Un científico aseguró que el COVID-19 surgió de una fuga de laboratorio en China, pero ignoraron su investigación

El doctor Steven Quay escribió esta semana una columna en Newsweek en la que cuenta sobre su teoría y cómo nadie le prestó atención

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Tres años después del inicio de la pandemia, aún no está claro si el coronavirus que provoca esta enfermedad salió de un laboratorio (REUTERS/Thomas Peter/File Photo)
Tres años después del inicio de la pandemia, aún no está claro si el coronavirus que provoca esta enfermedad salió de un laboratorio (REUTERS/Thomas Peter/File Photo)

Los orígenes del COVID-19 siguen siendo difusos. Tres años después del inicio de la pandemia, aún no está claro si el coronavirus que provoca esta enfermedad salió de un laboratorio o llegó al ser humano desde un animal.

El doctor Steven Quay, médico científico y autor de Stay Safe: A Physician’s Guide To Survive Coronavirus, escribió esta semana una columna en el medio estadounidense Newsweek en la que afirma que sospechó de una fuga de laboratorio de China desde el principio, pero su investigación fue rechazada.

“Cuando vi inicialmente el genoma viral, en enero de 2020, noté algo bastante esotérico. El virus que luego llamaríamos SARS-CoV-2 tiene algo llamado sitio de escisión de furina (FCS, por sus siglas en inglés)”, escribe el médico. “El FCS, que nunca antes se había visto en un coronavirus relacionado con el SARS-CoV-2, es una característica genética que facilita que un virus infecte células humanas. Entonces, cuando vi este FCS en el SARS-CoV-2, supe que iba a facilitar la infección de las células y la evasión del sistema inmunitario al penetrar en las células vecinas”.

Sabiendo que no se encontraron FCS en la naturaleza en estos virus relacionados con el SARS, Quay también sabía que durante años los científicos han estado colocando artificialmente nuevos FCS en los virus para ver qué hacen, y en cada caso que había visto, en el que publicaron sus resultados, ha aumentado la infectividad, la transmisibilidad, la patogenicidad o una combinación de ellas, según explica en Newsweek.

“Descubrí que cuando observas este virus, no tenía ninguna de las propiedades de una infección natural y todavía no las tiene hasta el día de hoy. No he encontrado ni una pizca de evidencia real que respalde la idea de que el SARS-CoV-2 es un tipo de infección indirecta que hayamos visto en el pasado”, alerta.

A finales de 2020, realizó un análisis en el que determinó que había “un 99% de probabilidad de que el SARS-CoV-2 no fuera una zoonosis natural, sino un derivado de laboratorio. Si bien creo que muy pocas personas se centraron en las teorías sobre el origen de este virus en ese momento, soy una de las muchas personas en mi campo que recibió muchas críticas sobre esta premisa”.

Steven Quay (LinkedIn)
Steven Quay (LinkedIn)

En 2020, relata, tanto él como sus colegas que decían cosas similares enviaron artículos para que fueran revisados por pares, “pero fueron rechazados sin ninguna revisión de los méritos de los datos y por quién sabe quién en las revistas. En estos casos, nunca se ofrecieron comentarios o críticas científicas, simplemente dijeron de manera efectiva: ‘Estamos ocupados, no podemos molestarnos en enviarlo para revisión por pares’”.

“En mi opinión, estaban controlando esa información de una manera muy inmoral”, denuncia.

Y agrega: “No creo que los peligros de una guerra nuclear estén ni siquiera cerca de los peligros de los virus modificados genéticamente. Se lanzaron dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki y afectaron a cientos de miles de personas, pero la pandemia de COVID-19 ha afectado a todos en el planeta”.

A principios de mes, el Departamento de Energía de EEUU confirmó que un reporte clasificado había llegado a la conclusión —con un bajo nivel de certeza— de que el virus se había escapado de un laboratorio. En cuestión de horas, las menciones en internet a las teorías conspirativas sobre el COVID-19 comenzaron a surgir, y mucha gente dijo que el reporte clasificado demostraba que habían tenido razón desde el principio.

El reporte del Departamento de Energía se suma a otros intentos de científicos y autoridades por identificar el origen del virus, que ha matado a casi 7 millones de personas desde que fue detectado por primera vez en la ciudad central china de Wuhan a finales de 2019.

El reporte no se ha hecho público, y funcionarios en Washington recalcaron que varias agencias estadounidenses discrepan sobre el origen. El director del FBI, Christopher Wray, comentó a la cadena Fox News que la agencia ha evaluado “desde hace bastante tiempo” que los orígenes de la pandemia son “muy probablemente un posible incidente de laboratorio en Wuhan.”

Pero otros miembros de la comunidad de inteligencia estadounidense no están de acuerdo, y no hay consenso. Muchos científicos creen que la explicación más probable es que el coronavirus que provoca el COVID-19 pasara de animales a los humanos, posiblemente en el mercado de Huanan en Wuhan, una hipótesis respaldada por varios estudios e informes. La Organización Mundial de la Salud ha dicho que si bien el origen animal sigue siendo el más probable, la posibilidad de una fuga de laboratorio debe ser investigada más a fondo antes de poder descartarse por completo.

Aunque la teoría de la fuga de laboratorio circula por internet desde que comenzó la pandemia, las referencias a la idea subieron un 100.000% en las 48 horas desde que se reveló el reporte del Departamento de Energía (Photo by JOHANNES EISELE / AFP)
Aunque la teoría de la fuga de laboratorio circula por internet desde que comenzó la pandemia, las referencias a la idea subieron un 100.000% en las 48 horas desde que se reveló el reporte del Departamento de Energía (Photo by JOHANNES EISELE / AFP)

La viróloga Angela Rasmussen dijo que la gente debe tener la mente abierta sobre las pruebas empleadas en el análisis del Departamento de Energía. Sin embargo, señaló que sin evaluar el informe clasificado, no puede valorar si es lo suficientemente persuasivo como para cuestionar la conclusión de que el virus se propagó a partir de un animal.

“La mayoría de las pruebas siguen apoyando el origen natural”, dijo Rasmussen a la agencia de noticias AP. “Soy una científica. Necesito ver las pruebas más que creer en la palabra del director del FBI”.

Aunque la teoría de la fuga de laboratorio circula por internet desde que comenzó la pandemia, las referencias a la idea subieron un 100.000% en las 48 horas desde que se reveló el reporte del Departamento de Energía, según el análisis de Zignal, que revisó redes sociales, blogs y otros sitios. Muchas de las teorías conspirativas se contradicen unas a otras, y a los hallazgos del reporte del Departamento de Energía.

Con tantas preguntas sin respuesta sobre un fenómeno mundial que se ha cobrado muchas vidas y trastocado muchas más, no es sorprendente en absoluto que el COVID-19 aún pueda generar tanto enojo y desinformación, explicó Bret Schafer, experto de la Alliance for Securing Democracy, una organización con sede en Washington que sigue la propaganda gubernamental sobre el COVID-19.

“La pandemia fue increíblemente desestabilizadora para todo el mundo. La intensidad de los sentimientos sobre el COVID, no creo que eso vaya a desaparecer”, dijo Schafer. “Y cada vez que surge algo nuevo, reaviva estas quejas y frustraciones, reales o imaginarias”.

(Con información de AP)

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