , por lo que al igual de lo que sucede con el Premio Lasker se lo considera una especie de “anticipo” de quienes luego recibirán el lauro de la academia sueca.
Belizán es el septimo ganador latinoamericano y el quinto argentino. Se sumó a la lista detrás de los premio Nobel locales como Luis Federico Leloir y César Milstein. Aparte, y por su rol de creador de la técnica del bypass coronario, también lo recibió el siempre recordado cardiocirujano René Favaloro; y el neurocientífico Alberto Aguayo (nacionalizado canadiense pero nacido en Bahía Blanca). Los restantes ganadores de la región son el epidemiólogo brasileño César Victora (2017) y su colega colombiana Nubia Miñoz.
Su camino preciso e inclaudicable a lo largo de 50 años de trayectoria científica fue visibilizar el dolor de las mujeres durante el embarazo y observar que morían por razones que la medicina podía prevenir. Esos fueron, nada más ni nada menos, los motores fundamentales de su investigación clínica.
Belizán es un ejemplo inspirador gracias a sus investigaciones pioneras vinculadas a la hipertensión durante el embarazo o preeclampsia -una de las principales causas de muerte durante la gestación- que salvó la vida de millones de mujeres embarazadas.
La Fundación Gairdner calificó al obstetra argentino como “un pionero en el campo de la investigación en salud materno infantil en América Latina e internacionalmente”. Entre los fundamentos de la elección para haberlo elegido ganador argumentó “el desarrollo de intervenciones globales innovadoras, basadas en evidencia y de bajo costo en la salud materno infantil durante el período perinatal, mejorando el bienestar y la atención durante el embarazo, reduciendo la morbilidad y mortalidad, y promoviendo la equidad en poblaciones vulnerables”.
Sus inicios en la investigación clínica se remontan a la década del 70, cuando quienes se dedicaban a los estudios sobre la salud reproductiva de la mujer eran minoría. A través de ensayos clínicos, comprobó que la ingesta adecuada de calcio previene la hipertensión durante el embarazo. El hallazgo fue retomado y replicado en más de 27 estudios globales y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo adoptó como una recomendación clave para disminuir las tasas de morbilidad y mortalidad en el embarazo y posparto.
Consultado por Infobae por su sentir al recibir esta distinción internacional, Belizán expresó: “Es una honra muy grande y es un reconocimiento a todo lo hecho, muchas veces el crítico más grande que tiene un científico es uno mismo. Uno siempre objeta lo que hace, lo revisa, repasa todos los análisis y números antes de publicar, y el hecho de que alguien externo reconozca lo que uno hace es un estímulo grande”.
“El premio Gairdner valora el trabajo en países de bajos y medianos ingresos, y reconoce el trabajo en equidad, pilares que definitivamente he desarrollado a lo largo de mi carrera, siempre he trabajado en Latinoamérica, también en algunas relaciones con África, siempre he buscado la equidad en el acceso de salud con intervenciones médicas que puedan afectar a grandes grupos humanos con problemas”, dijo emocionado a Infobae.
La lista de ganadores anteriores incluye a destacados referentes de la ciencia argentina, como los premios Nobel Luis Federico Leloir y César Milstein. Y el cardiocirujano René Favaloro. Y a grandes investigadores de renombre mundial, como Katalin Karikó y Drew Weissman, que desarrollaron la tecnología de ARN mensajero utilizada en las vacunas COVID; a Anthony Fauci, el infectólogo que estuvo al frente de la respuesta ante la pandemia de COVID en EEUU; a Luc Montagnier y Robert Gallo, que descubrieron el virus VIH/Sida; a Shinya Yamanaka, descubridor de la reprogramación celular que permite obtener células “jóvenes” a partir de células maduras de la piel, y a James Watson, Francis Crick y Craig Venter, padres de la genética moderna y del Proyecto Genoma Humano, entre otros.
Integrar ese listado de mentes brillantes habla de los aportes a la salud global del trabajo de Belizán, a quien le cuesta verse en tan distinguida selección de científicos célebres, según cuenta a Infobae en una charla distendida desde su casa de Rosario.
“Me sorprendí mucho al ver la lista de ganadores anteriores, espero estar a la altura de ellos y sé que en cierta medida así es”, señaló desde la humildad con la que encaró sus investigaciones que han sido replicadas en todo el mundo.“En Canadá, por ejemplo, han implementado los estudios que hemos hecho en episiotomía. También la OMS incluye en sus recomendaciones estudios originales nuestros para prevenir la preeclampsia”, explicó Belizán a Infobae.
La medicina con mirada humana
“En Latinoamérica y en el mundo la hipertensión en el embarazo y posparto es la principal causa obstétrica de muerte, una complicación muy seria que causa en el mundo entre 50.000 a 70.000 muertes maternas por año. Además, a nivel global, la preeclampsia provoca cerca de 500.000 decesos neonatales y fetales anuales”, señaló el investigador a Infobae.
