Bien conocido es el llamado “efecto rebote” que sufren quienes se someten a dietas restrictivas para bajar de peso. Es que los planes de alimentación que restringen nutrientes esenciales para el organismo, como los hidratos de carbono por mencionar algunos, no sólo son difíciles de sostener en el tiempo sino que, además, promueven la “re ganancia” de peso una vez que se abandonan.
Es por eso que en el último tiempo los especialistas en nutrición se esfuerzan en explicar que son los cambios de hábitos a largo plazo -y no las dietas exprés- los que fomentarán una pérdida de peso saludable y duradera.
Pero ¿cuál es la causa de ese efecto “yo-yo”? Según acaban de demostrar investigadores del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo y la Facultad de Medicina de Harvard, en un estudio en ratones, “la comunicación en el cerebro cambia durante una dieta: las células nerviosas que median la sensación de hambre reciben señales más fuertes, por lo que los ratones comen significativamente más después de la dieta”.
De allí que, para ellos, “hacer dieta y aumentar de peso más rápidamente” son casi dos caras de la misma moneda. A largo plazo, estos hallazgos que fueron publicados en la revista Cell Metabolism “podrían ayudar a desarrollar fármacos para prevenir esta amplificación y ayudar a mantener un peso corporal reducido después de la dieta”, destacaron los investigadores.
Henning Fenselau es investigador del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo, y quien estuvo a cargo del estudio, y explicó que “la gente se ha fijado principalmente en los efectos a corto plazo después de hacer dieta”, pero remarcó que ellos querían ver “qué cambios suceden en el cerebro a largo plazo”.
Con este fin, los autores del trabajo pusieron a los ratones a dieta y evaluaron qué circuitos en el cerebro cambiaron. En particular, examinaron un grupo de neuronas en el hipotálamo -las neuronas AgRP-, que se sabe que controlan la sensación de hambre.
Pudieron demostrar que las vías neuronales que estimulan las neuronas AgRP enviaban señales aumentadas cuando los ratones estaban a dieta. Este profundo cambio en el cerebro se pudo detectar durante mucho tiempo después de la dieta.
¿Es posible prevenir el rebote?
Los investigadores también lograron inhibir selectivamente las vías neuronales en ratones que activan las neuronas AgRP. Esto condujo a un aumento de peso significativamente menor después de la dieta, lo que, para Fenselau, “podría dar la oportunidad de disminuir el efecto yo-yo”.
Y tras remarcar que a largo plazo, el objetivo “es encontrar terapias para humanos que puedan ayudar a mantener la pérdida de peso corporal después de hacer dieta”, destacó que para lograrlo continúan explorando “cómo podrían bloquear los mecanismos que median el fortalecimiento de las vías neuronales en humanos también”.
Para el coautor del estudio, Bradford Lowell, de la Escuela de Medicina de Harvard, “este trabajo aumenta la comprensión de cómo los diagramas de cableado neuronal controlan el hambre”. “Anteriormente habíamos descubierto un conjunto clave de neuronas aguas arriba que hacen sinapsis física y excitan las neuronas del hambre AgRP. En nuestro estudio actual, encontramos que la conexión física del neurotransmisor entre estas dos neuronas, en un proceso llamado plasticidad sináptica, aumenta considerablemente con la dieta y la pérdida de peso, y esto conduce a un hambre excesiva de larga duración”, concluyó.
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