Frente a este escenario, el doctor Belizán entendió desde siempre que la medicina es una ciencia al servicio de la salud de las personas, y desde esa vocación por brindar bienestar, enfocó su investigación en las mujeres, indagó en sus dolores durante el embarazo, puso el foco en cómo morían por causas prevenibles y cuáles eran los riesgos que ponían en juego su vida y la del bebé.
El factor Guatemala
“Comparados con otros países de la región, la incidencia de preeclampsia (presión arterial alta durante el embarazo) en Guatemala era muy baja, aún en poblaciones indígenas de bajos recursos. Investigué si había un factor que prevenía la aparición de esa enfermedad. A través de encuestas nutricionales, encontramos que las mujeres de más bajos recursos tenían una ingesta muy alta de calcio, no por el consumo de lácteos, sino por una costumbre milenaria de los mayas para preparar las tortillas de maíz: la nixtamalización, o agregado de cal al maíz antes de la molienda”, explicó el médico obstetra.
Esta observación inicial en las comunidades indígenas de Centroamérica mostraba que las mujeres lograban una ingesta muy alta de calcio, aunque no tomaran leche: “Entonces, pensé que podía haber una relación inversa entre el consumo de calcio y la aparición de la hipertensión del embarazo”, recordó Belizán. Luego, a lo largo de varias décadas, estudios en animales y luego ensayos clínicos lograron probar esa asociación.
Aquellos años de investigación en poblaciones vulnerables dieron sus frutos: “Tuvimos el orgullo de que, 40 años después de la observación inicial, la OMS emitiera una recomendación global de que toda mujer con baja ingesta de calcio basal reciba suplementos para prevenir la enfermedad”.
Mitigar el dolor materno
“Al hacer investigación clínica estamos en contacto con muchas mujeres embarazadas y notamos que ellas sufrían mucho con la episiotomía (incisión que se hace entre la zona vaginal durante el parto). Investigando encontramos que no había evidencia que justificara su realización como un procedimiento de rutina”, señaló el obstetra a este medio.
Mediante un estudio en Rosario y Neuquén, Belizán y su equipo de trabajo comprobaron que la episiotomía no debe realizarse en todos los casos, ya que puede traer más daños que beneficios a la mujer: como molestias, hematomas y dolores persistentes en un momento clave como son las primeras semanas tras el parto.
“Es un procedimiento muy agresivo. Después de cada parto, en un periodo tan relevante de la relación entre la madre y su hijo, sufren molestias y dolores a causa de ese corte”, describió con su ojo clínico puesto en las pacientes y su experiencia personal.
El trabajo en Argentina se publicó en la prestigiosa revista The Lancet en 1993 y, a partir de esa evidencia, la OMS también emitió una recomendación en contra del uso rutinario de esa práctica, lo que provocó que la práctica se redujera en todo el mundo. Belizán también documentó que muchas cesáreas no eran necesarias.
“Haciendo buenos estudios, publicándolos en revistas importantes, y por cierto no es fácil publicar en The Lancet, pero trabajando con pasión, con ímpetu y una intensidad grande, se logran los objetivos”.
Nuevas investigaciones para la salud materna
A sus 77 años, el doctor Belizán no pierde el entusiasmo ni la motivación para encontrar soluciones innovadoras en el camino de reducir la preeclampsia en el embarazo y posparto. En la actualidad, está trabajando en distintos tipos de suplementación de calcio en el embarazo y así disminuir una de las principales causas de mortalidad entre las mujeres gestantes.
“Las embarazadas argentinas tienen una ingesta baja de calcio. Por más que exista el acceso a los lácteos, los niveles están en menos de la mitad de lo que deberían ingerir. Como cambiar los hábitos alimenticios es muy difícil, estamos estudiando si podemos a través de fortificaciones de alimentos habituales en la dieta, fundamentalmente la harina de trigo o fortificación del agua, podemos llegar a la población de embarazadas de forma masiva y con equidad”, detalló a Infobae.
El obstetra argentino mostró al mundo que investigar sin descanso con un objetivo claro como el acceso equitativo a la salud, es posible aún en países periféricos con todas las dificultades y desafíos que enfrenta el sistema científico.
—¿Se siente un pionero en la investigación clínica en salud materno infantil?
—Belizán: No sé si me considero un pionero, pero sí que contribuí. Ocupé un rol de formador de profesionales de la salud, particularmente cuando fui director del Centro Latinoamericano de Perinatología y Desarrollo Humano (CLAP) de la OPS, en Montevideo. Allí hice una tarea intensa en formación de recursos para investigación clínica que impactó en toda América Latina.
La Fundación Gairdner resumió la trayectoria y el aporte del obstetra argentino al sistema científico global al señalar que la influencia del doctor Belizán se extiende más allá de sus propias investigaciones. Lo hace inspirando a una nueva generación de investigadores y liderando el cambio hacia sociedades más equitativas.
Entrevista: María Eugenia Cazeneuve
Seguir leyendo: